El limpiador facial para piel sensible que necesitas lo tiene Eleven Obi. Y si lo pruebas caerás rendida a sus pies.
No hay nada peor para una piel que tener alguna dolencia. Porque en este lado del mundo tenemos muchas ventajas pero algún que otro inconveniente, y es que para la medicina occidental la piel se trata como el envoltorio de un caramelo, totalmente ajena al resto del cuerpo.
Pero lo cierto es que nuestra piel es el gran comunicador de nuestro organismo. Nos dice la temperatura que tenemos fuera para abrigarnos más o menos, da cuenta de las caricias (y también los golpes) y nos proporciona una protección extraordinaria frente a los agentes y patógenos externos.
Y no solo eso. La piel nos cuenta si una persona ha trabajado mucho en esta vida, si no se ha cuidado, si ha pasado una mala noche. Nos ayuda a eliminar lo que no necesitamos mediante el sudor, a sintetizar la vitamina D gracias a la acción del sol… Sin duda nuestra piel es mucho más que el suave papel de un caramelo.
Y cuando tienes alguna afección se pasa mal.
Claro, en una sociedad repleta de enfermedades graves donde la televisión las visibiliza constantemente, tener una dermatitis o una rosácea y quejarse casi es como de risa.
Para nada.
Quienes vivimos con una piel atópica, reactiva, sensible, con acné, con rosácea o con eccema sabemos que el día a día es complicado. Escozor, picazón, ardor, rojez, dolor, descamación… Un ciclo que se repite sin que nos den otra solución que los corticoides, sin que la medicina penetre más allá de la fina capa que nos envuelve para hallar el problema que nuestra piel grita mientras la respuesta sorda de la medicina es poner parches.
Pero hay marcas de cosmética que entienden la piel, que las escuchan y la comprenden, y una de las que más mimo pone en responder a sus necesidades es Eleven Obi.
Este Bálsamo Calmante es un limpiador facial para piel sensible que habla el mismo idioma que tu piel. Repleto de activos naturales ecológicos que atienden las necesidades de las pieles delicadas y, además, tiene dos usos para que lo apliques como más le convenga a tu piel: como limpiador o como mascarilla.
Si tu pie sufre, sigue leyendo…
Bálsamo Calmante: el limpiador facial para piel sensible de Eleven Obi
Lo primero que nos sorprende de este limpiador facial para piel sensible y delicada son dos cosas:
Por un lado su ausencia de surfactantes y, por otro, su altísimo grado de ingredientes ecológicos para ser un limpiador.
Pero es que este limpiador facial para piel sensible es mucho más que un simple limpiador facial para pieles que sufren. Es un limpiador que calma y una mascarilla.
Entre sus principios activos tenemos malva y caléndula, dos de los principios activos naturales más usados para las pieles delicadas, ya que tienen altas propiedades calmantes.
El bisabolol de la manzanilla, otro de los ingredientes más adecuados para las pieles sensibles o con alguna dolencia, es antiinflamatorio, regenerante, calmante y acelera los procesos de curación de la piel, ideal para personas que tienen descamación, acné o eccema.
Junto con los ingredientes antiinflamatorios y calmantes tenemos los antioxidantes, ya que las pieles con dolencias tienen una tasa de oxidación mayor, sobre todo si es una manifestación cutánea de una enfermedad autoinmune. Así, Eleven Obi ha incluido en este increíble limpiador facial para piel sensible el extracto de té verde, uno de los más potentes antioxidantes que nos regala la naturaleza, y el aceite de camelia, con un alto contenido en vitamina E y fuente de ácidos grasos ideales para pieles secas, sensibles y con eccema.
Por su lado, el aloe vera presente en la parte alta de la composición nos aporta hidratación y es un calmante de primer orden para la piel.
Por último tenemos dos ingredientes increíbles que nos van a ayudar a retener la humedad en el interior de la piel, evitando la sequedad y la descamación, como son el escualeno (un lípido procedente de la oliva) y el biosacárido que repara y calma la piel, además de crear una película permeable que permite respirar la piel pero que retiene la humedad, algo muy importante para las pieles con dolencias ya que tienen una tasa elevada de pérdida transepidérmica de agua.
Como os he comentado antes, este producto se puede usar como limpiador habitual y gracias a sus aceites y extractos limpia la piel de vicio y la calma, o como mascarilla 1 o 2 veces por semana. En este caso, aplicamos una fina capa de producto y la dejamos actuar 10-15 minutos. Después enjuagamos con agua tibia.
El resultado es una piel calmada, jugosa, hidratada y confortable.
Un dos en uno que nos tiene enamoradas 😉
INCI:
Aqua, Aloe barbadensis Leaf Juice*, Caprylic/capric Triglyceride, Glycerin*, Cetearyl Alcohol, Glyceryl Stearate SE, Prunus amygdalus Dulcis Oil*, Camellia Sinensis Leaf Extract*, Biosaccharide Gum-1, Camellia oleifera Seed Oil*, Olea europaea Fruit Oil*, Calendula officinalis Flower Extract*, Malva sylvestris Flower Extract, Calendula officinalis Extract*, Tocopherol, Bisabolol, Squalane, Sodium Levulinate, Sodium Anisate, Hydrogenated Olive Oil Unsaponifiables, Glyceryl Caprylate, Microcrystalline Cellulose, Xanthan Gum, Glyceryl Undecylenate, Cellulose Gum, Phytic Acid, Benzyl Alcohol, Potassium Sorbate, Sodium Benzoate *Procedente de agricultura ecológica. 77,63% de ingredientes ecológicos.
Ah, y si te estás preguntando por qué hablamos todo el rato de la marca Eleven Obi pero en el frasco pone Akame, es porque marca está haciendo un rebranding y ahora se llama Eleven Obi.
Lo normal sería hacer el cambio de un día para otro y dejar de usar ese nombre, tirar todas las etiquetas, los botes, las cajas… Pero en esta vida hay cosas que nos dicen más de una marca que todos los claims del mundo, y es su coherencia.
Desde Eleven Obi hacen gala de la sostenibilidad, del ahorro para el medio ambiente de cualquier acción innecesaria y de las famosas 3R (reducir, reutilizar, reciclar), por eso durante un tiempo conviven las dos marcas, los dos packagings, las dos estéticas.
El mismo alma, la misma empresa, diferente envoltorio, pero siempre coherente y buscando el mínimo impacto medioambiental.
¿Se le puede pedir más a una marca y un producto?