¿A qué huelen las nubes? Nos preguntaba hace años una conocida marca de productos de higiene femenina. Otro anuncio nos ponía de fondo la canción «Don’t worry, be happy» sentando las bases de unos comerciales plagados de color y noñerías dando una imagen tan alejada y distorsionada de la mujer que parece mentira que se haya impuesto esa forma de hacer anuncios hasta la actualidad ¿es que no hay mujeres anunciantes a las que les repugne esa visión cupqueipquiana de la mujer? o quizá es que en esto, como en tantas otras cosas, se ha impuesto la visión histórica de la menstruación en la que lo que menos importa es la mujer. Lo importante es no ofender.
Porque durante cientos, miles de años, los asuntos íntimos de una mujer han sido identificados con lo oscuro, lo impuro, lo sucio. En algunas culturas las mujeres menstruantes eran (y son) apartadas de la vida social y en la tecnológica España podemos escuchar a las no tan ancianas decir que si estás con la regla no puedes hacer mayonesa porque se corta y mil historias para no dormir como esas, haciendo que en nuestra sociedad del siglo XXI aún podamos sentir ese poso de rechazo hacia algo biológico tan corriente como respirar o dormir que, siglo tras siglo, ha ido calando hasta casi formar parte de nuestro ADN.
Y gracias a los anuncios de televisión hemos pasado de no hablar de la menstruación a hacerlo con histriónicas sonrisas, faldas ultra cortas, coreografías imposibles y mujeres púberes encantadas de conocerse. Felices por el mero hecho de colocarse una compresa y poder lucir shorts y mini faldas. Mujeres con trampa y cartón de las que no nos dejan atisbar un pedazo de su alma, sus inquietudes, sus sueños, sus vivencias. Tan irreales que anuncian productos de higiene femenina sólo aptos para reinas y princesas de cuento. Porque sólo ellas tienen la sangre azul.
Con estos anuncios se muestra una imagen de la mujer totalmente contrapuesta a la imagen que en Orgànics Magazine tenemos de nosotras mismas. Una imagen caricaturizada de una mujer siempre dispuesta a ir a una fiesta de cupcakes. Claro que sí, guapi.
¿De verdad esa es la imagen de la mujer que nos ilustra? ¿es eso lo que queremos que nuestras hijas, nietas o sobrinas vean en los medios de comunicación sobre ser mujer?
Definitivamente para Orgànics Magazine, no. No queremos que ningún anuncio les diga a nuestras sobrina que eso es ser mujer. Porque se puede hacer anuncios bellísimos de compresas mostrando la realidad. Y mostrando sangre. Sangre y mujeres. Sangre y superación. Sangre y dolor. Sangre guerrera. Sangre roja.
Así que, tomando como punto de partida la imagen que de la mujer se tiene en estos anuncios en los que las mujeres sólo danzan y pasean como si fueran hasta arriba de antidepresivos ¿Cómo vamos a pedir unos productos de higiene femenina sin tóxicos? Porque para los fabricantes lo importante no es nuestra salud. Es que ni se note, ni lo notes.
Saber la composición real de una compresa queda tan fuera de nuestro alcance como hacer que el IVA de estos productos baje al 4%.
Por eso hoy hablamos con Cristina, de marca de productos de higiene femenina Nur. La primera marca de compresas ecológicas made in Spain distribuida por La Rueda Natural y con quien hemos charlado sobre la composición de estos productos con los que tenemos un contacto tan íntimo.
¿Cómo está hecha una compresa tradicional?
En síntesis cualquier compresa tiene un núcleo de absorción y una lámina envolvente, una de cuyas caras está en contacto con la piel y la otra queda cubierta por una segunda lámina plástica, que evita filtraciones, y que se sujeta a la ropa interior mediante un adhesivo. Las variaciones sobre esta estructura son múltiples (varios núcleos o láminas, sujeción con “alas”…), y atienden a diversas necesidades de absorción y uso (salvaslip, ultrafina, noche …)
El núcleo absorbente se elabora por lo general con pasta de celulosa de origen vegetal, que ha sido blanqueada, y algún tipo de SAP -polímero superabsorbente en polvo que retiene el sangrado en forma de gel- derivado del petroleo (el más común es el poliacrilato de sodio). La lámina envolvente suele ser de algodón mezclado con fibras sintéticas como rayón y viscosa, y la lamina dorsal plástica es también un derivado del petróleo. A menudo se añaden al núcleo ingredientes neutralizadores de olor y color, responsables del ennegrecimiento y olor homogéneo de las compresas, sea cual sea el sangrado.
¿Por qué las consumidoras no podemos saber de qué están hechos nuestros productos de higiene femenina, si están clorados, si llevan pvc, si contienen sustancias sintéticas para hacerlas más suaves a la piel…?
Como veis, he sido deliberadamente ambigua (“suelen”, “en general”, “a menudo”…) al describir la composición porque, de hecho, queda totalmente a criterio del fabricante. A pesar de que las compresas estarán en contacto con la piel, y a diferencia de los productos que se consideran alimentarios, médicos o textiles, la legislación comunitaria no obliga a detallar qué contienen, y es habitual que las indicaciones de composición del fabricante se reduzcan al nombre comercial de algún componente novedoso que hayan introducido.
Me parece una situación sorprendente, si tenemos en cuenta que la piel es altamente permeable (en especial los labios e interior de la vagina) y absorbe fácilmente los productos con los que se halla en contacto, trasladándolos al torrente sanguíneo sin pasar por el filtro de la digestión. En cierto modo, poner una sustancia química sobre la piel puede ser peor que ingerirla.
Y hay que pensar que nada impide al fabricante, salvo su autocontrol, el uso de tratamientos o materias primas que, aún a falta de normativa y estudios concluyentes, numerosas asociaciones de consumidores consideran potencialmente peligrosos.
Por poner un ejemplo, la pasta de celulosa no tiene ese aspecto blanco y limpio de forma natural, y se somete a un proceso de blanqueo. El blanqueo más vistoso –y económico- se realiza con cloro, pero ese tratamiento desprende dioxinas que se acumulan en los tejidos grasos y pueden estar asociadas a alteraciones hormonales, endocrinas e inmunológicas.
El nivel de dioxinas hallado en compresas y tampones se considera dentro de un nivel de exposición “seguro”, y el fabricante siempre puede optar por tratamientos más costosos “sin cloro elemental”, que, a pesar de que siguen usando cloro, descartan la aparición de dioxinas… Finalmente, si se pretende emplear un producto totalmente libre de cloro, la alternativa más saludable pero más cara es la celulosa blanqueada con peróxido de oxígeno (agua oxigenada).
Una situación análoga se produce en el caso de las sustancias químicas que se usan como plastificantes (Bisfenol A), el polietileno (PET), polipropileno y glicol de propileno, los colorantes artificiales y adhesivos que “en general” incluye la composición de láminas y núcleos de las compresas.
¿Por qué creéis que debemos apostar por el uso de productos de higiene femenina ecológicos?
Las razones son múltiples: salud y cuidado personal, vivencia consciente de tu feminidad y responsable hacia tu comunidad y hacia tu entorno… Incluso por razones económicas, puesto que, a muy corto plazo, la producción y consumo sostenible y ecológico será el único posible. Intentamos resumirlas en el mensaje “respétate a ti misma, respeta a tu entorno”.
¿De qué están hechos las compresas ecológicas Nur?
Las compresas NUR tienen un núcleo y doble lámina envolvente de algodón 100% orgánico con certificación Global Organic Textile Standard (GOTS), y lámina protectora PLA (ácido poliláctico) a partir de biocomponentes vegetales.
Gracias a las propiedades naturales del algodón, son hipoalergénicas, tienen tacto y transpiración natural, y gran capacidad de absorción.
En el caso de las compresas Anatómica y Post-Parto, por los especiales requerimientos de grosor y absorción, el núcleo está formado de pasta de biocelulosa procedente de bosques sostenibles, y blanqueada con peróxido de hidrógeno (certificaciones TCF, PEFC y FSC)
Todos los componentes (incluso el adhesivo y los embalajes) son compostables en un 99’08% (la parte no compostable es el recubrimiento de silicona en el papel que protege el adhesivo, que se deshecha antes de usar la compresa)
No contienen tintes ni aditivos, ni tampoco perfumes que interfieran el color y olor natural del sangrado.
Además de las indicadas, tienen las más altas certificaciones medioambientales: BPA Free, OK Compost Vinçcotte y Punto Verde.
NurCup es una copa menstrual reutilizable que se adapta perfectamente a las paredes vaginales recogiendo el flujo menstrual. Está fabricada en Silicona Quirúrgica (100% Platinum Silicone), material seguro y que evita alergias e irritaciones. Es una alternativa a las compresas y tampones, de uso interno compatible con cualquier actividad y prenda, que permite observar la coloración y el volumen del sangrado, y que, por su larga vida útil, reduce drásticamente la generación de residuos.
Además de productos de higiene tenéis dos esencias florales que nos han parecido muy interesantes, habladnos de ellas y de sus usos.
Las Esencias se elaboran a partir de flores con el método de cristal o geoda para la transmisión energética, sin dañar a ningún ser vivo, con mucho respeto y amor a la naturaleza. Son esencias energéticas; su trabajo es vibratorio y actúan a todos los niveles, desde el físico al más sutil.
Nur inicia su catálogo de esencias con Vitex Agnus Castus (sauzgatillo), para regular el ciclo hormonal y aliviar los efectos del síndrome premenstrual. Y la Clitoria Ternatea (conchita azul) para liberar los bloqueos y sanar heridas emocionales de experiencias sexuales indeseadas.
Nur es el resultado de abordar la menstruación sin estereotipos ni tabúes, para que se sienta con naturalidad lo que es perfectamente natural, como un aspecto más de la feminidad –del simple hecho de ser mujer-, en sus facetas íntima (ser una mujer contigo misma), social (ser una mujer en comunidad) y medioambiental (ser una mujer junto con tu entorno, y en el curso de los ciclos naturales).
Además, Nur Project impulsa acciones culturales y artísticas orientadas a normalizar y dar visibilidad a la menstruación. Desde esa perspectiva han lanzado Yo tengo la regla, una iniciativa que anima a las mujeres a compartir su experiencia personal de la regla y el trato que recibe en su cultura.
En Orgànics Magazine, además, hemos tenido la oportunidad de probar sus fantásticas compresas ecológicas y sus esencias florales. Sin dibujos, sin decoración, sin eslóganes ni logos. Sus compresas y salvaslips van en una fundita blanca. Dentro más blancura. La suavidad al tacto se nota desde el principio. Además, Nur tiene una amplia gama de productos, desde salvaslips, hasta las compresas post parto ¡¡muy importantes si acabas de ser mamá!!, las compresas con alas o las destinadas a las pequeñas fugas de orina, además de tener una copa menstrual de lo más higiénica.
En cuanto a las esencias florales, hemos probado la esencia de Clitoria Ternatea, aunque quizá la más adecuada para nosotras hubiera sido la de Agnus Castus Vitex ya que, además de servir para regular los ciclos y que éstos sean menos dolorosos, ayuda a regular la tiroides y a su óptimo funcionamiento, siendo un empuje también para las mujeres hipotiroideas, cosa que nos habría venido de perlas 😉
Por el resto, sus productos son idénticos a las convencionales. Bueno, no. Nur no ofrece un minuto de investigación contra el cáncer por cada pack que compras.
Nur, simplemente, no lleva tóxicos que contribuyen a que una de cada tres mujeres vayamos a padecer algún cáncer a lo largo de nuestra vida y vayamos a necesitar todos los minutos del mundo en investigación. Tóxicos que detienen nuestro tiempo y dejan nuestra vida en una angustiosa pausa de cinco años, en el mejor de los casos. Basta ya de hipocresía. Basta de gorritos rosas y de reglas azules. Defendamos el rojo pasión.