No ha llovido apenas este invierno ni en nuestra tierra ni en la de Juan Miguel, y el día que vamos a su bodega está lloviendo a mares, lleva así 4 días, primavera loca… Llegamos a Casas Ibañez, en la comarca de la Manchuela, Albacete, de donde toma nombre la DO Manchuela a la que pertenece la bodega Pagos de Familia Vega Tolosa. Allí nos espera Juan Miguel Tolosa.
Nos cuenta que gran parte de las tierras que hemos atravesado de Valencia y Albacete pertenecían al antiguo y vasto marquesado de Villena (Alicante) y que el apellido Tolosa es de origen vasco y que durante la reconquista, como pago de sus servicios, a los caballeros y soldados se les pagaba con trozos de tierra donde se quedaban, y quizá por eso su familia siempre ha tenido un pedacito de tierra.
La bodega nace en 1905 de sus tatarabuelos, que tenían en casa un jaraíz (lagar) con un pequeño viñedo y donde hacían hasta 15.000 litros de vino que vendían a granel en garrafas a los vecinos y también lo usaban para consumo propio. El lagar junto a la casa paso a su bisabuelos y luego a su abuelo que empezó a transformarlo en una pequeña bodega y poco a poco comenzó a comprar viñas viejas para tener más uva de calidad. Con el tiempo la bodega, que estaba en el centro del pueblo, se fue quedando poco operativa por el tamaño y la dificultad de acceso de los camiones al centro del pueblo, así que decidieron trasladarse a las afueras del pueblo. Con el paso de las generaciones las tierras crecieron de las 20 hectáreas que tenían sus abuelos a las 200 que tienen hoy en día, todas bajo cultivo ecológico desde hace 8 años, y con una producción de dos millones de kilos de uva de las que se hacen 500.000 botellas de vino y se vende el resto a granel, sobre todo al exterior. Y es que los graneles ecológicos monovarietales de esta bodega son muy apreciados. Principalmente se dedican a la exportación a 16 países donde vende el 80 por ciento de su producción, el otro 20 por ciento se destina al mercado nacional.
Juan Miguel, ¿Cómo decidieron hace ocho años dar el salto a la producción ecológica?
Pues hay que ser sincero siempre. Estamos en una zona que no se produce mucho porque no llueve a penas y hay mucha sequía. Supimos de unas subvenciones que se daban a los agricultores ecológicos y entre mi hermano Emilio y yo pensamos que el dinero que nos iban a dar de la subvención más lo que no nos íbamos a gastar en fertilizantes y productos químicos, más el valor añadido que íbamos a tener al vender nuestra cosecha como ecológica iba a ser superior que si seguíamos siendo agricultores convencionales. Hicimos cuentas y vimos que nos salían y probamos. Y fue una maravilla porque los rendimientos no bajaron tanto. Antes de producir ecológico ya a teníamos mucho mercado en Alemania y Dinamarca y al decir que teníamos vinos ecológicos pues fue maravilloso, porque en el resto de Europa se aprecia mucho más la producción ecológica.
Entonces ¿pasarse a ecológico (o como decimos en Orgànics Magazine hacer la #revoluciónbio) lo recomienda al resto de agricultores y bodegas?
Yo ahora mismo puedo convencer a cualquier agricultor de la Manchuela que le salen mejor las cuentas en ecológico que en convencional, va a ganar más dinero y no va a gastar tanto. Poco a poco los voy convenciendo y ya somos el 30 por ciento de los agricultores de la zona los que hacemos producción ecológica.
Sí que es cierto que al principio tuve algunos problemas con la polilla (cuyas larvas se comen las flores y las uvas, mermando la cosecha tanto en cantidad como en calidad) porque como había usado muchos pesticidas había matado también a los insectos beneficiosos, que además son más sensibles a los químicos que la polilla. Además tenemos las vides en muchas pequeñas parcelas separadas en vez de una finca grande, por lo que tuve que pedir a los vecinos que dejaran de tratar las seis hileras que tenían junto a mis parcelas, y he de decir que todos me respetaron, por lo que poco a poco mis parcelas comenzaron a tener insectos beneficiosos y a los tres años tenía una fauna buena y dejé de tener polilla. Además mis vecinos también se beneficiaban de la fauna beneficiosa y ahora dejan diez hileras sin tratar porque ven que están limpios de polilla. Algunos ya no echan nada en sus tierras porque ven que todo está sano, la gente poco a poco se va dando cuenta… Además hace dos años compramos 10.000 plantas aromáticas y las pusimos por todas las orillas de los viñedos así los insectos viven allí en vez de en la viña. Así lo que yo hago en mis parcelas también beneficia al vecino y enriquece la fauna y flora del entorno.[adicional text=»Yo ahora mismo puedo convencer a cualquier agricultor de la Manchuela que le salen mejor las cuentas en ecológico que en convencional, va a ganar más dinero y no va a gastar tanto»]
Si la gente ve que tus viñas están sanas y producen, es el mejor argumento para volverse eco ¿no?
Sí. Nosotros además de todo lo ecológico trabajamos con un importador suizo que además de exigir el certificado ecológico busca un nivel más alto de compromiso con el medio ambiente y te pone una serie de condiciones que tienes que cumplir en campo, aparte de no tratar con nada, tampoco quieren parcelas grandes, nada de más de 5 hectáreas, y por cada 1000 metros cuadrados de cultivo de uva hay que dejar 50 metros cuadrados sin cultivar, como un corredor biológico, para preservar la biodiversidad También debe haber almendros, algún pino… no deber ser todo viñedo, eso ellos no lo quieren. Además vienen y lo controlan todo, los libros de campo, de la bodega… se acercan a los viñedos y me dicen «Juan Miguel, sólo te falta una cosa, la cubierta vegetal que no tienes»… pero ¡cómo voy a tener si aquí no llueve y me compite con el viñedo y no tengo riego! Así que lo del problema de la radiación solar, que para eso se pone la cubierta vegetal, nosotros los solucionamos de otra forma, labramos suavemente a unos pocos centímetros de profundidad en verano, para que no haya costra en el suelo, que la tierra este suelta, así los rayos solares no inciden directamente y bajo se conserva mejor la humedad. Y así sí nos dan su certificado para vender en Suiza, que es muy importante para nosotros, porque ven que nos preocupamos y trabajamos para mejorar.
¿Cree que se apoya a lo ecológico desde ferias, asociaciones, gobiernos…?
Bueno, nosotros estamos en la asociación FIVE (Feria Internacional del Vino Ecológico), también hemos asistido a Vinum Nature y a Biofach y este año hemos estado en Alimentaria 2016 invitados por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación en el stand de productos ecológicos bajo la marca paraguas de España… pero también la semana pasada estuve en una manifestación con otros 500 agricultores en Toledo por que nos han quitado a los productores ecológicos el 30% de la subvención y lo peor es que han dejado a nueve mil agricultores y sus familias sin ningún tipo de ayuda porque no todo lo que producen es ecológico. Había una cantidad de dinero que venía de Bruselas a Castilla La Mancha para los productores ecológicos, pero desde el Gobierno de Castila La Mancha han cogido parte de ese dinero y lo van a destinar a la limpieza de montes, y para eso no eran las ayudas de Bruselas. La manifestación ha sido solo de agricultores y ningún sindicato nos ha apoyado, por eso hemos creado una Plataforma para la Defensa de la Agricultura Ecológica en Castilla la Mancha.
Juan Miguel nos cuenta todo esto desde una bonita sala de catas de la bodega que tiene capacidad para unas veinte personas. Además, Juan Miguel apuesta por el enoturismo ecológico como parte de las ventas e ingresos de las bodegas, así que están invirtiendo para hacer de esta bodega ecológica un lugar donde quedarse y poder ver de cerca cómo se produce un vino ecológico, el respeto hacia la fauna y la flora autóctona y hacia el propio producto, al que tratan con el máximo respeto. Juan Manuel cree en la #RevoluciónBio como principal fuente de ingresos para el pueblo y para el resto de la comarca.
¿Además del vino y del enoturismo, tienen otras actividades o alguna línea de I+D+i en la bodega?
Nosotros somos pequeños y hacer algo de I+D nos cuesta mucho además somos de Manchuela que tiene muy poco nombre y a nuestros vinos no les podemos dar el valor añadido que les da otros nombres como Rioja, aún así procuramos estar a la última en bodega. Todo el proceso está lo más inertizado posible, cuando llega la uva a la bodega se le echa nieve carbónica para desplazar el oxígeno y que no nos oxide la uva y además también nos la enfría que va muy bien para los aromas.
El año que viene vamos a hacer macrooxigenaciones controladas en depósito durante la fermentación para que no sufra tanto el vino con tanto trasiego y bombeo y también vamos a hacer microoxigenaciones para mejorar la crianza.
El año pasado vinieron unos franceses que se dedican a coger hoja de vid en otoño y luego se la venden a un laboratorio francés de medicina, porque la hoja de la vid cuando se pone roja, (y la Bobal es la que más roja se pone), sirve para mejorar la circulación. Y vinieron porque el año pasado en Francia llovió mucho y tuvieron que tratar para no tener problemas de hongos en las vides y claro esas hojas ya no eran aptas para medicina, así que buscaron un lugar donde no lloviera y, por supuesto, que fueran vides ecológicas. Venían buscando la variedad Tempranillo que no se pone casi roja y les enseñé la Bobal. Tras analizarla vieron que era la variedad que más pigmento tenía desde que ellos las recogían, pero no lo sabían ¡¡porque en Francia no hay Bobal!! Así que después de la vendimia nuestros campos se llenaron de personas que recogían las hojas para hacer los extractos, y la gente decía ‘Vega Tolosa ahora también recoge las hojas’. También estamos mirando un proyecto para hacer vino sin alcohol ecológico… En este momento hay una revolución en la viticultura ecológica, pero nos cuesta tanto… a un francés o un italiano se le enciende la bombilla lo enseña en el ministerio y le subvencionan. Aquí al revés, te dirían que estás loco.
Y casi sin darnos cuenta se nos va el tiempo mientras Juan Miguel nos cuenta sus ideas y proyectos, que son muchos. Pero…
Juan Manuel, háblenos un poco de sus vinos y si tiene algún favorito…
Favorito, ninguno, el que más factura ese año es el favorito (se ríe), no hay niña bonita en el vino porque cada uno es para un público diferente. Elaboramos nueve vinos cada uno destinado para un segmento diferente: tenemos los dos Capricho que es una línea joven, atractiva, para que el público joven se acerque al vino, son dos vinos semisecos, uno blanco de uva Viognier y otro rosado de la variedad Syrah, difíciles de elaborar ya que los queremos con poca graduación unos diez grados alcohólicos, por eso vendimiamos pronto para controlar los azúcares y en bodega, cuando en fermentación el vino ya ha alcanzado los niveles de alcohol, acidez y azúcares residuales que queremos la paramos bajando la temperatura hasta -6ºC matando así las levaduras, que precipitan. Lo sacamos lo filtramos y lo embotellamos, es de lo pocos vinos semisecos que hay ecológicos. Son vinos que también gustan mucho a la gente que aún no es muy aficionada al vino, vinos para el nuevo consumidor de vino.
También tenemos dos jóvenes, uno blanco, el Vega Tolosa Selección de Macabeo, Sauvignon Blanc y Chardonnay, y uno tinto el Vega Tolosa Nature que fue el primer ecológico que elaboramos que es un coupage de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Syrah.
Otros tintos son los 3 bobales con 3 meses en barrica de roble francés, que en realidad son el mismo vino pero con etiquetas diferentes, ya que cada uno es para un mercado: Vega Tolosa Bobal para el mercado español, 11 Pinos para el mercado americano y Bobal Icon para el mercado inglés. Aunque en España también se pueden encontrar 11 Pinos y Bobal Icon.
Por último están nuestros vinos de crianza de 12 meses en barrica francesa, también 100% Bobal, y de cepas de más de 80 años que plantaron nuestros abuelos: Vega Tolosa Crianza y Finca Los Halcones, este último un poco más elitista producido en una finca donde cada cepa solo da 1 kg de uva. También en la gama de Finca los Halcones tenemos el blanco de Viognier fermentado en barrica durante 3 meses.
Y seguimos hablando con Juan Miguel a quien se le iluminan los ojos cuando habla de sus vinos como a un padre al hablar de sus hijos. Tal es su convicción en lo ecológico que los tapones de sus vinos también lo son y están hechos con fibra de caña de azúcar. Nos despedimos de Juan Miguel a quien prometemos volver cuando ese proyecto de enoturismo esté en marcha y con quien esperamos dar un largo paseo por sus viñas, hoy anegadas por la caprichosa lluvia que ha querido acompañarnos en nuestra visita a esta tierra de casi persistente sequía.