Bodega Corisca, se encuentra en la subzona del condado de Tea, el margen derecho del río Miño, en la provincia de Pontevedra casi en la frontera con Portugal, y pertenece a la D.O. Rías Baixas.
Es una pequeña bodega pionera en la elaboración de un albariño ecológico, y su producción está limitada a las uvas de sus propios viñedos, actualmente 4 hectáreas de únicamente uva albariña.
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Al frente de la bodega están las hermanas Rodríguez, Natalia y Marta, que son la segunda generación de una tradición familiar vitivinícola, que han unido esfuerzos junto a sus padres para crear la bodega en 2009, cuando heredaron los viñedos familiares de más de 35 años de antigüedad y los certificaron como agricultura ecológica, ya que tenían el deseo de elaborar un gran vino garantizando su calidad en todo su proceso. Desde la materia prima tratada de una forma natural sin productos químicos hasta en su elaboración, sólo usando levaduras naturales. No heredaron solo las viñas si no que también han heredado la pasión y el amor por sus viñedos y por ello les preocupa cultivar de una manera responsable y sostenible con el medio ambiente.
Son precursoras en la recuperación de prácticas de agricultura ecológica en la DO Rias Baixas, en el cuidado y conservación de un eco-terroir propio, que proporciona la exclusividad a sus vinos.
Los viñedos son tratados cuidadosamente, sin utilización de productos químicos ni herbicidas, sólo se emplean abonos naturales cuando la vid lo requiere, además sus viñedos están en sistema emparrado, evitando así la humedad y mejorando la aireación y la maduración. Podan a la manera tradicional y atan los sarmientos con bimbio (mimbre) en vez de con cintas de plástico, dejan cubierta vegetal para permitir restablecer la vida microbiológica en la capa superficial del suelo, priman la calidad de la uva sobre la cantidad.
El proceso de conversión del vino en bodega es sencillo, porque han llegado a la convicción de la mínima intervención enológica. En bodega hacen que la intervención sea ínfima, siempre orientada a extraer el máximo potencial que traen sus uvas al entrar en bodega. La fermentación es espontánea y natural, con levaduras endógenas. Se hace un control de temperatura, un trasiego y una posterior crianza con sus lías finas durante tres o cuatro meses. Más tarde se hace otro trasiego y un ligero filtrado previo al embotellado, que no se hace antes del mes de mayo, y se deja reposar un mes en botella y listo para catarlo.
[adicional text=»Los viñedos son tratados cuidadosamente, sin utilización de productos químicos ni herbicidas, sólo se emplean abonos naturales cuando la vid lo requiere, además sus viñedos están en sistema emparrado, evitando así la humedad y mejorando la aireación y la maduración»]
Nos cuentan que efectivamente en Galicia la agricultura ecológica, y en particular la viticultura, es muy complicada por varios motivos:
-Por un lado está el clima, aquí llueve mucho y la humedad es muy alta, sobre todo en Rías Baixas, en ese sentido puede que lo tengan un poco más fácil en el interior de Galicia. Unos años la climatología está de nuestra parte y nos pone las cosas mucho más fáciles y otros años es todo un reto sacar adelante la cosecha.
-Por otro lado tenemos el problema del minifundio ya que en agricultura ecológica lo ideal es no tener vecinos que contaminen tu producción con los químicos que ellos aplican, y claro, tener veinte vecinos de parcela no facilita las cosas. Por ejemplo, nosotros para conseguir una finca de 1 hectárea tuvimos que comprar 15 trocitos de tierra a diferentes personas.
«Creemos en el futuro del vino y en el futuro de la agricultura tradicional como lo hacían nuestros abuelos, escuchando a la vid, aportándole lo que necesita y no al revés»
El vino ecológico que hemos catado es un vino blanco, 100% Albariño del 2014, con sello del comité de Agricultura Ecológica de Galicia y de la DO Rías Baixas.
Suave color amarillo dorado con aún reflejos verdosos. En olfato lo encontramos aún cerrado, quizás deberíamos haber descorchado la botella 10 minutos antes de la cata, así que lo dejamos en copa un par de minutos para ver si se oxigena. Aparecen aromas verdes, a hierba fresca, a manzana, intensidad aromática media. En boca se notan las lías que le dan untuosidad, con buena acidez, fresco, y más recuerdos de manzana.
Esta embotellado en una botella tipo bordelesa kendo color ámbar, tapón corcho, y en la etiqueta está el logo de la empresa, Corisca cuyo significado en gallego es para nombrar al viento frío del norte, que trae lluvia y granizo en el invierno. El precio sobre 13-16 €.