Amor, felicidad, sostenibilidad, salud, zero waste… en pleno siglo XXI muchas de las palabras que usamos están tan manidas que casi han perdido su sentido. Los medios de comunicación equiparan el amor con un Kinder Bueno, la felicidad con un tener constante, la sostenibilidad con el veganismo (y se parecen como un huevo a una castaña), la salud con la pechuguita de pavo y la margarina (ídem) y el zero waste con productos no plásticos.
Pero, Nina, si precisamente el zero waste es eso. Productos no plásticos y biodegradables que no dejen residuos en el medio ambiente.
Sí y no.
Por suerte lo ecológico y lo sostenible se ha puesto de moda. Y no una moda pasajera que va y viene cual hombrera ochentena, no. Esta viene para quedarse, como la música de los Beatles.
Y es un pastel muy rico que atrae a personas para las que la sostenibilidad solo son números en su cuenta corriente, pero como esas figuras de cartón que se ponen en las tiendas, detrás no tiene nada. No hay alma, no hay filosofía, no hay un intento de cambiar el mundo.
La web está llenas de estos productos. Y tras el 99 por ciento de ellos solo hay un deseo de enriquecerse. Nada más.
Y puede que esos valores imperaran en el siglo XX y en otras publicaciones, pero no aquí, no en este siglo XXI ni en Orgànics Magazine.
Porque cada vez somos más los que pensamos en qué hay detrás de una empresa, qué proyecto alimenta, qué filosofía defiende y si su cosmovisión se ajusta a la mía.
Y, por suerte, cada vez somos menos los que estamos dispuestos a invertir un euro de nuestro dinero en empresas con alma de cartón.
Por eso hoy os vamos a hablar de unos productos sencillos, de uso cotidiano y zero waste. Pero tras ellos hay tanta alma que su aparente sencillez se desdibuja, dejando entrever el amor con el que todos y cada uno de ellos están hechos para que cause un impacto en nuestra vida pero cero en la del planeta.
Ya os lo hemos contado varias veces, pero la primera vez que vimos los productos Banbu en Biocultura nos enamoramos de ellos. Porque son todo lo que nos gustaría que fuera nuestra sociedad. Porque son conscientes, ecológicos, zero waste, veganos y bellos. Muy bellos.
Discos desmaquillantes de algodón reutilizables
Envueltos en una preciosa y elegante bolsa de tela gruesa, este pack de cuatro discos desmaquillantes cuadrados de dos caras los tienes disponibles en blanco y en negro. Por un lado los discos son rugosos, para limpiar y arrastrar la suciedad, y, por el otro, son suaves, perfecto para que los ajustes a tus necesidades, tanto si tu piel es delicada como si no.
Nos gusta usarlos de dos en dos, uno en cada mano, para limpiar el rostro y tonificarlo. Después un poquito de jabón de manos, escurrir y dejar secar.
Al día siguiente ya están listos para ser usados y por la noche usamos los otros dos 😉
La bolsita nos permite llevarlos de viaje y también usarla para poner los bastoncillos de algodón para los oídos.
De esta forma evitamos el uso de plásticos innecesarios. ¿Sabías que cada minuto se consumen en todo el mundo diez millones de bolsas de plástico? Solo una muy pequeña fracción se recicla y cada año trece millones de toneladas de plásticos terminan en nuestros océanos y mares, según un informe de la ONU sobre plásticos de 2018.
Con los discos desmaquillantes reutilizables no solo evitamos el consumo de algodón, uno de los principales cultivos y donde más pesticidas se usa, y de plásticos, sino que ahorramos dinero porque duran mucho, mucho tiempo.
El precio de este kit es de 7 euros en la web de Banbu.
Esponja de Konjac
Otra de las opciones para desmaquillarte y lavar tu rostro con productos 100% biodegradables es con una esponja vegetal de konjac. Si no has probado la esponja de Konjac de Banbu no sabes lo que te pierdes.
El konjac es una raíz de la planta con el mismo nombre y es 100% biodegradable. Nos enamora cómo deja la piel y el micromasaje que realiza en ésta.
Si no la has probado nunca, al principio sorprende su textura gelatinosa, nada que ver con las esponjas vegetales o las marinas, que permite ser usada por pieles delicadas.
Mientras la esponja está seca presenta un tacto duro, como las esponjas marinas, y al mojarse absorbe el agua y se convierte en una esponja suavísima y muy agradable de usar.
Puedes usarla con un poco de jabón para limpiar en profundidad la piel, sobre todo en estos momentos en los que el jabón natural es uno de nuestros mejores aliados.
Su precio es de 5,75 euros en la web de la marca Banbu y tiene un cordel para poder colgarla y que se seque adecuadamente.
Bastoncitos de algodón y bambú
Hace algunos años fuimos conscientes del tremendo problema que generan estos sencillos productos. Estamos acostumbrados a hacer de forma mecánica la mayoría de cosas sin preguntarnos el impacto que ello tiene en nuestro medio ambiente o en nuestra salud.
Nos han educado en la creencia de que todo lo que se vende es saludable, que todo lo que usamos y tiramos se gestiona, de que papá Estado se encarga de TODO.
¿Habéis visto alguna vez los bebés cuando empiezan a andar y bajan escaleras como locos mientras sus padres los sujetan para que no caigan? Pues el mismo nivel de conciencia tenemos caminando por la vida.
Y yo era la primera.
Hasta que un día empecé a mirar, mirar de verdad, el impacto de todo lo que hacía. Lo primero que pasó es que me deprimí (y en verdad me dieron ganas de mandarlo todo a la porra), pero no está en mi naturaleza. Cuando te quitas la venda ya no hay vuelta atrás.
El mar está lleno de bastoncillos de plástico que durarán mucho más de lo que estarán tus bisnietos en este mundo. Todos y cada uno de los trozos de plástico que han pasado por tu vida, desde el primer bastoncillo de algodón hasta la última bolsa de basura. Todos siguen ahí aguardando a tus descendientes para enfermarlos, convertidos en microplásticos por la acción del agua.
¿Te haces una idea de todos los plásticos que han pasado por tus manos? Pues casi todos ellos han acabado en el mar (según Naciones Unidas), donde les aguarda una larga vida.
En concreto los bastoncillos
Estos bastoncillos están hechos de bambú sostenible y algodón. El bambú es una de las pequeñas maravillas de la naturaleza. No es un árbol, sino una caña de crecimiento rápido. Es duro pero flexible y se ha convertido en una de las maderas más usadas por sus características antifúngicas y por su sostenibilidad.
Por eso la marca Banbu lo usa en sus productos, porque esta sencilla caña se perfila como la madera del futuro.
Esta caja de 500 bastoncillos de bambú con un precio de 7,5 euros no solo limpiarás tus oídos (siempre con delicadeza, claro), sino que mantendrás limpio el medio ambiente ya que son 100% biodegradables.
Pajitas de bambú
Y si los bastoncillos higiénicos son un problema, lo de las pajitas ya no tiene nombre.
No recuerdo las que han pasado por mi boca. De pequeña tomar coca-cola sin pajita no era lo mismo, de adolescente los cubalitros (minis en algunas ciudades) con los amigos no eran cubalitros si no había cinco o seis pajitas clavadas en ellos (y digo clavadas por la cantidad de hielos que ponían). Batidos, zumos, refrescos, helados… Me he bebido la vida en pajita.
Y jamás reparé en ellas. Nunca pensé qué pasaba con esos trocitos de plástico de usar y tirar. Hasta que lo vi.
No me llegó como una epifanía, sino que fue poco a poco, conforme leía más sobre tóxicos y plásticos y las desterré de mi vida. Pero reconozco que mola beber en pajita.
Por eso en casa hemos pasado de las de plástico a las de acero o madera como estas de Banbu que, además, van en su bolsita de tela con su limpiador y todo.
Además, las pajitas provienen de bambú Moso, el de mejor calidad de todos, y son cultivadas de forma sostenible y sin pesticidas ni otros insumos agrícolas tóxicos. Pero, es más, en Banbu se han asegurado de que solo provienen de tallos jóvenes que no se talan, es decir, se cortan y pueden seguir creciendo. ¿Entendéis por qué Banbu marca la diferencia?
El precio de estas pajitas es de 8 euros el pack de cuatro unidades de pajitas de bambú con su bolsa de algodón y su limpiador.
Pero si lo que te gustan son las pajitas de acero inoxidable que, además, las puedes meter en el lavavajillas, en Banbu las tienes por 8,50 el kit de 4 pajitas, tres curvadas y una recta, para que elijas la que más se adapta a tus gustos.
Como ves, el camino zero waste esta repleto de productos fantásticos con una vida más larga, más noble y con un impacto mucho menor en nuestro medio ambiente, y empresas como Banbu nos lo ponen tan fácil…
Cuéntanos ¿Cuál es ese producto con el que más te cuesta dar el salto al zero waste?