¿Acabas de enterarte de que vas a ser mamá o papá en breve?
¿Hay un nuevo bebé en la familia y quieres hacerle un regalo ecológico?
¿Acaban de decirte que tu peque sufre dermatitis atópica y estás horrorizado por la cantidad de corticoides que le han recetado?
Sea como sea, hoy voy a hablarte de la mejor cosmética ecológica para la canastilla del bebé y de algunos tóxicos que no deberían estar en sus productos de higiene, bueno ¡ni en los de nadie de la familia!
Orgànics Magazine nació gracias a mi (no ya tan) pequeño Leo.
Siempre he sido consciente de que la cosmética contenía ingredientes que estaban, cuanto menos, en tela de juicio por ser dañinos (presuntamente) pero no fue hasta que me quedé embarazada que comencé a tomarme en serio eso de la cosmética ecológica y a descubrir todas las cosas que, poco a poco, os vamos contando en este espacio.
El recién nacido
La magia que ejerce un bebé sobre las personas que lo rodean es absolutamente indescriptible, así como el instinto de protección que en nosotros despierta.
Dicen que cuando nace un bebé, nace una mamá.
Y es totalmente cierto.
Sacamos nuestro lado más primitivo cuidando de nuestros cachorros y nada hay más importante en el mundo que ellos. Amamantamos pese al cansancio y el dolor, dormimos a golpes de tres horas (con suerte), cambiamos pañales como si de nuestros retoños sólo brotara agua de manantial y nos desvelamos ante su primer resfriado.
Pero ¿cómo sabemos que estamos haciendo lo correcto cuando cuidamos su piel?
¿Cómo sabemos que los productos que usamos para su aseo no son dañinos?
¿Porque lo pone en los envases?
Si en la cosmética adulta el engaño de lo natural es abrumador, cuando se habla de bebés subimos un escalón más en el juego de la confusión, rozando lo inmoral. Conejitos, ositos y tonos pasteles nos invitan a comprar productos que se supone son suaves, delicados, que protegen la piel de tu bebé… Pero, desgraciadamente, bañar a nuestros bebés con algunos de ellos es como sumergirlos en un pozo lleno de tóxicos nada saludables para su piel y para su organismo.
La piel del bebé
Como sabrás la piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y el que mejor nos comunica con el exterior.
Nos dice si hace frío o calor, nos permite sentir el tacto de otras personas y percibir el mundo que nos rodea.
La piel también nos permite absorber sustancias del exterior y eliminar desechos de nuestro propio organismo. Pero, para un bebé, la piel es más.
Mucho más.
El tacto y el olfato son los sentidos más desarrollados de un recién nacido, y a través de los que percibe el mundo que le rodea.
La vista, de momento, sólo les permite enfocar a unos 30 centímetros de distancia.
Lo justo para encontrar el pezón de su madre y, desde allí, familiarizarse con la cara de ésta, de quien ya conoce perfectamente su voz y su olor y a la que podría distinguir entre miles de madres recién dadas a luz ¿es maravilloso, no?
Por lo que respecta a la piel, ésta es el vehículo de entrada de miles de sensaciones: frío, calor, caricias… pero también de los productos que le ponemos en ella y que penetran a un organismo con un sistema inmunológico inmaduro (por eso hay que esterilizar una y mil veces todo).
Tiene sentido, entonces, utilizar productos cuyos ingredientes, al penetrar la barrera cutánea, no puedan dañar su cuerpo, incapaz todavía de defenderse de las agresiones externas.
¿Qué no debe llevar nunca un producto para bebés?
Empecemos por lo obvio: parabenos.
Pero no lo digo yo, sino gran parte de la comunidad científica y La Unión Europea.
Te vuelvo a poner el link del folleto informativo de la UE sobre parabenos que se difundió entre los estados miembros (documento sólo hecho en inglés para que tenga la mayor difusión y conocimiento por parte de todos los ciudadanos no angloparlantes).
En este documento se dice que si bien los parabenos no son peligrosos (afirmación que igual tienen que cambiar en breve gracias al documento de la Unión Europea del 30 de enero), se aconseja no utilizar en el área perianal de los bebés menores de seis meses ya que su sistema inmunológico está inmaduro y podría no ser capaz de deshacerse de estos productos (cosa que tampoco entiendo, si no son malos ¿qué preocupación hay en que su cuerpo no se pueda deshacer correctamente de ellos?).
Ateniéndonos estrictamente a lo que la UE dice NO debemos usar toallitas con parabenos ni cremas para el culete con parabenos.
Por supuesto, hago caso omiso a las tibias recomendaciones de la Unión Europea y yo no le pongo nada con parabenos a mi hijo desde el día 1 (si quieres saber más puedes leer mis artículos sobre parabenos, sobre todo el segundo que es donde está el meollo del asunto).
En segundo lugar los controvertidos SLES y SLS (Sodium Laureth Sulfate y Sodium Lauryl Sulfate).
Puedes leer algo más sobre los controvertidos SLES y SLS aquí y sus alternativas saludables.
Estos dos ingredientes son los segundos más usados en geles y champús después del agua.
Son los responsables de la espuma que, gracias a los anuncios televisivos, en nuestro imaginario colectivo, limpieza y espuma son conceptos indisociables.
Estos compuestos son profundamente desengrasantes y nuestra piel contiene glándulas sebáceas porque ese sebo permite que la piel cumpla con sus funciones de forma correcta (el sebo y el agua forman parte del manto hidrolipídico).
Si eliminamos el sebo tenemos una piel seca, descamada y que no cumple correctamente con sus funciones (luego nuestros bebés tienen dermatitis o se les diagnostica piel atópica porque los productos que les ponemos la están dañando).
Muchos de los productos con SLES y SLS llevan, además, sustancias para suavizar la piel, lo que nos da la falsa impresión de que está correctamente hidratada (vamos, el colmo).
Tercero, nada de siliconas, aceites minerales, parafinas, vaselinas, parafinas líquidas… Si sabemos que la función de la piel es doble y que por un lado a través de ella absorbemos las cosas que nuestro organismo necesita y por otro expulsamos aquellas que nos sobran, no debemos poner productos que impidan esa importantísima función, y las siliconas son aislantes y los aceites minerales y el resto de derivados del petróleo también (algún día os hablaré de los índices de comedogenicidad y de oclusión, pero no os fiéis mucho de ellos).
Sí es cierto que retienen la humedad ¡porque evitan que ésta salga del cuerpo y con ella las cosas que nuestro organismo no necesita! Y hay diversos estudios que indican que las siliconas disuelven nuestro propio sebo, por lo que no sólo estaríamos impidiendo que sus recién estrenadas pieles funcionaran como están programadas para funcionar, sino que, además, estaríamos disolviendo su propia grasa y, con ella, destruyendo su delicado manto hidrolipídico.
Fuera los PEG’s o, lo que es lo mismo, poliethylene glycol, ni ingredientes acabados en eth- por la misma cuestión que los SLES, son compuestos etoxilados y pueden contener restos de ingredientes cancerígenos. Además son las llamadas siliconas hidrosolubles que resecan la piel aunque cuando les ponemos estas cremas su piel parezca hidratada y jugosa.
Todo lo contrario.
Fenoxietanol o Phenoxyethanol. Se usa mucho en las toallitas para bebés y en los solares (ya sabéis que si tiene menos de seis meses no debe usar solares y, si tiene más, por favor, sólo solares Bio o con filtros físicos, jamás químicos… Os dejo mi post sobre solares). Es un ingrediente orgánico bactericida y sus efectos son irritantes a largo plazo y afectan al sistema nervioso central y al hígado. El gobierno francés recomienda no usar toallitas que contengan esta sustancia en niños menores de tres años a no ser que se reduzca el umbral actual a menos de la mitad (la UE restringe su uso al 1% como máximo y Francia sitúa el umbral de seguridad en el 0’4% como máximo) y en Japón esta sustancia está prohibida. Desgraciadamente este ingrediente se esconde tras muchas flamantes etiquetas del paraben free y en muchos productos de cosmética natural en cantidades muy pequeñas, pero está. Quizá para un adulto sea de los conservantes sintéticos menos malos (que no inocuos), pero para los babys… fuera.
Nada de ftalatos. El problema de estos ingredientes es que, en muchas ocasiones, no sabes que lo llevan. Es decir, los ftalatos, además de en lacas de pelo y esmaltes de uñas donde sí figuran como ingredientes con nombres como tolueno o ftalato de dibutilo, están en los perfumes, en casi todos los perfumes (así que cuando le das al spray en la nuca y en las muñecas te estás metiendo un chute de disruptores endocrinos en los pulsos…). Por eso en los bebé jamás hay que ponerles colonia en el cuerpo. No sólo por el alcohol (casi todas las fórmulas de bebés son sin alcohol), sino por los ftalatos. Las marcas cuyo perfume no lleva ftalatos lo indica, o bien poniendo sin ftalatos o perfume sin ftalatos.
Vale.
Ahora que ya te he puesto la cabeza como un bombo con tanto dato, voy al meollo, vamos a hablar de las marcas.
Marcas
Para empezar Nenucos, Denenes, Johnson & Johnson y la mayoría de marcas blancas usan sin temor todas estas sustancias tóxicas pero legales. Estas marcas venden productos a precios muy bajos. Porque los parabenos son conservantes muy baratos, los SLS y SLES también, y los aceites minerales ya ni os cuento.
Entonces ¿marcas de farmacia?
Pues tampoco.
Primero porque son muchísimo más caras (incluso más que las ecológicas) y no tienen menos ingredientes nocivos en absoluto.
Algunas incluso tienen más para justificar esos altísimos precios.
Para la canastilla de Leo compramos un pack de Klorane Bebé de ‘Gel douceur moussant’ ¿con ese nombre cómo va a ser malo? Además no lleva ni parabenos ni jabón ni conservantes ¡ha de ser estupendo! Pues vamos al INCI y lo primero que vemos es que lleva SLES, ceteareth-60, gluteth-20, propylene glycol… veámoslo con detalle y las calificaciones de Environmental Working Group estadounidense (podéis ver la descripción completa en el link, pero os pongo la calificación al lado del 0 al 10 para las que no queráis leerlo todo, siendo el cero lo menos dañino y el 10 lo más dañino):
Aqua
Ceteareth-60 mystyl glycol: 3-7 por llevar contaminaciones de Óxido de Etileno (10) y 1,4 Dioxano (8)
Methyl gluceth-20: 0 por falta de información pero es un etoxilado como la copa de un pino
Caléndula officinalis flower extract
Citric acid: 2
Disodium edta: 0 (Aunque es un agente quelante que en muchos otros foros se califica como muy dañino)
Fragance (parfum): no indica que no lleve ftalatos…
Después de esto queda poco por decir. Por supuesto no me he aventurado a probar el resto de productos de la misma marca. Además de que cuestan un pastón ¡son pura química! Compramos un pack de dos productos y al final los usamos los adultos…
Otra de las marcas con las que nos aventuramos antes de embarcarnos en el mundo bio fue Mustela. Concretamente el champú para recién nacido que, además, combate la costra láctea. Mirad a simple vista la diferencia de ingredientes. Nada con números, nada acabado en eth-, no SLES, SLS… En el envase ya advierten (pero en letra pequeña no como un slogan, que no lleva parabenos, ftalatos ni fenoxietanol). Veamos el INCI:
Aqua
Cocoglucoside (que es lo mismo que coco-glucoside): 0
Citric acid: 2
Tetrasodium glutamate diacetate: 0
Climbazole: 0
Parfum (fragance)
Sorbic acid: 3
La diferencia es considerable y los ingredientes agresivos de esta fórmula son ácidos, que son los que ayudan a eliminar la costra láctea del bebé.
Conforme se acercaba la fecha del nacimiento de Leo, más leíamos sobre los ingredientes cosméticos. Al principio sólo nos centrábamos en los polémicos parabenos pero, desgraciadamente, el ‘libre de parabenos’ se ha convertido en un coladero de química. Las marcas exhiben sus letreros como reclamo y los ciudadanos, abrumados por tanto ingrediente y palabro extraño, compramos productos sin parabenos pensando que son totalmente inofensivos para nuestros bebés. Así que ‘sin parabenos’ es fundamental pero sabed que bajo ese anuncio puede haber mucha química tóxica.
Por ejemplo este otro producto que compré en Alcampo. Una línea ¡con un 95% de ingredientes naturales! No podía haber nada malo en ello. Además el packaging no dejaba lugar a dudas: logotipo con hojas, uso del color verde, sin parabenos ¡y muy barato! Había dado con la gallina de los huevos de oro. Hicimos acopio de toda la línea para mi bebé… Y de nuevo la terminamos usando nosotros y no el peque. Os ponemos el INCI
Aqua
Glyceryn
Disodium cocoamphodiacetate: 0
PEG-200 Hydrogenated glyceryl palmate: 3
Sorbitol: 0
Citric acid: 2
Parfum
Styrene/ Acrylates copolymer: 2
Panthenol: 1
Sweet almond oil PEG-8 Sters: 3
Una cosa hemos de agradecer a Corine de Farme, ya que fue este bote el que nos empujó a iniciar este proyecto. Nos sentimos totalmente estafadas ya que, si bien es cierto que puede contener un 95% de ingredientes naturales (con los tres primeros ingredientes –agua, glicerina y sal- podríamos llegar al 95% de la composición) el 5% restante son ingredientes sintéticos, y de los malos.
No es que la formulación de Klorane sea mucho mejor, pero ellos no juegan al engaño de lo natural y Corine de Farme sí. ¡No veáis la de post que hemos visto de bloggers convencidas de que lo que habían comprado era totalmente natural!
Recopilando información para este artículo hemos cogido unas muestrecitas que nos enviaron desde Johnson & Johnson del baño recién nacido. En el bote pone el famoso ‘no more tears’, desarrollado para el recién nacido junto con su eslógan: tan suave para la piel como el agua pura. Pues veamos si los ingredientes son tan inofensivos como el más puro H2O o todo es una enorme campaña de marketing para engañar al consumidor…
Aqua
Citric acid: 2
Ethylparaben: 4
Parfum
Con sólo echar un vistazo podemos ver que de la lista anterior tenemos de todo: PEG, SLES, phenoxyethanol y no uno, ni dos, sino tres parabenos (uno de ellos calificado con un 7). Una auténtica bomba química en la bañera de nuestros bebés. Eso sí, tu bebé no protestará si se le mete jabón en los ojos porque tiene el sistema patentado ‘no more tears’.
Como este ejemplo hay miles en las estanterías de los supermercados y de marcas conocidísimas y que se dedican, casi exclusivamente, a producir productos para los bebés y que ponen mucho empeño (y sobre todo euros) en anunciarse como inocuas, cuando las marcas realmente buenas no tienen para gastar en publicidad porque lo invierten en ingredientes de calidad (no os imagináis lo tremendamente barato que es producir cosmética tóxica, aunque nos la vendan a precio de oro y revestida con ositos y conejitos tras un mostrador de farmacia).
La crema o aceite corporal
Si utilizamos un gel y un champú que respete la piel de nuestro bebé (no porque lo ponga en el bote, sino porque sus ingredientes no son agresivos, sobre todo recordad nada de sodium laureth sulfate ni sodium lauryl sulfate, PEG’s y parabenos) no es necesario poner crema hidratante, porque el manto hidrolipídico de nuestro bebé hace esa función perfectamente (igual que la de los adultos, sólo que nuestro manto está bastante maltrecho por los agentes químicos que le hemos echado a lo largo de nuestra vida, así como por factores ambientales).
Sólo es necesaria en caso de eccemas, rojeces, dermatitis u otras afecciones del bebé. Si no, utilizar cremas o aceites son, más bien, un maravilloso pretexto que nos une estrechamente a nuestros bebés y nos permite, en el momento en el que se pasan las primeras semanas de llanto ante la desnudez, disfrutar de nuestro bebé y convertir baño en un momento mágico en el que nuestro recién nacido disfruta de las caricias que les proporcionamos, porque para ellos el contacto con nuestra piel es vital (os ponemos un escalofriante artículo sobre un psicólogo que ha dedicado su vida a investigar sobre la importancia de las caricias en los bebés) y nosotros disfrutamos de su tacto, de sus reacciones, de su mirada fija en nosotros y de sus primeras sonrisas.
Una buena opción cuando le salen ronchas o granitos es el aceite de jojoba, macadamia o albaricoque a secas o el aceite de bebés de Matarrania, que tiene una línea espectacular para bebés 100% natural y 100% con aceites vegetales. Siempre mirad que sean aceites vegetales ¡nunca parafinas líquidas ni aceites minerales!
Otro de los productos más delicados e hidratantes para la piel del bebé es la crema corporal de Attitude. En épocas con más problemas cutáneos (borradura del bebé en verano, babas ácidas por la salida de los dientes), algunas maravillosas opciones son Alphanova bebé, destinada especialmente para las pieles más intolerantes y sensibles. Otras como las de Essential Baby, Lavera (sin aroma y muy indicada para pieles atópicas), Amapola Biocosmetics, Naobay (tan bonitos y bien presentados…), Coslys (con una gama de albaricoque que dan ganas de comérsela), Carelia…, afortunadamente tenemos mil fórmulas maravillosas por las que optar.
El culete
Es una de las áreas más delicadas por tres motivos: porque la piel es más sensible y fina, porque muchas de las sustancias que se ponen en los cosméticos afectan a los órganos sexuales (como los disruptores endocrinos) y porque está en contacto con sustancias irritantes como son el pipí y las cacas. Si a todo eso le unimos un sistema inmunológico inmaduro podéis entender la importancia que tiene el uso de una crema para pañal sin química nociva. Los ingredientes más comunes en las cremas de pañal para combatir la irritación y las rojeces son el trébol rojo y el óxido de zinc.
El problema es que la mayoría de estas cremas llevan parafina líquida, aceites minerales, petrolatum, vaselina y diversos alcoholes como benzyl alcohol, cetyl alcohol, stearyl alcohol, por no hablar de los parabenos. Todo fuera. Para esa zona tan delicada del bebé y que tantos cuidados necesita, nada de esa química. Mucha gente usa cremas convencionales porque les va bien al culito de sus nenes, les quita las rojeces y, casualmente, cuando dejan de usar esas cremas el culito se les pone fatal y, claro, piensan que esa cremita es lo que le va tan bien… Vale, ahora coge un bote de pomada. Es un ejemplo muy muy reduccionista pero bastante ilustrativo. Imagina que el bote es un poro de la piel de tu bebé o la tuya propia. Estruja todo lo que quieras el bote. No sale nada porque está tapado ¿no? Pues esa tapa son las siliconas y los aceites minerales, las parafinas, las vaselinas. Mientras las tenemos puestas nuestra piel no ejerce sus funciones de intercambio. No hay rojeces, no hay granitos… No entra ni sale nada. Ahora, sin ejercer presión, destapa el bote. Seguramente la crema, al verse libre del tapón, saldrá a borbotones. Algo similar ocurre al dejar de usar las parafinas, vaselinas, aceites minerales, petrolatum y demás derivados del petróleo ¡del petróleo!
Por lo que respecta a los alcoholes, lo peor es que resecan la piel y si bien parece que actúan mejorando las rojeces y los granitos de esta zona lo que ocurre a la larga es que alteran el perfecto pero delicado equilibrio de la piel de los bebés. Como mucho se puede poner algún alcohol graso, como el cetearyl alcohol, un alcohol graso vegetal con buena capacidad hidratante. Pero nunca alcohol denat.
Parabenos. Os remitimos a todo lo que hemos dicho antes. Totalmente prohibidos para los bebés pero, sobre todo, en la zona perianal. Porque en el caso de los nenes ¿sabías que el área del escroto es tan fina que es capaz de absorber hasta el 41% de lo que le ponemos en ella?
Entonces ¿qué crema uso? En esto no escatimaríamos puesto que no es un producto caro. Las cremas ecológicas que hemos usado valen menos de diez euros y duran una eternidad, y esa zona es muy muy importante, ya que es una zona muy sensible y muy propensa a estar irritada, y eso provoca malestar, escozor y un picor que un bebé muestra con la herramienta de comunicación más potente que la naturaleza le ha dado: el llanto.
Además de la crema de pañal de Weleda, otra de las cremas que nos ha gustado es la de caléndula de Fitne. Podéis leer nuestro artículo dedicado a esta crema multiusos que no es para pañal, sino una crema parecida a la Eight Hours de Elizabeth Arden pero sin cochinadas. Es casi mágica, al igual que la crema de pañal de Matarrania, llena de aceites e ingredientes naturales que forman como una película protectora pero, en este caso, al ser totalmente natural, permite que la piel transpire y realice sus funciones a las mil maravillas. Freshly Cosmetics es otra de las marcas españolas que está haciendo las cosas muy bien y en 2017 sacó una línea de bebés preciosa y muy completa. También la crema de pañal de Lavera nos gusta un montón porque es perfecta para las pieles más irritadas. es densa y cubre muy bien el culete, por lo que si tu peque lo tiene irritado crea como una película sobre la piel que ayuda a que el ácido de la orina no le irrite más la piel, al igual que el linimento de Coslys.
Toallitas
Aquí hemos llegado a la madre del cordero. Las dichosas toallitas. Es cierto que nos hacen la vida muy cómoda pero se suman a ese concepto moderno de usar y tirar que tan poco nos gusta…, pero reconocemos que son un gran invento. Lo malo es que lo que en principio tenía que facilitarnos la vida y ser unas toallitas impregnadas en algo para limpiar el culete de nuestros bebés, se ha convertido en un paquete de química a la que las marcas añaden componentes sin sentido ni contemplaciones.
Lo más corriente es que las toallitas lleven phenoxyethanol, parabenos, PEG’s, dimethicone… Una lista de ingredientes interminables para la zona perianal del bebé que, repetimos hasta la saciedad, es una de las zonas más sensibles de su cuerpo. Os aseguramos que la elección de toallitas no es nada fácil, ya que las opciones ecológicas en este caso sí marcan una diferencia económica considerable. Tres o cuatro euros de diferencia en un producto que se gasta en un abrir y cerrar de ojos sí es mucho dinero al cabo del mes. Tanto en Alcampo como en Carrefour suelen tener toallitas que no contienen tóxicos. Lo malo es lo erráticos que son al ir cambiando los envases, los nombres y las toallitas. Normalmente suelen ser las de pieles sensibles y atópicas, pero no siempre es así. Por eso es importante mirar que no lleven los tres magníficos: PEG, Phenoxyethanol y SLS. Hemos llegado a la coclusión tras muchos años de estudio, que hay algunas empresas que se dedican a hacer estas marcas blancas, ya que todas tienen el mismo INCI: aqua, coco glucoside, chamomila, sodium benzoate y potassium sorbate. Pocos cambios más.
Si tu economía te permite optar por lo ecológico os recomendamos las toallitas ecológicas de Natura Siberica, a las de Attitude, ambas son maravillosas. Las Naty’s también están bien, así como la marca Pingo, la última en sumarse al mercado bio de productos para el bebé.
Pañales
¿Alguien sabe de qué están hechos los pañales?
Es un misterio sin respuesta.
Está el Triángulo de las Bermudas, el rea 51 y la composición real de los pañales.
En ese orden.
Ninguna marca, de ningún país, pone los ingredientes de los pañales, más que esas vagas frases que más que tranquilizarme me dejan más preocupada, sobre todo cuando dicen que llevan una loción para evitar que su culito se irrite (en ese caso si suelen poner lo que lleva que no es más que un petrolatum y algunos conservantes, que ya sabemos de donde viene). Pero, más allá de eso, no ponen los ingredientes porque, por ley, no necesitan hacerlo.
No sabemos si los pañales que usa nuestro bebé están llenos de plásticos con ftalatos, si llevan polímeros químicos dañinos o no.
No sabemos si las tintas usadas para dibujar los Winnie the Pooh, Nemo o cualquier otro muñeco de sus pañales (y con la que sus piernas están en contacto) son dañinas.
El hecho de que no sean biodegradables y compostables ya nos indica que llevan componentes petrolíferos (sí, hay millones de productos no derivados del petróleo que no son biodegradables, pero que estén en un pañal no).
Mientras nuestro retoño era bebé probamos cuatro marcas de pañales ecológicos y una marca de las que practica el greenwashing como Moltex (sus pañales Bio sólo tienen un pequeño tanto por ciento de ingredientes bio y el resto son los mismos que el resto de pañales…, eso es de todo menos bio): Bamboo, GÜ (Good Umbrella), Natys, Attitude, Pingo y los compostables Beaming Baby.
La diferencia estética con los ‘normales’ es que estos son mucho más sobrios (sobre todo los de Wiona y los de Attitude, ningún dibujo, ningún adorno), pero más allá de esa primera impresión las diferencias son notables.
Los más ecológicos son los de Attitude y Wiona, ya que, además, son biodegradables.
Son bastante más caros que los normales, pero no mucho más que los Dodot Activity, y la diferencia es muchísima.
Los pañales bamboo son otra buena opción, aunque su calidad se parece más a la de los pañales normales. Por su lado los Pingo son otro gran acierto. Suaves, bastante absorbentes y con un precio aún más asequible que los anteriores. Y los de Moltex de bio tienen bien poco, como os hemos dicho antes.
Bueno, sí, el nombre y el engaño al que nos inducen a los consumidores a los que nos tratan como marionetas.
En este mundo cualquiera puede poner en el nombre de su marcas que no sea de alimentación que es bio, natural, orgánico, ecológico y todo lo que les de la gana sin demostrarlo.
Y esta marca dice que estos pañeles son bio porque es «el pañal con el mayor número de materiales de origen natural o biodegradable» de todos los de la marca.
Eso sí, no sabemos si estos materiales (que no se detallan qué son exactamente) representan el 90% del pañal o el 5%. Aunque más bien me inclino por una cifra cercana a la segunda. Muy mal, mucha decepción y un claro ejemplo de Greenwashing.
Si lo que interesa son los pañales reutilizables, cada vez podemos encontrar más marcas de pañales reutilizables. Estos suelen ser de varios tipos: los que son de una pieza y se cambian como un pañal normal, sólo que estos en vez de tirarse se lavan, y otros que son como una braguita y llevan en su interior el absorbente (también ecológico), más similar al uso de las compresas femeninas.
En este caso la braguita se puede lavar, al igual que la parte interior. Cada una de estas opciones tiene sus pros y sus contras.
Otra de las cosas que nos gusta de este tipo de productos es que hay marcas que han pensado en la vida útil de los pañales, haciendo esas braguitas con varios cierres que permiten adaptarla al cuerpo del bebé y crecer con él.
Sin duda una gran opción.
Cosmética ecológica para la mamá reciente
Bueno las mamás son las grandes olvidadas de todo este proceso y es bastante impresionante.
Cuando llevamos a nuestro bebé dentro somos el centro del universo.
Todas las miradas y las atenciones se centran en nosotras.
Ya en la habitación del hospital, tras el parto, notamos que algo ha cambiado.
La gente entra con su cara sonriente y, tras un fugaz encuentro con nuestros ojos, posan su mirada en la cuna que hay a nuestro lado.
…Y dejamos de existir.
Y no nos importa, porque nuestro bebé ya está con nosotras y queremos enseñarlo al mundo.
Lo hemos soñado tanto que no podemos dejar de mirarlo y todas esas preguntas que nos hacíamos sobre cómo sería han sido respondidas.
El cansancio y la novedad (por no hablar de la oxitocina que nos inunda) hace que nos olvidemos de nuestro propio cuerpo, de los puntos, de la flacidez, de las estrías, de los kilos de más… de nuestro nuevo Yo.
Pasan las semanas y escuchamos a nuestras madres decir ¡hija si hace un mes que has dado a luz!
¡Hija si sólo hace seis meses!
¡Hasta el año no recuperas tu peso!
¡No sueñes con quedarte como antes!
Pues no. La ciencia y la tecnología han avanzado mucho y en el campo de la cosmética natural y ecológica también, y hoy podemos encontrar cosmética maravillosa compatible con la lactancia (casi toda la cosmética ecológica lo es), con productos específicos antiestrías y adelgazantes que están pensados para nosotras, para que podamos ser 100% madres y 100% mujeres sin renunciar a estar sanas y en forma lo antes posible para atender todas las necesidades que ese nuevo y maravilloso ser nos exige, y que son muchas.
Esperamos que este post os haya aclarado las dudas a las mamás en ciernes y a las que ya lo sois pero tenéis dudas sobre qué productos usar en sus pieles. Recordad que, en muchas ocasiones, los tóxicos se disfrazan con piel de cordero, pero aquí estamos para desenmascarar a todos los lobos para que nuestras caperucitas y caperucitos duerman tranquilos en sus cunitas.
Y colorín colorado, este artículo se ha acabado.