Prebases, bases líquidas y en crema, polvos compactos y sueltos, productos bronceadores, coloretes, productos para contouring, iluminadores, fijadores del maquillaje, sublimadores… Las marcas ecológicas han aceptado el reto de competir con las marcas tradicionales en productos para el rostro sin usar ninguno de sus tóxicos y nos han dejado con la boca abierta.
Texturas que minimizan los poros, polvos traslúcidos que son como un velo, aromas delicados, sutiles brillos, coloretes irisados…, y todo ellos con colorantes minerales y vegetales, con mantecas, aceites y ricos extractos que no sólo decoran nuestra piel ayudándonos a corregir pequeños defectos y potenciar nuestras partes más bellas, sino que nos ayudan a cuidar nuestra piel de forma integral, sin tóxicos, sin hacernos daño, sin ocultarnos tras una máscara.
¿Por qué usar una cosmética que nos enferma si podemos acudir a aquella que nos ayuda a estar sanas por dentro y más bellas y bellos por fuera?