Si hablamos de maquillaje, no cabe duda que la parte más importante de éste es el color. Te contamos todos los pigmentos tóxicos que lleva tu maquillaje habitual y que, por supuesto, no están permitidos en cosmética ecológica certificada.
Tipos de pigmentos: los colorantes inorgánicos
Los pigmentos inorgánicos no son más que eso: minerales y metales. Casi los mismos con los que el hombre pintó, hace miles de años, las muestras rupestres que aún hoy nos maravillan por su belleza.
Estos pigmentos, a pesar de ser muy estables y poco tóxicos en general, tienen una paleta muy reducida, por lo que su uso está limitado a ciertos tonos, sobre todo para bases, maquillajes y coloretes, pero menos para sombras de ojos, lacas de uñas y labiales, ya que son los tonos que nos aportan los minerales de tonos terrosos.
Para los pigmentos industriales, que no siempre implica que sean de origen sintético, se ha establecido una nomenclatura internacional se utiliza las siglas CI (Colour Index) seguido de un número.
Por ejemplo los pigmentos inorgánicos minerales, que son los más inocuos de todos van desde el CI77000 hasta el CI77999.
El más común en todos los productos de cosmética es el dióxido de titanio. En los envases de maquillaje también lo ponen con su número de colorante: CI 77891. Es el que le confiere blancura no sólo a los maquillajes de todo tipo, sino a las pinturas, los helados, las chuches, las bebidas…
También se usa como filtro solar, dada su fantástica capacidad de reflejar la luz e impedir que los rayos atraviesen la barrera cutánea. Lo malo, es que deja un aspecto lechoso en la piel (para actuar como protector solar la concentración es mucho mayor que en cremas o maquillajes).
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El segundo más usado es el óxido de hierro (en los envases pone Iron Oxides y tiene varios CI, ya que está mezclado con sílice en diferentes proporciones: CI77491, CI77492, CI77499. Para que os hagáis una idea, el dióxido de titanio representa el 70% del consumo del total de los pigmentos inorgánicos y el óxido de hierro el 10%.
El resto del pastel (10%) se lo reparten los siguientes minerales:
Óxido de zinc (CI77947), también usado como protector solar físico por dejar menos residuo blanco. En maquillaje ayuda a fijar los pigmentos a la piel. Además se usa en muchas cremas antisépticas y en las pinturas inhibe la aparición de moho. Se usa mucho en los solares y en las cremas de pañal.
Talco (CI77718): otro de los componentes que más se usa en los maquillajes minerales, sobre todo en los polvos compactos y polvos sueltos y bronceadores. Es una sustancia que se ha utilizado durante décadas (sobre todo en la piel de los bebés) pero que puede contener metales pesados.
Además, inhalado es altamente tóxico y puede causar cáncer, tal y como publicó en 1997 la Revista Americana de Epidemiología, quien determinó en un estudio que aplicar talco en la zona genital incrementaba en un 60% la posibilidad de tener cáncer de ovarios. Por eso muchos cosméticos están empezando a poner en sus etiquetas que no contienen talco (sobre todo los Bio).
Mica (CI 70019): es otro de los minerales más usados. Su precioso color y su brillo (pertenece a los silicatos de aluminio) lo hace idóneo para los iluminadores, polvos bronceadores y bases de maquillaje luminoso. Ni que decir tiene que es uno de los minerales más usados en las sombras brillantes, junto con el oxicloruro de bismuto (CI 77163)
Caolín (CI 77004): es una arcilla muy blanca y muy pura. De hecho es la que se usa para hacer las mejores porcelanas por su finura. En medicina y cosmética se usa por su poder de absorción, además de por la suavidad de su textura y porque mejora la absorción de las bases. Esta arcilla se usa en muchos cosméticos ecológicos, incluso en pastas de dientes y sus propiedades son excelentes, ya que ese mismo poder de absorción lo hace idóneo para eliminar tóxicos.
Y otros muchos más, incluyendo las piedras preciosas, pero que se encuentran en menor medida ya que el precio de estas piedras incrementaría en mucho el precio del cosmético.
Los colorantes minerales, en definitiva, son bastante inocuos con el único problema de los residuos que queden de su extracción, como los metales pesados (pero muchas marcas bio usan pigmentos en los que se certifica que no los contienen), de ahí el auge que están teniendo tanto en marcas Bio como en marcas no bio, ya que por muy molidos que estén estas sustancias no pueden atravesar la barrera cutánea, a no ser que se conviertan en nanopartículas en cuyo caso, de forma obligatoria, tiene que ser indicado en el INCI con el nombre NANO entre paréntesis, ya que en estos casos sí puede traspasar la barrera cutánea.
El principal peligro de estos ingredientes es que al ser utilizados en muchos polvos sueltos se corre el riesgo de inhalarlos y si la marca no nos certifica su ausencia, debemos saber que en mayor o menor medida contienen metales pesados que se acumulan en nuestro organismo (pulmones y vísceras).
Por eso, algunos sellos ecológicos exigen a las marcas que documenten la ausencia de metales pesados y otros tóxicos en sus productos con estos metales. Os recuerdo que la mayoría de los maquillajes compactos y polvos sueltos Eco (Sobre todo los minerales) no pueden ser certificados porque sólo se certifican los ingredientes Bio de origen animal o vegetal. Es el mismo caso del agua. Se puede comprobar su pureza pero no se puede certificar como orgánica. Los minerales se puede descartar que contengan metales pesados pero no se puede certificar como Bio.
Tipos de pigmento: los colorantes orgánicos
Dentro de estos encontramos los vegetales y los animales.
Los vegetales se han usado durante miles de años y se siguen usando para teñir prendas, para maquillajes ecológicos… Desgraciadamente están cayendo en desuso, ya que son más caros de conseguir que los sintéticos y sus resultados no son tan estables como los químicos, por lo que las grandes empresas como loreales y demás prescinden de estos tintes. Sin embargo, muchas casas de cosmética natural y ecológica los usan, presumen de ello y de las pequeñas diferencias de tono como prueba de su origen natural.
Como podéis imaginar, se han utilizado casi todas las frutas y verduras del mundo (¡y las fantásticas especias!) para colorear cremas y hacer todo tipo de maquillaje.
Uno de los pigmentos más utilizados durante siglos ha sido la Sangre de Drago que no es más que la salvia de este precioso árbol que podemos encontrar en las Islas Canarias. Pero también la cúrcuma, el azafrán, la spirulina, el azuleno y los extractos de bayas y frutos.
Pigmentos animales. Y aquí llegamos a un punto un tanto delicado. La forma de obtener los pigmentos animales es un poco desagradable y nada cruelty free, así que sólo ahondaremos en el más conocido: el rojo cochinilla o carmín a secas (CI 75470), también llamado Crimson Lake o Natural Red nº4. Si eres de las que adora el Russian Red de MAC o el rouge por excelencia de Dior o Chanel… Pues ese precioso color se lo da el del ácido carmínico que se obtiene de secar, hervir y moler las hembras de estos insectos que parasitan las chumberas (las islas Canarias son grandes exportadores de este pigmento).
¡Ah! que no lo veis bastante bien…, pues ale, le resto un poquito más de Glamour a esos labiales de 25 euros…
Pero las que no somos usuarias de esos labiales tóxicos tampoco estamos a salvo, ya que ese colorante corresponde al E120, presente en mermeladas de fresa, gelatinas, helados, salsas de tomate, palitos de surimi… ¡A saber cuántos bichitos de esos nos hemos comido a lo largo de nuestra vida!
Así que ninguno de los labiales que usen este pigmento pueden ser cruelty free, por muy asquerosos que nos parezcan estos bichos, una marca sin crueldad animal es una marca que no provoca el sufrimiento de los animales, sin que se especifique a qué animales atañe. Pero recalcamos que por muy cruel que sea su forma de extracción estamos ante un pigmento natural que se viene usando desde hace miles de años.
A parte del lado moral del asunto, el rojo cochinilla es un potencial alérgeno pero, quitando eso no tiene mayor toxicidad… Ni que decir tiene que las marcas Bio que lucen sellos cruelty free o apto para veganos no utilizan estos colorantes animales.
Pigmentos sintéticos y azoicos
Aquí sí que llegamos a la madre del cordero. Los pigmentos naturales son caros de extraer y, poco a poco, se han ido sustituyendo por otros sintéticos elaborados en laboratorio. El problema es que la mayoría de los cosméticos utilizan los llamados colorantes azoicos, unos pigmentos tóxicos, para cuya producción se utilizan aminas aromáticas (bonito nombre para unos derivados de los hidrocarburos como el benceno, tolueno, naftaleno, antraceno y difenilo, todos ellos altamente tóxicos), entre las que se encuentra la anilina, una de las aminas aromáticas más simples y probadamente cancerígena (todos los compuestos terminados en -amine como la Dietanolamina lo son). Entre los colorantes azoicos (para las que quieran leer una maravillosa clase de química os aconsejamos este documento) podemos encontrar:
– Ingredientes que terminan en -anilin o -anilid
– Colorantes que llevan las letras HC delante como el HC Orange 3
– Los que empiezan por palabras como Acid: Acid Red 73
– Los que llevan el nombre Pigment al principio: Pigment Green 7
– Los que llevan la palabra Solvent delante: Solvent Black 3
En este listado podemos ver las limitaciones de uso de cada pigmento.
En este sentido, la peligrosidad de las aminas ha hecho que se hayan ido sustituyendo en algunos campos, sobre todo por el riesgo que representan para los trabajadores que utilizan estas sustancias, ya que son tóxicas inhaladas, ingeridas, por contacto (además son liposolubles, por lo cual se almacena en la grasa corporal) y son tremendamente inestables, por lo que pueden explotar. Vamos un lujo de ingredientes.
Sin embargo, en el campo que nos ocupa (su uso en cosmética) hay diferentes versiones, ya que la toxicidad de estos compuestos en los cosméticos no existe per se, es decir, los colorantes azoicos no son cancerígenos, sino pre-cancerígenos, es decir que dependiendo de su absorción, la degradación metabólica y las reacciones que se creen con otros compuestos cosméticos se liberarán compuestos cancerígenos (un caso similar al de las famosas nitrosaminas de Deli Plus).
Sin embargo los colorantes azoicos derivados del benceno se convierten en cancerígenos a través de los procesos metabólicos normales. Aquí podéis leer (en inglés) un documento de los riesgos según el IARC, donde además se especifica el riesgo para las personas que trabajan con estos materiales (sobre todo en peluquerías, ya que en empresas químicas pueden ir con trajes especiales y mascarillas pero no en las peluquerías, donde los trabajadores siquiera usan guantes en la mayoría de ocasiones).
Además, otro de los factores que debemos tener en cuenta es las impurezas que contienen estos tintes, que llegan a superar el 20% en los productos comerciales.
Entonces si son tan malas ¿por qué se utilizan? Pues por la paleta. Los colorantes sintéticos son muy fáciles de producir, son baratos y, sobre todo, permiten una gama de colores tan infinita como nuestros ojos sean capaces de apreciar. Tanto que cuesta creer que algo tan bello sea perjudicial.
Esas sombras de MAC tan preciosas, con esos colores tornasolados, esas intensidades y esos brillos difícilmente se pueden conseguir con tintes naturales y a precios asequibles, por lo que se recurre a estos pigmentos tóxicos pero baratos (pero la ciencia avanza en todas direcciones y las últimas colecciones de las marcas bio nos están demostrando que la paleta de la naturaleza es tan infinita como la sintética).
A todo esto se le une una dificultad añadida, y es en las importaciones de maquillaje de países ajenos a la UE, donde algunos de los colorantes que están prohibidos en el seno de Europa no lo están y muchas marcas un poco pillas les ponen a esos los colorantes sus propios nombres por lo que resulta imposible saber si esos colorantes son buenos o no, lo que aún complica más una tarea de por si bastante compleja, que es la de poder enterarnos de qué demonios nos estamos poniendo en la piel.
Así que ya sabes, si no quieres ser como estos ¡¡lee el INCI!!