¿Cómo me cuido por dentro? Mi suplementación natural

Muchas me habéis preguntado qué hago para cuidarme por dentro y hoy te quiero contar cuál es mi suplementación natural para este otoño.

Por si eres nueva por aquí te pongo en antecendentes…

Hace un año mi vida estaba en un lugar muy muy diferente.

A finales de agosto, mientras me duchaba, me noté un bulto muy grande en el pecho. Lo primero que pensé es que no era nada, porque había salido de un día para otro y pensé «si es algo importante me quedan dos días».

Si hubiera sido invierno, época en la que me ducho rápidamente porque soy muy friolera (y estoy trabajando en ello, otro día te cuento cómo), me hubiera asustado porque hubiera pensado «claro, me ducho en dos segundos y a saber cuánto tiempo tengo esto aquí…».

Pero no en verano, época de una y dos duchas diarias, de piscinas, de mar, de biquinis y tirantes. Una época en la que cuido mi piel, le pongo cremas y aceites con mimo… Y ese bulto el día de antes no estaba.

O no lo noté.

Pero me quedé algo incómoda y acudí al gine.

Tras un mes y medio de pruebas en la que con cada resultado una sombra crecía en mi interior, el día 11 de octubre me diagnosticaron cáncer de mama en estadio III.

Un cáncer triple negativo (es decir, que no tenía receptores hormónales de estrógeno y progesterona -no era hormonal- ni para la proteína HER2) y con una tasa de crecimiento del 60%, lo que suponía que el 60% de las células tumorales estaban en mitosis a cada momento).

Era un tema serio.

No había metástasis, pero era un cáncer muy agresivo.

Y mi vida se convirtió en un torbellino de pruebas, agujas, túneles de TAC, contrastes, médicos y más médicos explicando a toda leche términos y pasos que no comprendía y no me daba tiempo a asimilar. Un desfile interminable y agotador de citas en mostradores que me hacían sentir inútil, incompetente, frágil.

Y eso solo fue el comienzo.

Así que, como imaginarás (o, desgraciadamente, sabrás), este ha sido un año de mierda.

No, espera, DE MIEEEEEERDA.

Así mejor.

Pero ha sido un año también lleno de luces.

El Yin y el Yang.

Un año repleto de contrastes tan grandes que no podría expresarlo ni con todas las palabras del mundo.

Un año de pérdidas y reencuentros.
Un año de autoconocimiento.
Un año de incertidumbre y abismos.
Un año de decisiones firmes.

El cáncer puso en stand by todos los tratamientos que estaba tomando para mis autoinmunes como el hipotiroidismo y la fibromialgia (no nos privamos de nada por aquí).

Y ahora, cuando ya he acabado TODO el tratamiento los retomo de nuevo para intentar retomar esta ‘nueva normalidad’ tras el cáncer.

Por eso hoy te quiero compartir todo lo que estoy haciendo por si sufres alguna de estas enfermedades o has pasado por un cáncer recientemente y has finalizado tu tratamiento.

Por favor, toma mi historia como lo que es, mi camino personal y cada suplementación natural que vayas a tomar, sobre todo si has sufrido cáncer, consúltalo con tu especialista.

En primer lugar, tras el tratamiento de quimio (la quimio de la de antes, la de la peli ‘Elegir un Amor’, la que te deja hecha mierda… Sí, me quedé flipada cuando el oncólogo me dijo que para mi cáncer triple negativo solo tenían ese tratamiento, el que se llevaba aplicando desde hacía 40 años, el más chungo de todos), la operación y la radioterapia, el oncólogo en la revisión de agosto me dijo que aún estaba anémica.

Y esa anemia se ha aliado con la fibromialgia y estoy realmente cansada.

Solo de doblar la ropa me quedo agotada.
Pasear es como subir el Everest (pero como hace un siglo, no como ahora que se ha convertido en casi un parque temático).
Cada cosa que hago conlleva mucho esfuerzo.
Mi mente se dispersa, tardo en enfocarme (y os juro que soy la ostia de eficiente) y cuando me interrumpen me cuesta horrores volver a centrarme (y eso teniendo el despacho en casa en una zona abierta, es cada 2 minutos)…

Pero, al mismo tiempo, mi resiliencia y mis ganas de seguir adelante son más fuertes que TODO eso junto.

Y esa es una gran lección que me ha dado el cáncer (una de tantas lecciones tan valiosas que dudo que hubiera aprendido si el universo no me manda este toque de atención, este regalo envuelto en un papel tan horrible que nadie lo elegiría para su cumpleaños, pero no por ello deja de ser un regalo).

Y es que he vivido toda mi vida pensando que era débil.
En el cole era de las que peor corría.
No era de las más fuertes… Y, para serte sincera, nunca he brillado en el deporte.
Me hacía esguinces con frecuencia y ya de joven empezaron a aparecer las autoinmunes: el hipotiroidismo, la fibromialgia, la infertilidad (mi gine con mucho tacto (comillas, comillas) me dijo que mi cuerpo estaba jugando a los marcianitos con mis óvulos, una explicación tan profesional que me dejó varios años sintiendo que mi cuerpo era mi peor enemigo).

Ahora que lo pienso, mi historial con los pronósticos médicos (que no diagnósticos) ha sido para echarse a llorar. Desde la dermatóloga que me dijo que tenía la piel de mala calidad, a la traumatólogo que al ver mi radiografía de la columna me dijo que estaba equivocada, que esa radiografía correspondía a una persona anciana (pero era la mía), pasando por las veces en las que en mi familia se me ha hecho sentir débil (con todo el amor del mundo y con ganas de ayudarme)…

Me lo creí.

Mucho.

Hasta que el oncólogo me dijo todo lo contrario.

Que era MUY fuerte.

Tuve una gran anemia en diciembre que me dejó al borde de ser ingresada (imaginad las Navidades que me pasé…).

Me suspendieron la quimio y me dieron inyecciones para que mi médula ósea generara más anticuerpos.
Solo quedaba esperar.
En una semana el oncólogo me dijo que estaba lista para la siguiente sesión de quimio.
Que no confiaba en que me recuperaría tan pronto, y que mi organismo era muy fuerte.

Ese día salí de la consulta como si fuera David derrotando a Goliath.
Como si lo pudiera todo.

Qué importante es cómo nos dicen las cosas los médicos (y los maestros, y los padres…) y qué poca importancia se da a este hecho…

Y ahora, después de haber acabado todo el tratamiento, es el momento de ir recuperando las rutinas anteriores y de ayudar a mi cuerpo a estar más fuerte y sano que nunca.

Así que te cuento lo que yo estoy haciendo por si te sirve de ayuda.

Y lo primero que voy a hacer es decirte que eres tan fuerte como lo sea tu mente.

El poder de la mente es TOTAL.
No porque pueda controlar lo que le ocurre a tu cuerpo (que en gran parte es así, pero ese melón no lo voy a abrir hoy), sino porque solo tú tienes la llave para saber cómo afrontas cualquier cosa que te pase.

Lo primero que estoy haciendo es ayuno intermitente de 16 horas.

Lo inicié tras la pandemia porque durante el confinamiento toda mi equilibrada dieta sin alimentos proinflamatorios se había ido a la mierda.
Y mis niveles de dolor con la fibromialgia estaban por las nubes.
Y me fue de maravilla.

Durante el tratamiento oncológico lo dejé apartado porque perdía mucho peso y mi cuerpo me pedía comer, así que en medio de tantas, tantísimas decisiones que no puedes tomar, de pruebas y de papeles, de mostradores y salas de espera (donde la palabra paciente adquiere toda su dimensión), decidí darle ese placer a mi cuerpo, darle eso que me pedía a gritos a pesar de todo lo que había leído sobre el ayuno y el cáncer.

Pero una vez finalizado el tratamiento oncológico (con la roja y la semanal, si sabes de lo que hablo lo lamento y si no, espero que nunca lo sepas), tras la operación y el post operatorio y ya con la radioterapia, lo retomé de nuevo.

Y me siento muy bien.

Me sienta muy bien.

Otra de las cosas que hago es una dieta sin gluten y low carb (A mi me la hicieron en https://nutri2yenforma.com/, donde Anna y Pep, dos profesionales como la copa de un pino, me diseñaron una dieta keto y cuando por acción de la quimio empecé a rechazar alimentos (otro tema durísimo, me río yo de mi embarazo y sus náuseas), la convirtieron en low carb siempre buscando ese punto dulce entre lo óptimo para mi salud y para mi trastocado paladar, con un trato humano exquisito.

Y es que en un mundo en el que los pacientes somos poco menos que un número administrativamente hablando, encontrarte con profesionales con esa calidad humana… es mucho.

Pues a día de hoy sigo con esa dieta low carb (con el pecado diario de mi onza de chocolate del 85% y algún plato de legumbres de vez en cuando) y durante el fin de semana me permito lujos (algún helado, unas tostadas de pan con salmon, una paella de esas de llorar de buenas…), pero entre semana soy más estricta.

Junto con esas dos cosas he empezado a tomar los suplementos naturales que tomaba antes del cáncer y que durante el cáncer no podía tomar (si estás pasando por un cáncer te recomiendo encarecidamente que consultes con un médico holístico para que te de unos suplementos para paliar los efectos secundarios y una dieta lo más baja en azúcares posible).

Ahora sí, te cuento lo que a mí me funciona y lo que, literalmente, me ha cambiado la vida.

Mi suplementación natural:

1. Para fortalecer el sistema inmunológico que, como te he dicho, se me ha quedado hecho unos zorros, estoy tomando las cápsulas IMMU de Ringana. Contienen 3 de los hongos más potentes para fortalecer el sistema inmune, como el Reishi, el Maitake y el Shiitake.

El shiitake es considerado un elixir de la vida en la medicina tradicional china. Ringana utiliza un concentrado de shiitake rico en alfa-glucano, cuya eficacia ha sido demostrada en numerosos estudios clínicos humanos, por su contenido en vitamina del grupo B, cobre que refuerza el sistema inmunitario, selenio que es antioxidante, manganeso, zinc, hierro, magnesio, fósforo, potasio… Pero, sin duda, lo que más se está estudiando es su contenido en quitina, que ayuda a fijar y eliminar grasas y colesterol del intestino, y los betaglucanos como el lentinano o el LC11, que influyen en la glicemia, los niveles de insulina, el colesterol y la inmunidad, teniendo acción antitumoral ampliamente estudiada y también, estos betaglucanos, están contenidos en la fibra de avena y la levadura de las IMMU.

El maitake, también conocido como Grifola frondosa, se utiliza en la micoterapia china y contribuye al bienestar por sus propiedades antibacterianas, antiparásitas, antivíricas, protectoras de la función hepática, cicatrizante, antioxidante, reguladora intestinal… Sus propiedades son increíbles.

De hecho, en la época feudal de Japón el Maitake era una moneda de cambio cuyo valor estaba vinculada a la plata 1:1, es decir, un kilo de Maitake por uno de plata.

Completando la tríada de hongos, que por si no lo sabéis respiran como los seres humanos y no como las plantas (inspiran oxígeno y liberan dióxido de carbono), tenemos el Rey de los Hongos, el Reishi, que incide en muchos aspectos de nuestra salud y del que podemos encontrar más de 5000 publicaciones médicas hablando de sus beneficios para nuestra salud, desde la mental combatiendo el estrés y la fatiga e incidiendo en la calidad del sueño, hasta el sistema endocrino metabólico, influyendo en las células hepáticas y en las defensas de nuestro organismo, por no hablar de su efecto antiaging global.

2. Junto con las IMMU, tomo las MOVE.
Estas cápsulas ideadas para el soporte articular y óseo no solo me ayudan con los dolores intermitentes derivados de la quimio, sino que también me ayuda con los dolores articulares de la fibromialgia. Su composición es muy potente y los efectos se notan a partir de la primera caja. Es un tratamiento de fondo de armario, es decir, es algo que no voy a dejar de tomar.

La suplementación de Ringana está diseñada para ser tomada durante 3 meses y descansar, excepto en el caso de las OMEGA que se pueden tomar durante tiempos más largos. Pero yo las MOVE, tras el tratamiento inicial las voy a dejar como mantenimiento, que es lo que algunas de mis clientas hacen con grandes resultados para problemas articulares, artritis y, sobre todo, problemas de rodilla.

3. También tomo el producto que marcó una gran diferencia en mi fibromialgia y en mi calidad de vida, el ANTIOX y que he retomado una vez he finalizado el proceso oncológico.

Bien es cierto que con el ayuno intermitente había conseguido rebajar mis dolores de 100 a 30. Me sentía casi una persona. Pero por las mañanas y a partir de las 19 horas, mi cuerpo era un trapo.

Me levantaba encorvada de dolor y cada vez que pisaba el suelo un calambre recorría mi cuerpo. Tenía que sentarme nada más levantarme. Y por la tarde mi energía caía en picado y solo podía pensar en sentarme.

El resto del día funcionaba más o menos bien. Con dolor constante en algunas partes del cuerpo, pero que ya formaba parte de mi día a día.

ANTIOX lo cambió todo.

Esto es porque las personas que tenemos alguna enfermedad autoinmune tenemos una tasa ROS (de oxidación) mucho más elevada.

No tiene sentido que las CDR sean las mismas para una persona que tiene fibromialgia, artritis reumatoide o lupus que para una que está sana como una manzana, por eso incrementar el consumo de sustancias antioxidantes ha sido gran ayuda para mí.

Al cabo de un mes de uso notaba que me levantaba más recta, con menos calamares, y que por la tarde mi caída no era tan en picado.

Pero lo mejor fue que durante algunos momentos del día dejaba de sentir el dolor constante, latente, en las piernas. 

Y eso es como cuando un electrodoméstico hace ruido y se para. Notas un alivio increíble pero no te habías casi dado cuenta de lo molesto que era.

Y lo mejor de todo es que está bueno que lo flipas…

Estos son mis tres tesoros para recuperar mi día a día.

¡Ah! Otra de las CAPS que tome y ahora no estoy tomando (porque no quiero mezclar tanta cosa) con las BEAUTY, que se sirvieron mucho para fortalecer las uñas.

A causa del hipotiroidismo mis uñas son débiles, quebradizas y hojaldradas. Las BEAUTY no solo inciden en la piel y en el cabello (deteniendo su caída estacional y haciendo que crezcan nuevos cabellos), sino que para las uñas son una maravilla. 

Cuando empiece las MOVE en versión matenimiento probaré una de las pocas CAPS de Ringana que aún no he probado pero que me han dicho que van súper bien para la neblina y la confusión, para el estrés y las personas que precisan un rendimiento mental alto, como son las CEREBRO.
Pero de momento, prefiero no mezclar.

Si no eres clienta Ringana quieres probar alguna de estas cápsulas solo tienes que mandarme un mail a sofresh@organics-magazine.com y te cuento cómo puedes conseguirlas, así como las ventajas adicionales por ser mi clienta.

Además con tus compras no solo vas a poder ponerte a punto para los retos del otoño y de la vida,  sino me ayudas a crecer y a seguir compartiendo contenido de valor.

No está en nuestro poder decidir qué nos regala la vida, pero sí decidimos qué hacemos con ello, cómo lo vivimos, cómo lo interpretamos.

Te lo digo siempre, pero no lo olvides nunca.

Eres un milagro.

Que nadie te convenza de lo contrario.

Related posts

Si te vienes arriba este verano, vas a necesitar esto

Alskin, los suplementos con algas más interesantes

Defensas fuertes de forma natural gracias a Parafarmacia bio Atenea