La alimentación saludable del bebé empieza desde el día uno de su vida, ya que esta determina la cantidad y calidad de la microbiota buena en su intestino.
Un concepto del que te hablé en el artículo sobre el parto y la lactancia.
Tanto si lo alimentas con leche materna y lo complementas de mayor, como si eliges la de fórmula desde el principio es de vital importancia dársela con biberones sin BPS (en la mayoría de los biberones te pone que no llevan BPA, pero es absurdo, porque está prohibido que lo contengan por Ley, lo que no está prohibido es que lleve BPS, su primo hermano legal pero que tiene la misma acción endocrina, tal y como afirma Nicolás Olea).
Y si has de darle leche de fórmula por favor, que sea ecológica, su salud intestinal te lo agradecerá.
De verdad.
Una vez pasada la lactancia, se deben ir introduciendo alimentos poco a poco.
Con Leo fuimos muy convencionales (demasiado) y pasamos por todas las etapas: papillas bio, potitos caseros o comprados -y no siempre ecológicos lo reconozco-, Mi primer… y ahí rellenas con la mier** que te parezca… Caí en todos los reclamos y en todas las publicidades.
El mundo bio sólo había llegado a la cosmética.
No imaginaba que la industria pudiera cebarse metiendo mierda en lo más sagrado de esta tierra.
Te lo juro por mi vida que no podía creer que tenía tanta mierda la comida de bebé.
Vamos, si hoy volviera a empezar lo haría todo muy muy diferente y me inclinaría por una alimentación baby lead weaning. Si queréis empezar por ahí os recomendamos el libro de Juan Llorca Sin Dientes y a bocados.
Y eso es lo que quiero evitaros: los mismos errores garrafales que cometí yo.
¡Eh! Y si ya los has cometido, no te flageles por ello.
Yo a veces lo pienso, todo lo que miraba bibes sin BPA sin saber que el BPS era igual de malo.
Conforme fui adquiriendo conocimientos y conciencia fui cambiando y buscando biberones sin ningún tipo de plástico, ni aunque me juraran por Snoopy que no contenían tóxicos, o sea, de cristal, y cambiando su alimentación hasta volverla tan saludable como la que tenía con tres años (ahora con 12 me resulta más complicado negarle todo, así que tenemos que negociar más, pero tiene una conciencia que ya quisieran muchos adultos y se regula como no hice yo a su edad).
Más cosas importantes…
Si congelas su comida, por favor, siempre en tarros de cristal, luego los sacas la noche de antes y los pones en la nevera y al día siguiente a disfrutar.
No tienen que ser tarros especiales, los de las conservas valen.
Si tienes tiempo, no sabes, no quieres o no puedes cocinar para tu peque, elige en la medida de lo posible potitos ecológicos. Mis preferidos los de las marcas Hipp, Smileat y la línea ecológica de Gerber.
Hoy en día el precio no está tan alto como antes. Y si alguien te dice que todos son iguales y que lo bio es una moda os diremos que lo bio no es mejor por lo que tiene, sino por lo que no tiene.
PERO, por favor, no caigas en la trampa de las bolsitas de fruta ni aunque sean de estas marcas.
Fruta triturada = azúcares libres + tóxicos que migran del plástico y del aluminio.
Zero recomendables.
Os dejamos un magistral documento de Ecologistas en Acción sobre todos los tóxicos que llevan nuestras frutas y verduras. Y luego nos preguntamos por qué hay tantos niños alérgicos, con dermatitis… No tiene desperdicio el documento.
Otro día te cuento más sobre como con pequeñas acciones mantienes a tu peque libre de tóxicos.