Nicolás Olea: “En riesgo de cáncer es mucho más importante el código postal que el código genético”

Nicolás Olea nos habla de los tóxicos que actúan como disruptores endocrinos y asegura que el riesgo de cáncer viene más determinado por los tóxicos presentes dónde vivimos que por nuestros genes, e incide en la prevención como principal arma contra el cáncer.

Devastador. Así es el escenario que describía el doctor Nicolás Olea hace treinta años sobre la incidencia de determinados tóxicos en nuestra salud y en el medio ambiente, como los disruptores endocrinos, campo en el que es especialista. Sus previsiones auguraban un negro futuro en el que el uso indiscriminado de productos químicos tóxicos, y el escaso control al que son sometidos por parte de las administraciones, provocarían el incremento de enfermedades como el cáncer, la diabetes, los problemas autoinmunes, enfermedades neurodegenerativas, infertilidad y una larguísima colección de dolencias que lastrarían la vida de nuestra sociedad.

Y Olea fue tildado de apocalíptico. Pero el tiempo, la ciencia y sus colegas no han hecho sino darle la razón. Algunos, como el doctor Miquel Porta, uno de los mayores especialistas en cáncer de páncreas, aseguran que sus previsiones incluso se quedaron cortas.

Entrevistamos al doctor Nicolás Olea, catedrático de Medicina en la Universidad de Granada y jefe del Departamento de Investigación de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, así como coordinador de Investigación en el Hospital Clínico de esa misma ciudad y, qué decir tiene, uno de los mayores expertos del mundo en disruptores endocrinos.

No en vano, es uno de los profesionales más citados por sus colegas en esta materia, con casi 13.000 referencias a los numerosos estudios que él y su equipo han publicado en las revistas internacionales más prestigiosas.

En 2019 publicó su primer libro de divulgación (y lectura obligatoria para entender qué es esto de los disruptores endocrinos), titulado “libérate de Tóxicos

Por eso, poder charlar con este prestigioso científico ha supuesto para Orgànics Magazine uno de nuestros mayores honores profesionales. Porque la primera vez que vimos una conferencia de Nicolás Olea en Internet se nos cayó el alma a los pies.

No dábamos crédito a lo que estábamos oyendo. No entendíamos cómo nadie, en ningún gobierno, se había llevado las manos a la cabeza y había dado un golpe sobre la mesa diciendo ‘hasta aquí’, había levantado el teléfono y se había puesto manos a la obra para reducir la carga tóxica en nuestras vidas. Pero a aquellas manos, como las de ahora, parece que les cueste levantar el teléfono para decir algo más que ‘sé fuerte’.

Os contamos todo lo que Nicolás Olea nos dijo en casi una clase magistral sobre química y tóxicos. Pero advertimos: leer esta entrevista puede tener graves efectos secundarios y que tras su lectura ya nada sea igual. O, al menos, eso esperamos.

Plásticos y envases en el punto de mira

La forma en la que el doctor Olea se topó con los disruptores endocrinos fue una de esas casualidades que en su día le costó el sueño y casi la salud. En 1987, durante su estancia como Fulbright Schoolar en Boston (EEUU) donde estudiaba sobre el cáncer hormono-dependiente, tuvo que llevar unas muestras al laboratorio y allí se dieron cuenta que las muestras de control, que no debía tener actividad hormonal, eran hormonalmente activas.

Olea lo relata con el humor que le caracteriza. “Todos pensaban que el español había metido la pata en las muestras y, cuando estaban casi a punto de expulsarme del país, nos dimos cuenta de que los tarros de plástico en los que había guardado las muestras de control eran los que eran hormonalmente activos y habían contaminado las muestras”.

Ese desagradable incidente puso el punto de mira sobre el que Nicolás Olea centraría su trabajo a partir de ahí: los disruptores endocrinos en plásticos y envases.

Pero ¿qué son exactamente los disruptores endocrinos? Olea los describe de forma sencilla: “Son sustancias químicas ajenas al organismo que una vez dentro del mismo modifican los niveles hormonales”. Si tenemos en cuenta que casi todos los procesos de nuestro organismo están mediados por las hormonas, podremos hacernos una idea de la importancia de esa modificación hormonal.

Nuestro sistema hormonal

Las omnipresentes hormonas

[adicional text=”Las hormonas son decisivas en casi todos los procesos de nuestro cuerpo, desde la síntesis de la melatonina, hasta la del cortisol, pasando por la secreción de la insulina, la producción de óvulos y espermatozoides, el crecimiento infantil, el desarrollo fetal óptimo (físico y neurológico), la secreción de leche materna o el funcionamiento metabólico que determina de energía en nuestro organismo, los niveles de calcio y la acumulación de grasas en el cuerpo, entre otras muchas, muchísimas funciones.”]

Y es que al común de los mortales cuando se nos habla de hormonas pensamos en adolescentes con las carpetas llenas de fotos de sus ídolos, con la palabra ‘sexo’ tatuada en la frente y la cara perdida de acné.

Sin embargo, las hormonas son decisivas en casi todos los procesos de nuestro cuerpo, desde la síntesis de la melatonina (que es la que nos dicta, más allá del sol y la luna, cuándo hemos de dormir y despertar), hasta la del cortisol (más conocida como la hormona del estrés), pasando por la secreción de la insulina, la producción de óvulos y espermatozoides, el crecimiento infantil, el desarrollo fetal óptimo (físico y neurológico), la secreción de leche materna o el funcionamiento metabólico que determina de energía en nuestro organismo, los niveles de calcio y la acumulación de grasas en el cuerpo, entre otras muchas, muchísimas funciones.

Pero, además, para entender la complejidad de los disruptores endocrinos, es vital saber que las hormonas son el medio de comunicación de nuestras células. Sólo eso. Son su voz y sus oídos. Y funcionan con una precisión que deja a los relojes atómicos a la altura del betún.

Una determinada hormona le dice a una célula ‘crece’ y la célula crece. Es inmediato, inequívoco, preciso, perfecto. Es casi una obra de arte. La impecable sinfonía de nuestro organismo.

Y como la función de las hormonas es tan decisiva y vital en nuestras vidas, nuestro organismo se ha dotado de una protección doble para asegurarse de que los mensajes que recibe de cada una de las hormonas provienen única y exclusivamente de esa hormona. Esta doble seguridad son los llamados receptores hormonales.

Olea los compara con las llaves y las cerraduras. Cada hormona es una llave y cada receptor hormonal su cerradura. Puede haber miles de llaves diferentes en nuestro cuerpo, pero sólo una de ellas encaja en cada una de las cerraduras.

Y nuestro organismo ha creado estos receptores hormonales para asegurarse de que el mensaje que transmite cada una de las hormonas fuera lo más seguro posible. La llave encaja en la cerradura y la abre. Así transmite su mensaje a la célula que, de forma inmediata desencadena una serie de procesos para cumplir con las órdenes que las hormonas le han dado. ¡Son realmente obedientes nuestras células!

Pero ¿cómo actuan los disruptores endocrinos?

Los disruptores endocrinos imitan nuestras hormonas naturales de varias formas: amplificando el mensaje que éstas transmiten a las células, minimizando el mensaje que las hormonas transmiten a la célula, evitando que el mensaje sea transmitido o subplantándolas, de forma que el mensaje sea transmitido no cuando nuestro organismo necesita, sino cada vez que entramos en contacto con los disruptores endocrinos (cada vez que nos ponemos el desodorante, cada vez que usamos la pasta de dientes, o el gel de baño…).

Como si pequeños falsificadores hubieran hecho copias de nuestras llaves y estuvieran entrando y saliendo de nuestra casa cuando quisieran…

“Y eso, nos puntualiza Nicolás Olea, es terrible, porque la gente piensa sólo en la toxicidad crónica y acumulativa, pero en el caso de los disruptores endocrinos con que ocurra la exposición, con que la llave entre en la cerradura, se transmite el mensaje”.

Pero, además de esto, cada uno de estos tóxicos puede tener varios efectos dependiendo de si el receptor es una mujer o un hombre, de la etapa de desarrollo en la que se encuentre, de los tóxicos con los que se combine y del nivel de exposición ¡una auténtica locura!

Entonces, si las hormonas son tan importantes

¿Por qué no se regulan estos tóxicos que las imitan?

El problema tiene muchos vértices y no es nada sencillo. Para empezar, uno de los principales escollos radica en la forma en la que los toxicólogos definen los límites de los ingredientes en los compuestos y su toxicidad. Hasta ahora se ha considerado que la toxicidad era cuantitativa. Es decir, a mayores dosis, mayores males, tiene lógica ¿no? Sin embargo, los disruptores endocrinos escapan a toda predicción, ya que su comportamiento no responde a esa máxima de a mayores niveles de un tóxico, mayores efectos.

[adicional text=”Hasta ahora se ha considerado que la toxicidad era cuantitativa. Es decir, a mayores dosis mayores males, tiene lógica ¿no? Sin embargo, los disruptores endocrinos escapan a toda predicción, ya que su comportamiento no responde a esa máxima de a mayores niveles de un tóxico, mayores efectos.”]

Y ahí está parte de la madre del cordero. En el comportamiento de los disruptores endocrinos.

Como hemos dicho, cuando se habla de toxicidad se sobreentiende que a mayores dosis, mayores males. Esto se conoce como comportamiento monotónico y, hasta ahora, los toxicólogos han evaluado los niveles de toxicidad teniendo en cuenta únicamente estos comportamientos en los ingredientes químicos.

Sin embargo, desde hace unas décadas, científicos como el doctor Olea han advertido que algunos de estos tóxicos, como los disruptores endocrinos, tenían un comportamiento no monotónico. Es decir, que no corresponden con esa curva en la que la mayor exposición presenta los mayores efectos y que al disminuir la exposición disminuyen los efectos hasta que encontremos ese punto en el que el tóxico en cuestión no tiene efectos apreciables.

Algunos de estos disruptores endocrinos tienen su máximo efecto en concentraciones excepcionalmente bajas, mientras que a concentraciones más altas sus efectos serían menores. Y no sólo eso, dependiendo de múltiples factores como el nivel de exposición, la hormona a la que imite, la forma en la que sea su disrupción (incrementando el efecto, minimizándolo, anulándolo o subplantándolo), el momento de vida de la persona, las interacciones con otros tóxicos y el sexo del afectado; las enfermedades que podría desarrollar son unas u otras, conformando puzzles de toxicidad imposibles de predecir con los métodos de evaluación de tóxicos actuales.

Y mientras los estudios toxicológicos no tengan en cuenta estos comportamientos no monotónicos y sus variables a la hora de establecer los niveles de toxicidad, continuaremos jugando con unas reglas obsoletas que nos dejan totalmente desnudos frente a los tóxicos y poniendo inútiles parches para paliar sus males en vez de evitar los daños.

Curvas no monotónicas

Nicolás Olea es claro en este sentido “No existe límite seguro con los disruptores endocrinos”. Y sin embargo están por todo nuestro hogar. En nuestros cosméticos, en nuestra ropa, en nuestros electrodomésticos…

Por ejemplo, unos de los disruptores endocrinos más importantes son aquellos que imitan el estradiol, la hormona más potente de todo el organismo y que es la hormona femenina por excelencia. Es tan potente que tiene efectos en dosis tan bajas como una parte por billón. O sea, un uno seguido de doce ceros. Esto sería como 69 camiones de seis ejes con remolque llenos de arroz blanco y un sólo grano de arroz negro. Eso sería una parte por billón. El Bisfenol A y los parabenos se encuentran entre estos disruptores endocrinos.

“Nosotros, nos explica el doctor Olea, cultivamos células y hacemos el test de estrogenicidad con una solución que contiene una parte por billón de estradiol en las células. Ponemos a la célula en contacto con esta solución durante un minuto y, transcurrido ese tiempo, la lavamos. Y así todos los días”. Y la célula prolifera aunque se haya lavado tras ese minuto de exposición, porque el mensaje con el simple contacto se ha transmitido.

Así, se demuestra que las hormonas no tienen que estar constantemente “y eso, nos puntualiza Olea, desde el punto de vista fisiológico lo convierte en terriblemente jodido, porque una vez que llega el mediador y da el mensaje, el receptor recibe el mensaje. Es decir, con que la exposición ocurra ya el mensaje está recibido porque su acción es inmediata”.

“Los disruptores endocrinos lo que hacen es crear ese mensaje de forma inadecuada, inopinada, en el momento más inoportuno y lo peor de todo, de forma combinada”, subraya.

Recordemos que el límite de parabenos permitido en la Unión Europea, por citar un ejemplo de un tóxico muy común y debatido, es del 0,8 por ciento, cantidad muy superior a la parte por billón con la que trabaja el equipo del doctor Olea y con la que obtienen respuestas de crecimiento celular. ¿Y si en vez de una célula normal esa señal de proliferación se da a una célula cancerígena que disponga de receptores hormonales?

Nuestro futuro robado

Pero, claro, alguien podría pensar que todo esto es muy nuevo y que la comunidad científica y las administraciones no han tenido tiempo de adecuar las normativas a estos nuevos y preocupantes compuestos.

Pues no.

Nicolás Olea nos cuenta que el Bisfenol A, que tanto está ahora de moda, fue catalogado como un disruptor endocrino en 1936. Hace casi un siglo, cuando los científicos Dodds y Lawson describieron los efectos de este compuesto en ratones de laboratorio y hablaron de su función como disruptor endocrino, publicándolo en el número 141 de la revista Nature, una de las revistas internacionales más prestigiosas del mundo.

Años más tarde, la bióloga marina Raquel Carson describía en su Primavera Silenciosa unos Estados Unidos en los que los pájaros ya no cantaban, recopilando muchos de los casos de disrupción endocrina conocidos y juntándolos en el espacio y el tiempo a modo de relato, reflejando un paisaje no ya desolador, sino casi extraterrestre.

En la década de los ochenta, la zoóloga Theo Colborn comienza a estudiar las alteraciones del sistema endocrino de diversas especies, y lo relaciona con la exposición prenatal a sustancias químicas sintéticas tóxicas. Y en los noventa, junto a Dianne Dumanoski y John Peterson Myers, publica el libro Nuestro Futuro Robado, un hito en la denuncia de los efectos ocasionados por un gran número de sustancias químicas sintéticas en nuestro sistema endocrino y que ha dado lugar a la aparición de la web sobre disrupción endocrina Our Stolen Future.

Un título que puede parecer apocalíptico, pero sólo es un atisbo de las macabras consecuencias del uso de disruptores endocrinos, que no sólo condicionan la vida presente de las personas afectadas por ellos, sino que sus efectos saltan generaciones y pueden manifestarse en los hijos y nietos de quienes estuvieron expuestos a ellos.

Dietilestilbestrol, cuando la realidad supera la ficción

En este sentido, Nicolás Olea nos relata el caso de las llamadas Hijas DES que bien podría parecer el guión de cualquier novela de Stephen King. Pero no. Como se suele decir, la realidad siempre supera la ficción.

[adicional text=”En España se estima en un millón las personas afectadas por el dietilestilbestrol pero no sabemos quienes son, porque no se le ha dado publicidad y muchas hijas no saben que sus madres tomaron Protectona durante el embarazo y cuando aparece un cáncer ningún oncólogo pregunta sobre estos antecedentes.”]

Desde la década de los cuarenta hasta la de los setenta del siglo pasado se estuvo recetando un fármaco para evitar los abortos que, además, hacía que las mujeres tuvieran rollizos bebés, cuyo principio activo era el Dietilestilbestrol (que en España se comercializó bajo el paradójico nombre de Protectona). El problema es que este principio activo es un disruptor endocrino 10.000 veces más potente que el Bisfenol-A y tan potente como el estradiol. A finales de los años sesenta empezó a aparecer una enfermedad nueva desconocida hasta el momento: cáncer de vagina de células claras en adolescentes.

Tras algunos estudios se vio que este compuesto, que se había administrado a millones de mujeres en todo el mundo durante esas décadas, atravesaba la barrera placentaria y producía cáncer de vagina no en la madre que tomó el medicamento, sino en las hijas que nacieron tras la administración de la Protectona. Infertilidad y cáncer de mama eran otros de los efectos en las llamadas Hijas DES, mientras que a los hijos varones les producía cáncer de testículo e infertilidad, a pesar de que los efectos provocados en las hijas fueron mucho mayores.

Y la toxicidad sigue saltando generaciones, ya que mientras las nietas DES no parecen mostrar signos de afectación por el fármaco, los nietos DES (hijos de hijas DES) presentan un 20% más de hipospadias que el resto de la población (apertura del orificio del pene fuera de lugar).

Y por si alguien tiene la tendencia a pensar: sí, han tenido cáncer, pero el medicamento les permitió nacer, la historia sigue sorprendiéndonos, ya que varios estudios demostraron que el diestiestilbestrol no sólo no era efectivo contra el aborto, sino que las madres que tomaron DES presentaron cuadros de hipertensión, tuvieron hijos más pequeños y abortaron el doble que las madres no medicadas, tal y como mostraba un estudio realizado en 1953 y cuyas conclusiones eran conocidas por la farmacéutica comercializadora del ‘medicamento’.

Así, el estudio pasó de puntillas mientras que los laboratorios que producían el dietilestilbestrol se dedicaban a publicitar su producto y sus supuestas bondades, logrando que en Estados Unidos se recetara no sólo para evitar abortos, sino como medicación rutinaria para hacer los partos más normales.

El doctor Olea nos cuenta que en España la cifra de personas afectadas por el dietilestilbestrol es de un millón, “pero no sabemos quienes son, porque no se le ha dado publicidad y muchas hijas no saben que sus madres tomaron Protectona durante el embarazo y cuando aparece un cáncer ningún oncólogo pregunta sobre estos antecedentes”.

Cualquier persona pensaría que ante tamaña aberración las autoridades con las evidencias en la mano se decidieron a erradicar ese compuesto de la faz de la tierra.

Pues tampoco.

A finales de los años 70 el dietilestilbestrol se prohibió y su uso se enfocó a la ganadería, ya que como se vio en los niños y niñas DES, éstos nacían más rollizos y con un aspecto más saludable. El uso de los fármacos de engorde para la ganadería fue prohibido hace poco en Europa, pero con la crisis de las vacas locas, el doctor Olea afirma que ‘alguna que otra importación de carne DES nos ha llegado a Europa’, un producto que aún se puede adquirir en el mercado veterinario en muchos países.

Efecto cóctel de los tóxicos

Y eso sólo hablando de un compuesto considerado disruptor endocrino, pero en nuestros hogares los podemos contar por decenas y de algunos de ellos no podemos librarnos de forma individual, por lo que se hace necesario una acción conjunta y, sobre todo, el conocimiento de los ciudadanos de aspectos tan relevantes para su salud para que exijan a las autoridades que se regulen estos tóxicos.

Ante la envergadura del problema, el doctor Olea incide en otro hecho vital. Y es que cuando se establece los umbrales de seguridad “tampoco se tiene en cuenta el efecto combinado”. Así que, teniendo en cuenta que no se consideran los comportamientos no monotónicos de los tóxicos y que no se tiene en cuenta el efecto combinado de los mismos “los test de seguridad de los tóxicos se hacen día a día en nosotros”.

Y si tenemos en cuenta que desde que nos levantamos hasta que desayunamos estamos en contacto con más de 50 tóxicos nos podemos hacer una idea de la carga tóxica que podemos tener en nuestro cuerpo antes siquiera de pisar la calle.

Además, aunque se hicieran test de seguridad teniendo en cuenta todos los condicionantes que hemos mencionado, éstos se hacen en ratones de laboratorio. No vamos a entrar en disquisiciones éticas sobre lo que les hacen a los pobres animales, pero ¿realmente se puede medir un tóxico inoculado en un animal cuya esperanza de vida es de sólo unos meses?

Definitivamente, no. Los seres humanos, con ochenta y pico años de esperanza de vida en España en 2020 nos hemos convertido en auténticas reservas de tóxicos ambulantes, donde se mezclan los químicos de todo tipo en diferentes momentos de nuestra vida, en distintos niveles y que actúan de forma sinérgica.

Para probar la importancia de este efecto cóctel, Olea nos recuerda el estudio que Andreas Kortenkamp y otros dos científicos de la universidad de Brunel en Londres publicaron bajo el título Algo de la nada, en el que observaron los efectos sinérgicos de ocho sustancias que de forma individual carecían de efectos en las mismas concentraciones. “Al combinarlos el efecto era total. Ese es el efecto aditivo que no se contempla por los toxicólogos”, señala Olea.

Es decir, a la hora de establecer los límites de un ingrediente en cosmética, por ejemplo, se analiza única y exclusivamente los efectos de ese ingrediente, y no las interacciones con otros tóxicos, las sinergias y cómo se potencian unos a otros, creando en el laboratorio unas condiciones totalmente irreales de los tóxicos cuyos devastadores efectos reales sólo se aprecian día a día en las desalentadoras cifras de determinadas enfermedades que se incrementan año tras año en las mayores ratas de laboratorio del mundo: los seres humanos.

El cáncer. Una enfermedad en la que pesa más el código postal que el código genético

Y llegamos a la enfermedad que se ha convertido en una auténtica lacra de la sociedad occidental. Una enfermedad que ha cercenado familias enteras y de la que, a pesar de los miles de millones de euros invertidos para curarla, no sólo no se ha logrado detener, sino que sus expectativas son totalmente desalentadoras, ya que en 2017 en España se alcanzaron las estimaciones de cáncer previstas para 2020 y ya se estima que una de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres sufrirá cáncer a lo largo de su vida.

“Y siguen diciendo que todo va bien. Y todo va bien porque se habla de cáncer de mama y se habla de cronificar la enfermedad y todo el esfuerzo se pone en que la ciencia te solucione los problemas, ¡¡pero los ciudadanos lo que quieren es no tener cáncer!!”, espeta Nicolás Olea, quien defiende la prevención como mejor método de combatir esta enfermedad.

Porque el cáncer es una lotería, sí, pero las mayor parte de las papeletas no vienen dadas por nuestros genes. Pero nos han convencido de ello.

Y muy bien, por cierto.

Mapa por municipio de cáncer de esófago

De hecho, Olea asegura que parte del problema está en las facultades de medicina donde, “por desgracia, no se estudia toxicidad. La medicina es diagnóstica y terapéutica. A los médicos les han dicho hasta la saciedad que la culpa de todo está en los genes. Y nadie les ha enseñado que la clave es la prevención”.

En este sentido nos comenta un trabajo concienzudo que se ha llevado a cabo sobre la mortalidad por cáncer por municipio en España y del que Olea asegura “sale un mapa muy esclarecedor”.

Por ejemplo, “en el caso del cáncer gástrico está todo acumulado en el río Duero. Estos estudios sirven para generar hipótesis y en este caso es el contenido de arsénico de la tierra o el consumo de ahumados. Cuando ves el de vejiga, el de pulmón y todos los cánceres que son geográficos te das cuenta de que cuando hablamos del riesgo de contraer cáncer es mucho más importante el código postal que el código genético. Donde vivimos determina de forma más clara el riesgo de padecer un cáncer, pero toda la inversión está enfocada en investigar el código genético”.

Olea repite esta frase en todas sus conferencias, a ver si cala de una vez por todas el mensaje. Pero mejor juzgad por vosotros mismos si el lugar en el que vivimos tiene incidencia a la hora de contraer determinados cánceres o genéticamente somos radicalmente diferentes de unas provincias a otras…

cáncer de estómago por municipio

Disruptores endocrinos y cáncer de mama: el secreto está en tu desodorante

En cuanto al cáncer de mama, Olea afirma que “con el sistema hormonal femenino, se sabe desde hace tiempo que la clave del cáncer está en el pico de estradiol y el valle de estradiol”, y nos explica cómo funciona esta hormona femenina: “durante un día del ciclo se está en lo más alto y el resto desciende hasta el día en el que se está más bajo, momento en el que vuelve a ascender. Con el suplemento de estrógenos de los tóxicos, la curva del estradiol no tiene momentos valle, no hay descanso para el cuerpo de estradiol. Y el riesgo de esa ausencia de descanso es contraer cáncer de mama. Porque la única causa conocida de cáncer de mama es el hiperestrogenismo”.

Y sentencia de forma tajante: “si una mujer sufre insuficiencia ovárica primaria o cualquier otra dolencia que provoque niveles bajos de estrógenos, su posibilidad de cáncer de mama baja hasta situarse en el nivel del varón”, es decir, una cifra inferior al uno por ciento, mientras que en el resto de mujeres la incidencia es de una de cada ocho mujeres.

O sea, cuando usamos productos cosméticos con disruptores endocrinos que imitan los estrógenos, como los parabenos o el clorhidrato de aluminio de los desodorantes, estamos dando una dosis extra de estrógenos a nuestro organismo. Todos los días. Tras la ducha estamos colaborando con el enemigo, estamos poniendo una bola más en el macabro bombo del cáncer de mama, porque nuestro cuerpo, acostumbrado durante milenios a esa curva de subidas y bajadas de estrógenos, ya no tiene descanso.

Así, los tóxicos actúan de tal forma que nuestro organismo siempre tiene altos niveles de esta hormona tan importante en el cuerpo humano pero cuyos niveles alterados son decisivos en los cánceres de mama, útero, endometrio y ovario, pero también en la formación de quistes, miomas e infertilidad. ¿No sería más sencillo decir a las mujeres que dejaran de usar imitadores de estrógenos en sus desodorantes? ¿No sería un gran ahorro para las arcas del Estado y para el sufrimiento de tantas y tantas familias devastadas por esta enfermedad? ¿No sería más ético dejar de usar esos tóxicos en cremas y botellas de agua en vez de vestirlas de rosa y colgarles mil charms de lacitos rosa repletos de hipocresía?

157.000 millones de euros en gasto farmacéutico en la UE por culpa de los disruptores endocrinos

Otra de las consecuencias más devastadoras de los disruptores endocrinos es la baja fertilidad, calificada como ultra baja para España.

Más del 15% de las parejas tienen dificultad para concebir un hijo y de ellas el 60% es debido a la baja calidad seminal del hombre. En este sentido, la hipótesis que baraja el equipo del doctor Olea es clara: “la mala calidad y la baja fecundidad de la población española está relacionada con la exposición intrauterina a químicos hormonales en los cuarenta días después de la fecundación. Esos 40 días en los que a la mujer le falta la regla y se entera de que está embarazada, esos días son los que definen la calidad seminal del feto macho, que se pone de manifiesto treinta años después, cuando el bebé ya es adulto y no puede concebir”.

“Esa es la ventana de exposición y está manifestado con 30 años de diferencia. Esa es nuestra hipótesis de trabajo. Y la respuesta de la ciencia a esto es la fecundación in vitro”. Así que, si estás buscando un embarazo has de extremar las precauciones, ya que es durante ese periodo de tiempo en el que aún no sabes que estás esperando un bebé cuando los tóxicos pueden hacer que tu hijo de adulto tenga una mala calidad seminal.

Aunque eso, quizá, sólo lo sepas cuando te diga que no puedes ser abuela…

Pero el cáncer y la infertilidad sólo son dos de las enfermedades en las que los tóxicos influyen de forma decisiva. La obesidad infantil (amén de la sendentaria vida de nuestros pequeños, los dulces y la comida basura), la diabetes, los déficits neuronales, el TDAH, el asma, las alergias y otras enfermedades autoinmunes y neurodegenerativas, la endometriosis y los miomas, las alteraciones de la tiroides, las malformaciones fetales (sobre todo las de los genitales masculinos como las hipospadias y criptorquidias que van en aumento), pubertad precoz, elevados niveles de estrés y un larguísimo etcétera de dolencias que podrían disminuirse reduciendo la exposición a estos tóxicos y aplicando el principio de precaución de la conferencia de Wingspread de 1998, donde se estableció el principio de precaución según el cual: “(…) cuando una actividad se plantea como una amenaza para la salud humana o el medio ambiente, deben tomarse medidas precautorias aún cuando algunas relaciones de causa y efecto no se hayan establecido de manera científica en su totalidad.”

Es decir, no hace falta que se demuestre en su totalidad esa relación causa-efecto, sólo con la sospecha sería suficiente. Y en disruptores endocrinos son miles los estudios científicos que corroboran las alteraciones en todo nuestro sistema hormonal.

Miles.

Y a pesar de todo esto, las veces que la Unión Europea ha aplicado el principio de precaución podríamos contarlas con los dedos de la mano. ¿Por qué esa reticencia a la hora de establecer límites de tóxicos con tantas y tan graves implicaciones en la salud humana y de los ecosistemas? No es un tema baladí, ya que se estima que el gasto sanitario en el seno de la Unión Europea causado por los disruptores endocrinos es de 157.000 millones de euros anuales.

Os hemos hablado muchas veces de Nicolás Olea. De su labor en el comité de disruptores endocrinos de la Unión Europea, de algunos de las decenas de estudios que ha publicado en las revistas científicas más importantes, de sus conferencias y de la tremenda labor de concienciación que realiza. Y en cada una de sus charlas destaca que sus estudios y los de su equipo los pagamos todos los europeos. Repetimos. Sus estudios salen de nuestros bolsillos. Tendría sentido, pues, que algo por lo que pagamos tuviera un buen fin. Cuando le preguntamos qué hacen los gobernantes con sus estudios se encoje de hombros y nos dice “En algún cajón andarán”.

“Los científicos no hacemos lobby. Conseguimos los proyectos, hacemos las investigaciones, las publicaciones y la difusión, pero nada más. Y todo eso lo paga la Unió Europea. Hacemos nuestras revisiones por pares y siempre nos preguntamos, bueno, si lo están pagando, alguien se lo estará leyendo. Pues no tenemos la más mínima conciencia de que nadie se está leyendo lo que se está financiando”.

“Además, puntualiza, no hemos prometido fidelidad a un objetivo común. Los de Ford, Novartis o Singenta sí la tienen y son un lobby muy fuerte, pero los científicos no. Nosotros sólo tenemos fidelidad a los resultados. A la ciencia”.

El lobby feroz

Hasta que empezamos a investigar sobre el tema de los tóxicos no sabíamos nada sobre el funcionamiento del lobby de la industria química. Se calcula que entre 20.000 y 30.000 lobistas tienen acceso a las sedes de la Unión Europea donde ejercen su labor de influir, en nombre de empresas y corporaciones, en la aprobación o el rechazo de leyes y propuestas, cargándose de un plumazo aquello de la independencia y la separación de los poderes, ya que todos ellos están unidos por el anillo único del poder.

De esta forma, los órganos consultivos de la Unión Europea están presididos, compuestos e influenciados por personas que trabajan para estas corporaciones.

Así, se entiende que no se hayan aprobado muchas de las leyes para regular los disruptores endocrinos, como los parabenos, unos conservantes baratísimos y altamente efectivos pero que tienen el pequeño defecto de ser disruptores endocrinos. O el Bisfenol-A, presente en todos los plásticos de nuestros hogares, desde las botellas de agua a los juguetes de nuestros bebés (y los de los adultos), las fiambreras, el film con el que envolvemos los congelados, los envases cosméticos, las botellas de aceite de oliva, el recubrimiento de las latas de conserva y un largo etcétera de productos en nuestro hogar repletos de estos tóxicos cuyas acciones se relatan en las más prestigiosas revistas científicas.

La prohibición de estos ingredientes supondría un varapalo no sólo para la industria química que los produce, sino para todas las marcas de cosmética tradicional, las farmacéuticas y las empresas de alimentación que deberían dejar de usar esos dañinos conservantes y sustituirlos por otros. ¿No merece la pena unirse para evitar su prohibición? Es más. Esas mismas empresas farmacéuticas son las que producen los medicamentos para paliar los efectos de los disruptores endocrinos en nuestra salud que, como hemos apuntado antes, en 2015 ascendió a más de 157.000 millones de euros en gasto sanitario para la UE. Así que ganan produciéndolos y ganan administrando los paliativos a las enfermedades que contribuyen a generar. Eso sí es un win-win y lo demás son tonterías.

cómo funcionan los lobby

Os dejamos el documento Un asunto tóxico que seguro os sorprenderá tanto como a nosotras. Se trata de un documento que recoge las pesquisas de la periodista independiente Stéphane Horel, quien ha investigado sobre la influencia de las corporaciones y los conflictos de interés en temas de salud pública y medio ambiente.

Además, uno de sus artículos sobre la regulación sobre los EDC (disruptores endocrinos) ha sido galardonado con un Laurel de la Columbia Journalism Review, y que explica a la perfección por qué la Unión Europea no aplica el principio de precaución, las presiones a las que se ven sometidos los parlamentarios y los miles de millones de euros que se destinan a que los estudios científicos que alarman sobre los tóxicos (o el cambio climático, o tantas otras cosas de trascendencia para el futuro de nuestra sociedad y nuestro planeta) sean tildados de parciales o de faltos de argumentos.

Otra parte de esos grandes presupuestos se va en campañas de marketing que hace que los ciudadanos de a pie no podamos cuestionar la seguridad y salubridad de esos productos, apelando a nuestros sentimientos, y creándonos muchas dudas sobre las voces que se alzan clamando por un nuevo paradigma en el que los tóxicos no formen parte de la ecuación.

Y mientras no haya más voces que se levanten para exigir la prohibición de estos tóxicos, los trabajos de científicos como el doctor Nicolás Olea, y de muchísimos otros investigadores de prestigio internacional, terminarán en los cajones de nuestros gobernantes sin que ninguno dé un golpe en la mesa y levante el teléfono para decir algo más que un ‘sé fuerte’.

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Patricia
Invitado
Patricia
7 octubre 2021 10:16

Hola chicas Me gustaría corregiros en algo. Soy usuaria de cosmética ecológica desde hace más de 15 años. Habéis publicitado a Mádara con su nueva línea de colaágeno y se por todo lo que he leído, que el colágeno no se absorbe por la piel. Solo si se ingiere hace efecto.   Por otra parte entre las tiendas a las que dais publicidad está el herbolario Navarro del que yo he sido clienta. Y comentaros que dicha tienda, cadena española, vende productos que no son ecológicos. Cómo Alqvimia, que dan el pego como naturales pero llevan toxinas en sus productos.… Leer más »

Orgànics Magazine
Invitado
17 noviembre 2021 23:41
Reply to  Patricia

Hola Patricia. Nuestras prioridades están totalmente claras. Nunca hablamos de productos que no respeten nuestros principios, pero cada tienda es libre de vender lo que quiera y nosotras no controlamos lo que cada una de ellas vende (no creo que sea nuestro cometido). Si no te gusta nuestro espacio y sus prioridades eres libre de no visitarlo.

Esther
Invitado
Esther
5 enero 2021 20:50

Hola,

antes de nada quería felicitaros por el blog y por todo el trabajo que estáis haciendo y daros las gracias por compartir vuestros conocimientos y ayudarnos a llevar una vida con menos tóxicos.

He leído que recomendáis el filtro de agua Alkanatur pero al buscar información he visto que todo es de plástico. Había oido hablar del Ecofiltro-purificador de agua que no lleva ningún componente plástico. Nos podéis informar sobre él. Lo conocíais?

Muchas gracias por todo y una vez más, felicidades

Orgànics Magazine
Invitado
11 enero 2021 18:57
Reply to  Esther

Hola, no conocemos ese filtro, el de Alkanatur lo conocimos hace unos años y aunque es de plástico no tiene disruptores endocrinos, pero sí, es de plástico…

Tizona
Invitado
Tizona
19 julio 2019 13:32

Hola a tod@s! Acabo de leer este artículo y solo decir que me parece magnifico. Veo que para muchas um tema bastante importante es el asunto del desodorante. Para mí también lo fue en el pasado, hasta el punto que me llegaron a dar uno en la farmacia que era puro clorhidrato de aluminio… o puro aluminio ya no lo se… y cada vez la cosa iba a peor, peor olor, menos tiempo de eficacia… un horror. Y eso por no comentar todo lo demás que no apreciaba en efectos directos…. ya sabéis! Después de la piedra de alumbre, que… Leer más »

Orgànics Magazine
Invitado
23 julio 2019 16:42
Reply to  Tizona

Hola Tizona. Suscribimos cada una de tus palabras. Y es una pena. Es una pena porque nos bombardena para que no nos salgamos de la rueda, para que matemos por nuestro equipo de fútbol pero no levantemos un dedo contra las empresas que nos matan lentamente, con la connivencia de las autoridades y los gobernantes que recorren las puertas giratorias mientras nos dan pan y circo. En fin, una pena…

Maribel
Invitado
Maribel
8 agosto 2018 23:14

Hola!!!! Tengo una niña de 10 años y ya tiene bellos en las axilas, ya le empieza a oler a sudor, sería conveniente que usara desodorante????? Cuál me recomendáis, gracias!!!

Orgànics Magazine
Invitado
9 agosto 2018 12:06
Reply to  Maribel

Hola Maribel, claro! El desodorante no es malo si lleva los ingredientes adecuados. A nosotras para las peques nos gustan mucho dos marcas muy suaves con la piel:
– Marilou Bio: Con productos en spray y una estética muy juvenil, son cómodos, eficaces y tienen aromas maravillosos.
– BioPha: Con suaves texturas, este roll on nos encanta, sobre todo el de aroma Calanques que huele a limpio, a jabón… una maravilla.
Pero también nos gustan mucho los de Lavera, Urtekram, Matarrania, So Bio (especialmente el de pieles sensibles).
Ya nos dirás cómo le va!

Elena
Invitado
Elena
27 mayo 2018 15:03

Hola Nita !!, Hace un par de meses os escribí sobre mis dudas sobre la Thermomix, y su toxicidad, y desde entonces he estado investigando, ya que considero que ahorra mucho tiempo, y es algo que hoy en día a ninguna nos sobra… Pues bien, solo quiero compartir con vosotras un gran descubrimiento que he hecho y que creo que os va a poner igual de felices que a mí… : ) Como comentamos, la tapa de la nueva TM5 es libre de bisfenol (no las anteriores), pero aún habiendo dado ese paso, el cubilete, no es libre de bisfenol… Leer más »

Orgànics Magazine
Invitado
12 junio 2018 13:11
Reply to  Elena

Elena, mil gracias por compartir tu hallazgo con nosotras. Sois lo más importante de esta comunidad y son muchas las lectoras que se pasan por vuestros comentarios antes de preguntar y vuestros testimonios son vitales!!!!!! Gracias y miraremos esa Magimix!!!!!

Lau
Invitado
Lau
23 julio 2019 12:41
Reply to  Elena

Ay muchas gracias, llevo tiempo obsesionada con saber el material de la tapa pero además el plástico me hace sospechar aunque no lleve bisfenol y quería una maquina que sea de acero o que cocine sin recibimiento antiadherente ni plástico. Muchas gracias…. Lo malo es la pasta que me gasté en mi Thermomix

Orgànics Magazine
Invitado
23 julio 2019 16:31
Reply to  Lau

Hola Lau. Nosotros usamos la Thermomix sin problemas, sólo procuramos que cuando hacemos una crema (nunca concinamos en ella, solo la usamos para triturar) no toque la tapa. El interior no tiene recubrimiento de ningún tipo.

Elena
Invitado
Elena
30 marzo 2018 20:06

Mil gracias Nina por tu ayuda!!!!!, de verdad no sabes lo que me ha ayudado… He estado investigando y consultando y la tapa de la última T5 es libre de Bisfenol, pero no así el tapón transparente… Así que sin duda haré lo mismo que haces tú, sin duda, porque no tiene sentido eliminar plásticos de tupper y demás, y cocinar con esta tapa…
Gracias mil por tu ayuda y por el maravilloso blog, que tanto tanto tanto nos ayuda!!!!

Orgànics Magazine
Invitado
31 marzo 2018 05:06
Reply to  Elena

Gracias a ti 🙂

Elena
Invitado
Elena
17 marzo 2018 20:43

Hola!!!, Gracias mil por el artículo… lo cierto es que es una maravilla. Gracias por compartir tanto con nosotras!!… Me gustaría consultaros vuestra opinión sobre algo que llevo meses indagando, y no consigo decidirme y que nadie me ayude… Hace años que descarté tener tupper o nada que fuera de plástico en casa, pero por muchas recetas, y por la ajetreada vida que vivimos, desearía comprarme la Thermomix, pero esta, o cualquier robot de cocina similar que encuentro tienen la tapa de plástico… y al verla en acción, sofriendo cualquier cosa, aunque no lleve Bisfenol A, tengo mil dudas de… Leer más »

Orgànics Magazine
Invitado
26 marzo 2018 19:49
Reply to  Elena

Hola Elena ¡alguien tiene que contaros estas cosas! Ojalá hubiera más como nosotras, muchas más!!! En vez de contar siempre las mismas cosas de los mismos cansinos temas… En fin. Te cuento yo tengo la Thermomix y la tapa, casi con seguridad, contiene tóxicos. Yo no cocino con ella (hago batidos, masas caseras, cremas con ingredientes tibios…, pero para cocinar como que no me gusta). Si la usas con los ingredientes en frío o a temperatura ambiente no hay problema. Es decir, la transferencia de disyuntores endocrinos a los alimentos se da por dos cauces: por tiempo (como en una… Leer más »

Belén
Invitado
Belén
8 marzo 2018 19:33

Hola Nina, me encanta tu blog y todo lo que investigas me parece super interesante y una labor estupenda para poder abrir los ojos a los que no tenemos acceso a esas investigaciones y estudios. Te quería comentar, que con el tema del agua embotellada, podemos usar la jarra que nos mencionas y nos aconsejas para casa, pero para salir a la calle ,por ejemplo , para los peques mandadles al cole con el almuerzo, ¿que tipo de botella aconsejas que usemos?

Gracias.

Orgànics Magazine
Invitado
13 marzo 2018 11:56
Reply to  Belén

Hola Belén. Pues mira como la alternativas de las botellas de vidrio con los peques está descartada, puedes ponerle una de acero. Pero acero sin revestimiento plástico. Son duraderas y atóxicas. Eso sí, en ellas no debes meter zumos. Un saludo.

Alejandra
Invitado
Alejandra
17 abril 2018 08:29

Yo uso las de greenyway para las niñas y para mi. ¿Qué opinión te merecen Nina? Gracias por este artículo, me he quedado alucinada con algunas cosas… Yo procurando que que los biberones,
chupetes, tuppers, botellas, no tuvieran BPA y resulta que no había caído que en las botellas de aceite podría estar, ni en los juguetes.

Orgànics Magazine
Invitado
25 mayo 2018 10:00
Reply to  Alejandra

Hola Alejandra… Sí, es un problema tan global que a veces se nos escapan todos los recovecos donde puede haber tóxicos… Y más que os vamos a ir desvelando poco a poco. En cuanto a lo de las toallitas no conocemos esa marca… Si nos pones el INCI te decimos algo más. Un saludo y no te agobies 😉

Jess Martin
Invitado
Jess Martin
20 diciembre 2017 23:02

Hola! Acabo de descubrir tu web y ya me encanta. La verdad desconocía todo esto de lo de la toxicidad, lo conocía, pero desconocía que fuese algo tan serio. Al ser algo tan poco conocido, me surgen mil dudas acerca de qué productos realmente son buenos o cuales no. Hay algún post sobre marcas y demás? Geles, jabones, detergentes…se me ocurren miles de productos que seguramente tenga su equivalente orgánico, pero he leído productos aparentemente bio en el super, y tiene miles de sustencias químicas… no sé si estoy algo perdida o qué! Bueno, seguire leyendote por aquí. Gracias por… Leer más »

Orgànics Magazine
Invitado
28 diciembre 2017 03:19
Reply to  Jess Martin

Hola Jess. Gracias por el comentario, nos alegra que te guste nuestro contenido. Lo cierto es que en nuestra web no encontrarás nada que no sea natural o ecológico y siempre sin tóxicos, por lo que si te vas a la sección de Belleza puedes ver el contenido ordenado por áreas: maquillaje, cabello, cuerpo, rostro.. Y ver los artículos relacionados con estas áreas. También tienes la página de tóxicos donde hacemos los artículos de investigación más ‘serios’. Un saludo y bienvenida al lado bio de la vida.

Lidia
Invitado
Lidia
4 diciembre 2017 12:48

Sin duda un artículo que te deja patidifusa! Quería saber vuestra opinión sobre la piedra alumbre como sustituto del desodorante “comercial”, ya que he escuchado tanto bondades como problemas que puede causar, y la verdad que al final una ya no sabe de quién fiarse.
Gracias por la información!

Orgànics Magazine
Invitado
7 diciembre 2017 14:30
Reply to  Lidia

Hola Lidia. Sí, lo que nos contó (y otras cosas que no hemos sacado para que no fuera eterna la entrevista) es demoledor. Lo de la piedra de alumbre es controvertido. Parece ser que depende del tipo de piedra ya que, como en todo, la piedra de alumbre puede ser de varios tipos y sólo la que es natural 100% (no reconstruida) es óptima. Alló Nature es, de momento, la única certificada por su pureza que conozcamos. Os hablaremos de ello en un próximo artículo, pero aún estamos en ello…

Ana
Invitado
Ana
1 noviembre 2017 18:00

Nina, me he quedado sin palabras… Desde que nació mi hijo mayor he ido adentrándome en el lado bio de la vida, pero este artículo me ha dejado totalmente desesperanzada. Actualmente estaba buscando la manera “menos mala” de consumir agua … de la del grifo no me fio (no quiero ni pensar la de “cochinadas” que se añaden para asegurar su potabilidad), de la embotellada tampoco por todo lo que he leído en tus artículos ¿qué podemos hacer?

Orgànics Magazine
Invitado
4 noviembre 2017 01:55
Reply to  Ana

Hola Ana. Pues contrariamente a lo que se pueda pensar, la del grifo es bastante buena. Desgraciadamente no existe el riesgo cero, pero hay jarras como la de Alkanatur que funcionan bastante bien y reducen mucho los contaminantes, además de producir una menor oxidación en el cuerpo.

Angeles
Invitado
Angeles
30 mayo 2018 19:13
Reply to  Ana

Nina, una cosa es la composición inicial de agua cuando sale de la depuradora, y otra muy diferente la contaminación de metales pesados y plástico, sí plástico, porque las tuberías por las que pasa hasta llegar a nuestro grifo puede ser la misma o más que la del agua embotellada. No crees? No encuentro alternativa aún al agua embotellada

Orgànics Magazine
Invitado
6 junio 2018 13:51
Reply to  Angeles

Hola Ángeles. Totalmente de acuerdo, pero las tuberías son de PVC y en principio no llevan los mismos aditivos que las botellas de plástico que tienen que llevar aditivos para que los rayos del sol no desgasten el polímero (las tuberías van enterradas y son gruesas). Además las botellas son flexibles, y esa flexibilidad también se la da un aditivo que es un disruptor endocrino. Otra de las cosas importantes es el tiempo de permanencia. El tiempo es vital para los tóxicos. Un agua que está en contacto con una tubería un segundo no va a ‘contaminarse’ de la misma… Leer más »

Angeles
Invitado
Angeles
6 junio 2018 15:05

Muchas gracias por tu aclaración ,Nina pero … en mi caso estoy tomando agua embotellada porque no lleva Cloro. Tengo problemas digestivos severos y el agua de grifo me hace más daño ( supongo que por el cloro ). Qué alternativa habría para tomar agua de grifo sin ese problema?? Sinceramente me encantaría poder tomarla de grifo. No quisiera desarrollar Hipotiroidismo o alguna otra enfermedad por causa de disruptores endocrinos. Qué opciones da el Dr Alcolea para eso ? Un abrazo¡¡

Orgànics Magazine
Invitado
12 junio 2018 13:05
Reply to  Angeles

Hola Ángeles. Para que el cloro se evapore puedes dejar las botellas llenas abiertas 24 horas, como cuando regamos las plantas. Es lo único que se nos ocurre.

Eva
Invitado
Eva
25 octubre 2017 13:31

Gracias Nina!

Irene
Invitado
Irene
25 octubre 2017 10:00

Y los plasticos de los envases de los productos ecologicos ¿estan libres de bisfenol y los demas compuestos peligrosos?
muchas gracias y ehorabuena por la entrevista. de verdad que nada sera igual, al menos para mi. me da miedo ya que vivo en una zona de estos mapas que mas color tiene …

Orgànics Magazine
Invitado
26 octubre 2017 20:05
Reply to  Irene

Hola Irene. Ese es el eterno debate. Muchas marcas sí miran que sus envases no los contengan, pero no todas ellas nos garantizan que sus envases estén libres de estos tóxicos. Por eso en Orgànics Magazine siempre apostamos por el cristal y, a ser posible, violeta. Ya que mantiene durante mucho más tiempo los productos actuándo como conservante. Un saludo.

Fátima
Invitado
Fátima
23 octubre 2017 23:39

Excelente trabajo. ¡Enhorabuena! Muy esclarecedor.

Orgànics Magazine
Invitado
26 octubre 2017 20:05
Reply to  Fátima

Gracias Fátima. Nos alegramos que te haya gustado.

Monse
Invitado
Monse
23 octubre 2017 16:54

?????????????????? (por si no se ven son aplausos)

Orgànics Magazine
Invitado
26 octubre 2017 20:07
Reply to  Monse

Gracias Montse. Lo hacemos con todo el cariño del mundo y, sobre todo, para que con toda la información en la mano decidáis cómo actuar.

Flori
Invitado
Flori
23 octubre 2017 14:04

Por cierto Nina, hace tiempo que ando un poco desconectada de tus ultimos articulos ( lastima pero con mi bebe de 8 meses no me da mas la vida) y el caso es que no se si ya has publicado la review sobre una jarra de agua “ casi milagrosa” que el propio Nicolas olea y su equipo parece que daban su visto bueno sobre el filtrado con ella. Espero me puedas informar porque estoy realmente interesada en conocer el producto. Saludo atento.

Orgànics Magazine
Invitado
4 noviembre 2017 02:08
Reply to  Flori

Uich, Flori. No de milagrosa no tiene nada la jarra. Es ciencia pura. Se llama Alkanatur y es made in Spain (Galicia para ser exactos) 100% Puedes mirar en su web. A nosotras tampoco nos da la vida y no hemos podido hablar aún de ella 🙁 Un abrazo y disfruta de tu bebé. Crecen taaaaan rápido…

Flori
Invitado
Flori
23 octubre 2017 13:45

Me quedo con los pelos de punta…

Enhorabuena por el Fantástico trabajo ??????

Orgànics Magazine
Invitado
4 noviembre 2017 02:10
Reply to  Flori

Gracias Flori. Sí…., pone el pelo de punta tanto tóxico…

Clara
Clara
23 octubre 2017 12:47

Gran artículo. Es vergonzoso que esta información esté al alcance de cualquiera y todo siga igual, que nos vendan productos plagados de tóxicos con un lacito rosa, que se aspire a la cronificación de una enfermedad y no a su curación… Esta claro que la prevención no ha sido nunca un negocio lucrativo. El consumidor ha de ser dócil y aborregado, no vaya a ser que dejemos de comprar bollos, bebidas de cola y demás. Aunque sea difícil, creo que con nuestras acciones y elecciones podremos ir poco a poco cambiando las cosas, lo que no sé es si será… Leer más »

Orgànics Magazine
Invitado
4 noviembre 2017 02:11
Reply to  Clara

Hola Clara. Por fortuna tanto la naturaleza como nuestro cuerpo tiene una tendencia innata al equilibrio y la salud.Con un poquito que les echemos una mano…, pero claro, eso no interesa nada ¿verdad? La suerte es que cada vez somos más los que clamamos contra estos tóxicos.

Écolecua
Invitado
Écolecua
20 octubre 2017 19:18

Felicidades Nina, el artículo es brillante. ¡No sé ni qué decirte! Ya sabes que te sigo desde hace años, tú fuiste la promotora de un gran cambio en mi vida, me has hecho pensar con muchos de tus artículos pero este me parece el más tremendo de todos. Ojalá lo leyese todo el mundo. Muchas gracias por acercarnos de una manera sencilla asuntos tan complejos y tan tapados. Por mi parte voy a intentar difundirlo y que llegue al mayor número de personas. Un abrazo!

Orgànics Magazine
Invitado
4 noviembre 2017 02:14
Reply to  Écolecua

Gracias a ti, preciosa, por tus palabras. Me ha costado mucho redactarlo, porque fue una entrevista larguísima y el doctor Olea se explica tan bien… Ahora nos queda a segunda parte. A ver si antes de Navidades la tenemos lista 😉

Eva
Invitado
Eva
20 octubre 2017 13:44

Por cierto, felicidades por el artículo y la entrevista a Nicolás Olea. Sois fantásticas!

Orgànics Magazine
Invitado
4 noviembre 2017 02:15
Reply to  Eva

Gracias Eva! Lo hemos hecho con todo el cariño del mundo y esperando que cada vez más personas abran los ojos y reclamen una sociedad sin tóxicos.

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