Solares bio con nanoparticulas

El tema del verano son los solares bio con nanopartículas y hoy, después de muchas semanas de dudas, voy a intentar explicar lo que ha pasado en 2022 con los solares ecológicos y las nanopartículas.

Así que si te interesa el tema, prepárate una bebida fresquita, toma asiento y haz ejercicios para que no se te desencaje la mandíbula de tanto flipar…

Este es un artículo polémico. Lo sé.

Es un artículo que puede que me cueste clientes. Y de los buenos.

Y seguro que me granjea críticas.

También lo sé.

Pero desde el principio tuve claro que mi compromiso contigo, el del otro lado de la pantalla, era total. Pese a quien pese. Y que iba a aplicar el principio de precaución aún no teniendo todos los datos. Como debería hacer la UE, como cualquier padre/madre lo haría con cualquier producto que no viera claro para sus peques.

El artículo de hoy es incómodo. Como vestir un suéter de lana para hacer spinning.

Incómodo de escribir, incómodo de leer, incómodo de comprender e incómodo de explicar a tus clientes si vendes solares bio con nanopartículas.

Y, como siempre digo, no soy científica. Soy periodista y adoro investigar. Adoro colarme por los recovecos de la UE y contaros lo que el farmacéutico mediático de turno no te va a contar, porque está demasiado entusiasmado con los regalos que le hace la farmacéutica que fabrica los solares tóxicos como para mover el ratón y leer lo que la UE dice los tóxicos de los solares convencionales.

Me entusiasma contarte lo que descubro en las webs oficiales de los organismos y en revistas científicas como PubMed con artículos revisados por pares (aunque a mucha gente le gustaría que mi fuente fuera Muy Interesante e, incluso, Más Allá para poder acusarme de magufa, apocalíptica, metemiedos…).

Pero no.

Mi inspiración son los textos legales y los estudios de personas que llevan más de cuatro décadas investigando sobre los tóxicos, como Nicolás Olea o Miquel Porta, especialistas en cánceres diversos (Olea de mama, próstata y ovarios y Porta de páncreas) y sus estudios se centran en la relación de los tóxicos con el cáncer y otras enfermedades.

Sus currículum son interminables. Para que luego venga cualquier instagramer con cinco años de carrera de ciencias y se dedique a recorrer platós diciendo que todo va bien, mientras la ciencia reconoce que no todo va bien y la UE se afana por barrer bajo una alfombra más abultada que la cartera de Bill Gates.

Y estos científicos de referencia mundial no dicen nada bueno de los solares con filtros químicos, pero eso es otro artículo que te enlazo por si quieres leerlo.

Hoy os voy a contar todo lo que he descubierto sobre solares bio con nanopartículas y por qué desde que empezó el calor tengo un retrogusto amargo que no se me quita…

Pero empecemos por el principio.

Solares Bio con Nanopartículas

Cuando arrancó elblogdeninabenito allá por 2012 los solares bio no eran como los de ahora. Eran difíciles de aplicar, densos como el cemento, quedaban muy blancos en la piel y no tenían nada que ver con los que hemos testado en los últimos años, donde la ciencia nos ha permitido tener unos solares saludables que no dañen nuestro organismo ni la flora y fauna marina y su textura sea sedosa y gustosa sin efecto ‘Casper’.

Pues bien, por aquel entonces, la UE establecía que los solares que contuvieran nanopartículas debían especificar su contenido en nanopartículas en el INCI con la palabra NANO entre paréntesis.

Por ejemplo Titanium Dioxide (NANO) y Zinc Oxide (NANO).

El problema de las partículas de Dióxido de titanio es que son algo inestables y bajo las condiciones adecuadas pueden producir un incremento de la tasa de oxidación (ROS), por lo que las marcas de solares convencionales lo recubren con siliconas sintéticas (plástico) mientras que las ecológicas lo hacen con silicio, para incrementar esa estabilidad y, además, para incrementar su tamaño molecular, de forma que una nanopartícula se convierta en una partícula mayor cuyo tamaño no sea nanométrico.

Con esto se consigue la que en su momento llamé Partícula Ferrero Rocher, donde el dióxido de titanio o el óxido de zinc quedaría en el interior en forma de nanocompuesto y el recubrimiento haría que la partícula final fuera de un tamaño mayor, impidiendo, en teoría, su entrada a la epidermis.

La UE hasta 2013 admitía ese tamaño final como referencia para determinar si un producto contenía nanopartículas o no. De manera que si tu solar contenía nanopartículas revestidas y el tamaño final era superior a 100nm tu solar no requería avisar de su contenido en nanopartículas aunque el tamaño interior, es decir, el tamaño del dióxido de titanio o de óxido de zinc fuera un nanocompuesto con un tamaño entre 15 y 100 nanómetros.

PERO

Como os he contado muchas veces, la UE está altamente preocupada por los nanocompuestos. Porque la ciencia es capaz de crear nanocompuestos de millares de ingredientes (cada día se dan de alta en el portal europeo 800 nuevos cosméticos de los cuales 10 contienen nanopartículas), pero no tenemos la literatura científica suficiente ni el tiempo de uso suficiente para saber sus potenciales peligros.

Así que, una vez más, los consumidores nos convertimos en ese gran laboratorio de pruebas donde se testa si un compuesto es o no tóxico, sobre todo cuando se requiere décadas de uso para saber sus consecuencias, como en el caso de las nanopartículas.

Principio de precaución 0.

Tened en cuenta que estamos hablando de compuestos que pueden atravesar no solo la barrera epidérmica sino también la barrera celular. Médicamente supone un campo extenso de posibilidades, al igual que en cosmética donde podemos encontrar bases liposomadas, solubles y biodegradables, que transportan ingredientes valiosos a la célula, como la coencima Q10, o vitaminas A y E, entre otras muchas posibilidades médicas y científicas que solo estamos empezando a atisbar.

Pero las nanopartículas minerales no son ni solubles ni biodegradables. Y ahí radica el problema. Y en estos compuestos no solubles ni biodegradables es donde la UE pone el acento y el ojo.

¿Qué harán decenas de miles de partículas de dióxido de titanio y de óxido de zinc en el interior de nuestra piel? La ciencia no tiene aún la respuesta, pero la razón nos invita a ser cautos.

Por todo eso, la UE exige que antes de poner un nanomaterial en el mercado se tiene que solicitar autorización seis meses antes de introducirlo en el mercado y hay unas normas muy estrictas sobre lo que se puede y no se puede incluir en un cosmético en forma de nanomaterial.

Pues bien, en 2013 la Unión Europea cambia la Ley y decide que a partir de entonces se va a contar el tamaño interno de la partícula, es decir, el dióxido de titanio o el óxido de zinc que son como la avellana de la Partícula Ferrero Rocher, para decir si un producto contiene o no nanopartículas.

En ese caso, tomando como tamaño base la nanopartícula sin el recubrimiento, si esta es de un tamaño entre 15 y 100 nanómetros la Ley obligada a informar de la presencia de nanopartículas en el envase cosmético. Además de tener que hacer todo un trámite en la Unión Europea.

Los trámites con la UE son complicados, farragosos, desesperantes para las pequeñas marcas-pulpo (esas que llevan redes, responden mails, venden y elaboran productos como si tuvieran 8 brazos y 9 cerebros como estos cefalópodos). Pero son necesarios. Luego volveremos sobre ellos.

Así que la ley era muy clara al respecto. No hay fisuras, ni dudas.

Si tu producto lleva nanopartículas aunque estén recubiertas, has de ponerlo en el INCI claramente con la palabra NANO.

PERO

Siempre hay un pero que borra todo lo anterior.

Aunque a nivel legal es todo muy sencillo de entender, a nivel de laboratorio no es todo tan simple. Las partículas minerales no tienen un tamaño homogéneo y, por eso, la Recomendación 2011/696/UE establece que a partir del 50% de nanomateriales se considera que ese productos contiene nanopartículas. ¿Cómo te quedas? Quizá tu solar tiene un 40% de nanopartículas y no tienes derecho a saberlo.

» Un nanomaterial, según se define en la presente Recomendación, debe estar compuesto de un 50 % o más de partículas de un tamaño comprendido entre 1 nm y 100 nm. De conformidad con el dictamen del CCRSERI, incluso un pequeño número de partículas en el intervalo de 1 nm a 100 nm puede, en ciertos casos, justificar una evaluación específica. No obstante, clasificar esos materiales como nanomateriales podría in­ ducir a error. Puede haber casos legislativos específicos, sin embargo, en que la preocupación por el medio am­ biente, la salud, la seguridad o la competitividad justifi­quen la aplicación de un umbral inferior al 50 %.(12)

Las partículas aglomeradas o agregadas pueden presentar las mismas propiedades que las partículas sueltas. Ade­más, puede haber casos, durante el ciclo de vida de un nanomaterial, en que se liberen partículas de los aglome­rados o agregados. Por tanto, la definición de la presente Recomendación debe incluir también las partículas de aglomerados o agregados siempre que las partículas constituyentes se sitúen en el intervalo de tamaños compren­dido entre 1 nm y 100 nm.»

Es una mierda, pero la Ley es así. Podemos quejarnos o podemos informarnos y exigir un cambio.

Otra de las cosas que esta Recomendación dice es:

«La medición del tamaño y la granulometría de los nano­ materiales es una tarea ardua en muchos casos, y los diferentes métodos de medición pueden dar resultados que no son comparables. Deben elaborarse métodos de medición armonizados para garantizar que la aplicación de la definición ofrezca resultados coherentes entre los distintos materiales y a lo largo del tiempo. Mientras no se disponga de métodos de medición armonizados, de­ben aplicarse los mejores métodos alternativos disponi­bles

Así que ya tenemos, que tu solar con menos de un 50% de partículas nanométricas no tiene que poner que contiene ingredientes NANO y que se exige la aplicación de los mejores métodos disponibles para medir la granulometría.

Volvamos a 2013. Para nosotras la Ley era clarísima.

Decidme si os cabe alguna duda al respecto.

Ya tenemos que para la UE un nanomaterial es aquel que tiene una o más dimensiones externas o una estructura interna de 1 a 100nm. Es decir, el Ferrero Rocher también es una nanopartícula si la partícula interna tiene un tamaño nano.

Así que si fabricas un solar con más del 50% de los compuestos en nanopartícula, vaya o no revestido, tienes que informar de ello:

De nuevo no hay dudas sobre qué es un nanocompuesto y cómo debe especificarse en el INCI.

Recuerdo hablar con el distribuidor de una marca francesa que desde el primer momento recogió lo que la Ley decía y puso en sus envases que sus solares contenían nanopartículas. Y me dijo que muchos solares las contenían y no estaban declarándolo.

Yo dejé de hablar de los solares de esta maravillosa marca certificada porque para mí no ofrecían las garantías necesarias, no había pasado el tiempo suficiente y cuanto más leía sobre los nanomateriales más dudas me generaba, y como en Orgànics Magazine intentamos aplicar principio de precaución, decidí que no iba a recomendar solares con nanopartículas.

Mi magazine, mis lectores, mis principios. Y si no te gustan esos principios…, no tengo otros.

Y hasta este mismo año he estado escuchando varias voces que me decían que algunas marcas usaban nanopartículas y no las declaraban.

Y yo no les creía.

No les creía porque cuando una persona entra en un herbolario sabe que paga un peaje. Que va a tener que renunciar a algunas cosas para comprar los solares a ese precio. Que sus prioridades son la salud de su familia. Y aunque siempre defiendo que la cosmética bio tiene que estar al alcance de los mileuristas y de Carmen Lomana, que tiene que haber productos para todos los bolsillos, gustos y estilos de vida, entre mis lectores abundan más los mileuristas que las lomanas…

Y aún así les animo a invertir en salud.

Quizá por eso me ha costado tanto escribir este artículo. Quizá por eso todo lo que está pasando con los solares bio con nanopartículas me está tocando tan de cerca.

Porque persona que entra en mi web quiero que entre en un sitio seguro. Un lugar a salvo de las presiones de los grandes y de las farmacéuticas, un lugar que me ha costado mucho construir a base de horas de trabajo y de ver crecer a mi pequeño a través de la ventana del despacho (por no hablar de los sinsabores económicos que no han sido pocos).

Y este año me entero de que llevo años recomendando productos con nanopartículas. Años poniendo la mano en el fuego por unas marcas que me aseguraban que no contenían nanopartículas.

Pero sigo con los datos.

Ya tenemos claro que en 2013 la UE exigía que se notificara en el envase cosmético si un producto contiene o no nanopartículas, atendiendo a la estructura interna de la partícula. Si tiene un tamaño de menos de 100nm se debe poner el en envase.

Ahora damos un salto en el tiempo.

Nos vamos a 2019.

Como sabéis la UE dicta las Leyes comunitarias en materia de cosmética, pero compete a cada estado miembro aplicarlas y asegurarse de su cumplimiento mediante la puesta en marcha de mecanismos de control y sanción en el caso de que sea necesario.

Y en materia de seguridad cosmética y tóxicos hay países que tienen más diligencia y escrúpulos que otros. Nuestro vecino galo es una maravilla en eso, gracias al concienzudo trabajo y los estudios de la Agencia ANSES (Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria, Alimentación, Medio Ambiente y Trabajo, lo que aquí sería la Agencia Española del Medicamento y AESAN juntas).

Así, podemos ver estudios preciosos sobre la toxicidad de un montón de cosméticos, como los productos de higiene íntima o el centrado en el daño que provoca a las trabajadoras de los centros de estética de uñas el uso continuado de los esmaltes tóxicos…

Pues bien, en noviembre de 2020 ANSES publica un documento en el que profundiza sobre la comunicación OBLIGATORIA de las nanopartículas al portal europeo entre 2013 y 2017.

Y los datos que aporta son alucinantes.

«De las 52.000 declaraciones analizadas, el 90% de los datos de caracterización de los nanomateriales, como el tamaño, la superficie específica y la carga superficial, no son utilizables y sólo el 10% indica correctamente su uso. La ausencia de datos o su mala calidad repercute significativamente en las posibilidades de explotación, sobre todo en lo que respecta a la evaluación de los posibles riesgos para la salud«.

En un mundo en el que cientos de influencers ‘científicos’ claman sobre la absoluta seguridad del sistema, es el propio sistema el que nos dice que el barco de la seguridad se llama Titanic.

ANSES reconoce que el 90% de las comunicaciones de nanopartículas no son utilizables por defectos y omisiones en la comunicación:

«(…) – los datos sobre el tamaño de las partículas se rellenan de forma incorrecta, cuando el tamaño de las partículas es uno de los parámetros clave para decidir si la sustancia en cuestión debe notificarse o no;
– existe una frecuente confusión entre aglomerados y agregados, lo que da lugar a muchos errores en la información comunicada. Se puede cuestionar hasta qué punto los inscritos tienen la capacidad de distinguir entre estas dos formas;
– se observan incoherencias entre los datos comunicados (valores introducidos en los campos «número de dimensiones < 100 nm» y «descripción de la forma»; o superficie específica y tamaño medio de las partículas…);
– el «potencial zeta » y la «naturaleza de los revestimientos» no se rellenan aunque son esenciales para la evaluación del riesgo»

A mí esto me parece muy grave, pero llamadme alarmista. No tanto por su peligrosidad, que también, sino por saber que que nos estamos poniendo en la piel productos que no han declarado correctamente un compuesto por el que la UE está altamente preocupado, como son las nanopartículas.

Si una marca no es capaz de distinguir una nanopartícula de lo que no es, o un aglomerado de un agregado ¿cómo podemos estar seguros los consumidores al usar estos productos?

y sigue: 

«Datos de baja calidad :
faltan o son erróneos los datos esenciales para caracterizar las sustancias en estado nanoparticulado falta o es errónea;
– la calidad de la caracterización fisicoquímica de los nanomateriales no mejora, a pesar de la importante evolución de los métodos disponibles y de los conocimientos producidos en los últimos años».

El documento es más importante si cabe cuando sabemos que casi el 50% de las comunicaciones de nanopartículas de toda la UE se hacen desde Francia, es decir, que nuestro vecino es el país con más productos con nanotecnología de toda la UE, tal y como recoge el INFORME DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO Y AL CONSEJO relativo al uso de los nanomateriales en productos cosméticos y a la revisión del Reglamento (CE) n.o 1223/2009 sobre los productos cosméticos por lo que respecta a los nanomateriales. O tal vez sea el que más lo comunica frente al resto de países de la UE. Sea como sea, estamos jodi***.

La agencia francesa reconoce esos fallos en los datos, incluso admitiendo la evolución de los métodos disponibles para la correcta caracterización de los nanomateriales, que deberían permitir rellenar los datos de las fichas de seguridad sin problemas. Y si como marca tienes problemas para hacerlo, busca a alguien que sea capaz de tramitar correctamente la notificación al portal europeo. Como sabéis el desconocimiento de una ley o un procedimiento no exime de su cumplimiento. Para mí eso, además, es responsabilidad y transparencia con tus clientes. Y ahora llegamos al principal error de la documentación.

 

Información no necesaria:
– entre la información a declarar (Orden de 6 de agosto de 2012),
– se debe proporcionar cierta información sólo si está disponible; Sin embargo, la Dirección General de Prevención de Riesgos (DGPR) ha hecho posible la omisión de esta información obligatoria si se justifica en el formulario de declaración;
– el número de trabajadores expuestos no es necesario;
– la declaración de las cantidades de sustancias en estado de nanopartícula manejadas por tipo»

Pues ya lo entendemos todo. Si se permite no proporcionar información aduciendo que ‘no se dispone de ella’, convertimos la notificación en un saco repleto de ‘información no disponible’ y como no pasa nada, pues ya está.

Y de ahí que el 90% de las notificaciones sean incorrectas. Porque no tienen la obligación de rellenarlo todo y con poner ‘no se dispone de ella’, basta.

Oye, como aún no he presentado la declaración de la Renta, voy a ver si Hacienda me permite usar este truco y presentar mi obligatoria declaración con un montón de ‘datos no disponibles’ a ver si cuela o no.

Como con el portal europeo de notificación ha colado…

Así que, ante este riguroso informe, las conclusiones y recomendaciones de ANSES han sido tajantes y muy severas, y de todas las conclusiones destacamos 3:

  1. la supresión de la posibilidad de introducir «información no disponible»;
  2. aplicar sanciones a los usuarios que no cumplan con sus obligaciones reglamentarias, según lo previsto en el artículo R. 523-21 del Decreto de 17 de febrero de 2012, es decir, una multa máxima de 3.000 euros y una sanción diaria de 300 euros.
  3. para mejorar la trazabilidad ampliando el alcance de la declaración:
    – a los agentes a los que actualmente no se dirige la declaración (distribuidores de productos acabados, agentes exportadores y simples usuarios no distribuidores), por ejemplo, mediante una declaración simplificada
    – sustancias no declaradas por no estar contempladas en el decreto del 17 de febrero de 2012:
    sustancias en estado nanoparticulado que tienen una fracción nanométrica inferior al 50% de las partículas en número;
    – sustancias en estado de nanopartícula contenidas en un material no destinado a liberarlas en condiciones normales y previsibles de uso.

¿Qué quiere decir esto? Pues que los solares elaborados en Francia ya no podrán escudarse en la ‘falta de información’ para rellenar la declaración obligatoria, como hacían hasta ahora el 90% de las comunicaciones.

También quiere decir que Francia deseaba incluir en esa declaración de nanopartículas Aquellos productos que contienen menos del 50% de las partículas en estado nanoparticular. Esto es algo que se desprende de la Ley de 2013, tal y como indica el estudio de la situación legal de los nanomateriales El reto de distribuir las responsabilidades reglamentarias por riesgos desconocidos: los nanocosméticos y el Reglamento sobre cosméticos de la UE como estudio de caso donde se aclara: » Como se indica en la introducción, esto debe indicarse en la lista de ingredientes colocando la palabra «nano» entre paréntesis a continuación de los nombres de dichos materiales (artículo 19, apartado 1, letra g)). El Reglamento no menciona los umbrales relativos al requisito de la nanoetiqueta. Así, como observan Bowman et al. [2], parece que incluso si los nanomateriales están presentes sólo en cantidades mínimas, una lectura estricta del reglamento sugeriría que se activa el requisito de etiquetado

Sin embargo, la UE lanzó una consulta a los países miembros de la que acabamos de saber el resultado y no han tenido en consideración lo aportado por la Agencia ANSES sobre este aspecto en particular, por lo que si tu solar tiene un 49% de nanopartículas no tendrás derecho legal a saber que estás aplicando en la piel nanopartículas.

Así la Recomendación de la Comisión relativa a la definición de nanomaterial concluye:

«La revisión de la definición no halló pruebas científicas de que el umbral por defecto del 50 % de partículas con dimensiones externas en la nanoescala deba incrementarse o reducirse para abordar determinados problemas o incluir o excluir determinados tipos de materiales. La flexibilidad del umbral por defecto en casos específicos, prevista en la Recomendación 2011/696/UE, debe suprimirse para garantizar la coherencia interna y externa de la reglamentación y evitar que se considere que un material determinado es un nanomaterial en un marco regulador, pero que no lo es en otro, evitando así la inseguridad jurídica para los operadores económicos, los consumidores y los reguladores».

Lo sentimos por Francia y por todos los consumidores.

Pero, dejando de lado lo del 50%, el gobierno francés se ha tomado muy en serio las sugerencias de ANSES en materia de nanopartículas, por eso este año casi todos los solares bio Made in France contienen nanopartículas, porque tu marca de solares muy probablemente estaba entre el 90% de los productos con nanotecnología que no estaba realizando una declaración correcta y, por lo tanto, se saltaba el requisito de poner NANO después de dióxido de titanio.

Sí es cierto que esta rigurosidad francesa deja a los solares franceses en una mala posición competitiva. Ya que muchas de las texturas de los solares franceses son idénticas a otras texturas de otros solares que lucen la palabra NO NANO entre sus ingredientes y que ya nos hacen sospechar.

No creemos que los productores franceses sean los únicos que no han rellenado correctamente la necesaria declaración al CPNP (el portal europeo donde se tiene que dar de alta cualquier cosmético producido o vendido en la UE, da igual si es bio o no).

Pero sí creemos, digámoslo todo, que el gobierno francés es el más estricto y exigente.

¿Eso quiere decir que las marcas francesas son las víctimas de todo esto?

No se trata de víctimas, a nuestro modo de ver, se trata de que las cosas se han hecho mal. Muy mal, y el único gobierno que se ha arremangado y se ha metido en faena es el gobierno francés. Y las marcas que lo han hecho mal son las que lo están pagando.

Pero estoy segura de que no son las únicas que no han declarado correctamente las nanopartículas.

Algunas de las marcas afectadas dicen que el problema es que la ANSES ha cambiado el sistema de medición, optando por uno mucho más estricto (recordemos que es la propia UE la que sugiere dotarse de los métodos mejores y más avanzados) y que se usa una tecnología (microscopía electrónica de barrido) que destruye el recubrimiento dejando al descubierto la nanopartícula y basándose en el tamaño de esta para evaluarlo.

Un tamaño que, aducen las marcas, no es el que está en el producto final ni el que el consumidor se va a poner en la piel.

Y no les quito la razón, pero la Ley de 2013 YA CONTEMPLA esa medición del tamaño interno de la nanopartícula, no es algo nuevo.

Vale Nina, entonces cómo puedo saber si un solar lleva o no nanopartículas.

Te lo digo ya.

Si tu solar bio no es francés, no puedes, y si es francés seguramente contendrá nanopartículas.

Que ahora haya más claridad en las marcas francesas nos da cuenta de cómo la industria nos la ha estado colando hasta el momento (lo que no tengo claro es si ha sido con una clara intencionalidad de engañar o simplemente por una falta de cuidado al declarar).

Para nosotras el nivel de nanopartículas permitidas es 0 y lo que siento es que si la agencia ANSES no hubiera elaborado este informe y abordado el tema con valentía, seguiríamos usando un montón de solares con nanopartículas sin saberlo y, lo que es peor, sin la rigurosidad que exigimos a las marcas cosméticas ecológicas.

Estamos hablando de marcas grandes, muy grandes, que si les interesara, bien podrían haber hecho un test con el método de la DGCCRF francesa (Dirección General de Competencia, Consumo y Represión de Fraudes), que vale entre 800 y 1.400 euros, para cerciorarse que sus productos NO llevan nanopartículas. (Si es que realmente no tuvieran ni idea de estar usando nanopartículas).

Y eso me parece muy gordo. Porque para solares de los que me tenga que preocupar, ya tengo los convencionales. Si apuesto por un solar que vale una pasta quiero tener la certeza de que no contiene sustancias dañinas y que me digas que tu solar no lleva nanocompuestos porque no están en una cantidad superior al 50% o porque hay otro método de medición más exhaustivo mientras luces la palabra NO NANO en el envase me parece, como poco, una falta de honestidad tremenda.

Si un solar dice que sus compuestos son NO NANO, las nanopartículas deberían ser 0. Aunque la ley te permita hasta un 49% de nanopartículas sin necesidad de declararlas.

Y sí, puede que un proveedor te la cuele y te diga que tu dióxido de titanio tiene un tamaño de entre 150 nanómetros y 400 nanómetros, y hagas el test y te de que sí que contiene nanopartículas.

Pero ¿todos los solares?

Eso es mucho supplier canalla…

Y me da igual los estudios que haya sobre si el silicio recubre bien o no los nanomateriales y no penetran en la piel. También teníamos estudios que decían que el tabaco era bueno, que los parabenos son buenos o que miles de tóxicos de los que intentamos huir son buenos.

Pero os dejo unas pinceladas de lo que dice la propia UE en la Guidance On The Safety Assessment Of Nanomaterials In Cosmetics sobre las nanopartículas:

«A este respecto, es importante tener en cuenta que cualquier propiedad relacionada con la nanotecnología está intrínsecamente ligada a la integridad física de la nanoestructura de un NM. Cuando un nanomaterial pierde su nanoestructura -por ejemplo, en una formulación, en un medio de ensayo o en una superficie o entorno biológico- debido a la solubilización, la descomposición o la degradación, o a las interacciones con otras sustancias, ya no se espera que se comporte de forma diferente a su equivalente no nano. Todavía puede suponer un peligro toxicológico a nivel local en caso de que los componentes químicos puedan causar efectos locales por sí mismos. Además, podrían producirse efectos tóxicos sistémicos si, antes de la desintegración, la nanoestructura hubiera llevado los componentes químicos a un lugar biológico en el que la forma convencional no hubiera provocado una exposición comparable. Por lo tanto, determinar la estabilidad del NM en condiciones experimentales es de suma importancia para la interpretación de los resultados de cualquier prueba. La estabilidad puede medirse en términos de constantes de disociación, tasas de disolución y solubilidad de un NM en el producto cosmético final y en los medios/vehículos utilizados en las evaluaciones de exposición/peligro utilizando métodos de caracterización adecuados. Además, la determinación de la estabilidad de la superficie del NM es igualmente importante, ya que durante la manipulación/almacenamiento pueden producirse ciertas reacciones, como la oxidación/hidroxilación, que pueden alterar la interacción del NM con los sistemas biológicos. En este sentido, la caracterización de la superficie debe considerar tanto, la modificación de la superficie por sustancias que están fuertemente unidas a la superficie de la partícula, o aplicada como una fina capa de recubrimiento que cubre toda la superficie de una partícula y está fuertemente unida (química o físicamente) a la superficie (EFSA, 2018).»

O lo que dice la Comisión Europea en sus famosas Fact Sheet, que primer te dicen que todo es maravilloso, y luego te dan el zasca:

«La inhalación de nanopartículas puede causar toxicidad e inflamación de los pulmones. Algunas pruebas sugieren que esto podría a su vez provocar cáncer. Por este moti- vo, el CCSC aconseja no utilizar nanopartículas de dióxido de titanio en aplicaciones que puedan comportar una ex- posición considerable por inhalación, como productos en polvo o aerosol.

También existe un leve riesgo de que la exposición a estos nanomateriales provoque irritación de la piel o los ojos (un reacción dolorosa, como un eccema con piel seca y picazón) y sensibilización cutánea (una respuesta del sistema inmunológico que produce una reacción alérgica). Aún no se dispone de información relevante sobre la toxicidad reproductiva, pero algunas pruebas científicas indican que los nanomateriales de dióxido de titanio, si penetran en el organismo, pueden dañar el material genético (p. ej. daños en las células de algunos órganos puede causar cáncer y daños en los espermatozoides pueden provocar infertilidad). Sin embargo, es poco probable que la aplicación cutánea tenga estos efectos.

Las nanopartículas de dióxido de titanio también pueden actuar, en determinados casos, como fotocatalizadores. Esto significa que pueden reaccionar a la luz UV (p. ej. el sol), acelerando la fotorreacción que provoca la oxidación de algunas moléculas biológicas y generando radicales libres. Esto último podría potenciar los efectos tóxicos mencionados anteriormente. No todas las partículas de dióxido de titanio utilizadas en los productos cosméticos tienen esta propiedad. Con el recubrimiento apropiado, las nanopartículas dejan de actuar como fotocatalizadores pero mantienen su función como filtro UV. No obstante, se recomienda a los fabricantes de protectores solares que eviten el uso de nanopartículas de dióxido de titanio con niveles importantes de actividad fotocatalítica, o que recubran la superficie de estas nanopartículas con un material estable y seguro»

Si ayer me decías que tu solar no tenía nanopartículas como claim saludable ¿por qué hoy me explicas que las nanopartículas no son malas y que van recubiertas?

Y, por encima de todo ello, no dejemos de lado este apunte que me parece muy interesante: se está dejando en manos del consumidor (tú) una decisión que puede afectar a tu salud futura sin que tengas todos los datos sobre la peligrosidad de estos nanocompuestos, dejando en tus manos la responsabilidad de comprarlo o no y, por ende, pudiendo constituir un punto de fuga de responsabilidades de la industria si se demuestran las sospechas de la UE y se confirman los riesgos del uso de nanocompuestos. Tal y como se afirma en el estudio The Challenge of Distributing Regulatory Responsibilities for Unknown Risks: ‘Nano’-Cosmetics and the EU Cosmetics Regulation as a Case Study

«Así pues, teniendo en cuenta las consideraciones que acabamos de mencionar, parece que, en su decisión de comprar o no un producto que contenga la nanoetiqueta, los consumidores deben emprender un proceso de toma de decisiones -que puede basarse en parte en los valores y/o en la ciencia- que posteriormente se sustenta en un proceso científico de evaluación de riesgos. Throne-Holst et al. [6] hacen esta afirmación con más fuerza, argumentando que la evaluación más amplia de los riesgos y beneficios potenciales, y la conveniencia general de los nanomateriales, se deja en manos del consumidor. Este sutil cambio de responsabilidades es, en nuestra opinión, problemático, dadas las incertidumbres actuales sobre el significado real de una «nanoetiqueta» y las dudas sobre la capacidad de proporcionar al consumidor información suficiente para que pueda tomar una decisión totalmente informada sobre el producto en cuestión [7]».

Y para el final he querido dejar el causante de todo este revuelo, el estudio que ha destapado todos los tóxicos de los solares convencionales y las faltas de declaración de nanopartículas de 3 grandes marcas, una de ellas ecológica. Se trata del estudio que la WECF de Francia ha elaborado tras analizar 70 solares, entre los que se encontraban algunos ecológicos.

El estudio llega a lugares bastante comunes que todos conocemos en cuanto a los tóxicos pero, en este caso, pone blanco sobre negro la peligrosidad de cada producto de forma detallada. Ojalá en España tuviéramos un organismo con tantos huevos…

Pero también a otros bastante sorprendentes, sobre todo para los consumidores de cosmética bio:

– Investigación sobre las nanopartículas de dióxido de titanio en la leche pediátrica Anthelios (La Roche Posay), exposición indirecta 50+, comercializada en farmacias/parafarmacia,
– Investigación sobre las nanopartículas de dióxido de silicio en la leche solar Nivea Sun kids Protect & Play, tamaño de viaje extra resistente al agua, 50+, de venta en supermercados,
– Investigación sobre las nanopartículas de dióxido de titanio y óxido de zinc en la crema solar infantil de muy alta protección 50+ de los laboratorios de Biarritz, etiquetada como Cosmebio (Cosmos organic a nivel europeo), comercializada en tiendas ecológicas y farmacias/parafarmacias.

Y poco tibias también son las conclusiones a las que el estudio llega en materia de nanopartículas, con sugerencias muy tajantes y nada ambiguas que nos hace exclamar Vive la France!

Pedimos una investigación por parte de la DGCCRF y la ANSM sobre el respeto de las obligaciones de etiquetado de los ingredientes nanoparticulados en los cosméticos, así como sanciones disuasorias en caso de violación de la normativa. Hay que respetar el derecho de información del consumidor.
Una sustancia no debe ser permitida si su presencia no puede ser medida. Como revela nuestro estudio, el MBBT nanoparticulado está presente en el mercado mientras que los laboratorios ni siquiera tienen capacidad para medir los productos que contienen esta sustancia.
– A escala de las nanopartículas, las sustancias tienen propiedades y efectos propios que merecen ser estudiados como sustancias por derecho propio: deben ser objeto de una evaluación específica y responder a una demanda social real.

Ante todos hechos acaecidos en Francia, que no son pocos, ANSES ha endurecido las normas y se ha plantado.

¿No lo harías tú?

Otra de las cosas que dicen las marcas francesas es que Cosmebio ahora les obliga a poner en los envases de solares que contienen nanopartículas. A todos.

O sea, que si yo tengo una marca de solares, me gasto la pasta en hacer el análisis con la misma tecnología que la DGCCRF y me sale que NO contiene nanopartículas ¿Cosmebio me obliga a mentir y poner que mi solar las contiene? No hemos podido tener acceso a esta información para contrastarla por parte de Cosmebio, pero si yo formara parte de Cosmebio y esto fuera así y me obligaran a mentir, me iba pero ya.

Y otra cosa que ayuda poco es el hecho de que las normas de las ccertificadoras (desde Ecocert a Nature, pasando por Vida Sana) Digan que no permiten las nanopartículas, salvo en determinadas circunstancias.

Pero en la norma no lo detallan. Sabemos que en solares se permiten pero ¿y en maquillaje? ¿Y en cremas de pañal? La razón me dice que NO, pero mi razón en esto ha estado tan equivocada…

Así que tenemos un montón de datos confusos, excusas, quejas y poca información clara. No he visto a ninguna de las marcas bio entonar el mea culpa, ni dar una explicación clara más allá de su absoluta exculpación y el ‘pobrecita de nosotras que la ANSES francesa nos castiga’.

Las marcas de cosmética ecológica llevan toda la vida clamando por una legislación más dura para todos (porque os recuerdo que lo que ha dictaminado la DGCCRF aplica a todas las marcas cosméticas, bio y no bio) y ahora que un país se pone las pilas, en vez de aplaudir, nos quejamos y vamos de víctimas por la vida.

Si haces un producto bio, hazlo de verdad. Sé franco, transparente, sincero… Si realmente crees que las nanopartículas no son malas ¿por qué el año pasado me ponías el NO NANO como un reclamo?

NO NANO es que NO las contienes, no que las contienes revestidas ni en una proporción del 49%. Queridas marcas francesas, os adoro y seguiré usando vuestros productos sin nanopartículas, pero en esto me siento traicionada. Confiaba en vosotras con los ojos cerrados, de verdad.

  • Entonces Nina… ¿No podemos saber si un solar contiene ingredientes nano o no?
  • Mirando el INCI, no. Tenemos que mirar el alma y dejar de mirar el INCI.
  • Pues ahora si que no entiendo nada, chica.

Mirad, cuando vas a elaborar un solar, no vas al mercado de los filtros físicos y dices: ‘póngame cuarta y mitad’ y el dependiente te da un hatillo de partículas que tú, desconocedor del misterio que hay tras ese ingrediente, las añades a tu solar.

No.

Cuando vas a elaborar un solar y compras los filtros físicos, tienes un catálogo de ingredientes. Por ejemplo, puedes decidir si utilizas la forma de rutilo o anatasa el el dióxido de titanio (la más usada en cosmética). Y también puedes elegir el tamaño de la partícula y la pureza de la misma (y de ello dependerá el precio, obviamente).

Así, en algunos solares de marcas que conocemos tenemos la garantía de que no contienen nanopartículas porque el tamaño mínimo de la partícula (algo que los consumidores no tenemos derecho a saber pero la UE sí ya que las marcas se lo deben proporcionar) es de 400nm, muy lejos de los 100nm que lo convierten en nanopartículas, mientras que el tamaño máximo es de 800nm.

Esto es así porque las partículas no están hechas con molde y pueden variar en tamaño, pero puedes elegir ingredientes y proveedores que te aseguren que no hay nanopartículas.

Y sí, piratas hay en todo el mundo, pero busca un proveedor de confianza y haz los análisis pertinentes. 800-1.400 euros para quedarte tranquilo no es mucho para una gran empresa. Y si hay dificultades, que las hay, para determinar si un producto contiene o no nanocompuestos sé que lo fácil es rellenar la ficha ‘sin datos’, pero no es lo óptimo y, desde luego, no es lo que los consumidores nos merecemos.

Y menos los consumidores bio que se informan y leen el INCI y confían en lo que compran en un supermercado bio. Y ahí, los supermercados ecológicos y tiendas de cosmética bio también tienen una labor importante dejando de mirar al otro lado y exigiendo la máxima transparencia y respeto para sus clientes.

Porque la UE lo tiene claro: «Por lo que respecta a la percepción del consumidor de los productos cosméticos en los que se permite el uso de nanomateriales, sigue sin quedar claro cómo el etiquetado utilizando el término «nano» que se explica anteriormente facilita la concienciación del consumidor sobre los productos cosméticos que contienen nanomateriales y su comportamiento de compra. No obstante, en 2020 se publicaron resultados interesantes de un estudio llevado a cabo por el Observatorio de nanomateriales de la Unión Europea (EU-ON) y la ECHA titulado «Understanding the Public’s Perception of Nanomaterials and How Their Safety Is Perceived in the EU» (Comprender la percepción del público de los nanomateriales y cómo se percibe su seguridad en la UE)44. Este informe constató que casi nueve de cada diez encuestados de entre un número significativo de ciudadanos de la UE de diferentes Estados miembros considera importante que se le informe a la hora de comprar un producto que contiene nanomateriales

Dicen que el que paga manda. Entérate. Tienes más poder del que crees. Lee, infórmate y exige a las autoridades que legislen en pro de tus intereses. Es algo urgente.

De momento yo he exigido a las marcas que quieran figurar en este listado que me manden la documentación sobre sus partículas minerales. Las marcas que siguen me han hecho llegar la documentación de sus proveedores en la que se acredita que NO usan nanopartículas en ningún tanto por ciento. Siquiera hasta el 49% que la UE les permite sin poner la palabra NANO.

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