Hoy os queremos hablar de un anticelulítico ecológico desde un punto de vista radicalmente diferente.
El año pasado hicimos en redes una profunda reflexión sobre ese momento íntimo en el que dejamos de disfrutar de nuestro cuerpo, de nuestro ser, para empezar a ver sus carencias, defectos e imperfecciones.
Ese momento exacto de niñas en el que apreciamos, por vez primera, que somos demasiado algo o que carecemos de esto otro. Y siempre tiene que ver con nuestro aspecto externo.
Y nos parece normal.
Nos parece normal el rasero de belleza adolescente que se ha impuesto en nuestra sociedad en la que envejecer es un pecado, en la que las canas son una debilidad, las arrugas una desgracia y la celulitis la representación de la más absoluta de las imperfecciones digna del ‘Arggggg’ de las revistas que queman las alas del feminismo (mientras se llenan de lazos y se visten de morado a la menor ocasión como apoyo a una mujer a la que no dejan de someter y de cincelar para que entre en un molde esculpido por la conversión de la sociedad en un enorme mercado donde todo tiene un precio).
Y esto os lo digo hablando de un artículo sobre un anticelulitico ecológico.
¿Cómo te quedas?
Cualquiera que no me conociera pensaría que es una contradicción.
Pero cuando veáis el INCI de este producto lo vais a entender.
En el mercado podemos encontrar productos repletos de tóxicos enfocados a alisar la piel, a que los nódulos de grasa se afinen al tiempo que nuestra piel absorbe gran cantidad de ingredientes dañinos.
Y como claim esa bailarina adolescente, esa jovencísima mujer, esas pieles sin un ápice de grasa. Ellas son el modelo a imitar. Pieles a las que la vida aún no les ha regalado una estría, que no se han abierto en canal para dar vida, que simbolizan lo eterno en un estadio que, curiosamente, dura un instante.
Y nos dicen que eso es un modelo a seguir.
¿Te recuerdas a los 16 como un modelo a seguir? Porque yo me recuerdo como una cría que no sabía donde estaba su norte, llena de inseguridades, miedos e incertezas que bullían bajo una piel perfecta que, curiosamente, solo he sido capaz de ver lo bella que era pasados mis cuarenta.
Y nos lo creemos. Y empezamos una guerra, otra más, contra la imagen de espejo a la que queremos despojar de cada nódulo de grasa, de cada vena, de cada estría, de cada síntoma de lo que en nuestra sociedad se considera inadecuado, decadente, obsoleto y casi obsceno.
Nos han convencido de que si cambiamos a la mujer del espejo, todo cambiará. Y con cada producto terminado y cada promesa rota, nuestra autoestima cae un peldaño. Hasta el próximo anuncio.
Por eso la cosmética ecológica es radicalmente diferente, porque hace que te reenamores de ti, la única persona con la que vas a estar el resto de tus días, la única con la que compartes todo (y también la crítica más cruel de todas).
Usar cosmética ecológica es firmar un tratado de paz contigo misma, es prometerte que no te vas a maltratar, que te vas a cuidar, que te amas. ¡Que te amas!
Y tu piel, y cada una de tus células lo sabe, lo nota.
Por eso usar un anticelulítico ecológico es una declaración de amor en toda regla.
¡Ahí te has pasado, Nina!
Pues no. Más allá de las imágenes de adolescentes anunciando anticelulíticos y lo que subyace en esas campañas que solo manifiestan odio hacia la mujer, lo cierto es que la celulitis, no me cansaré de decirlo, es una enfermedad bastante preocupante.
Las mujeres, por nuestro rol biológico como primates acumulamos grasa desde la adolescencia para parir y amamantar a nuestros descendientes.
Puede que no quieras tener hijos, pero tu ADN que vive en las cavernas, redondeó tus contornos en la adolescencia, hizo crecer tus pechos para amamantar a tus crías y acumuló grasa en las caderas y muslos para poder criarlas en época de escasez.
Porque en las cavernas no había una nevera que abrir a placer repleta de comida cada día.
Hasta que después de la II Guerra Mundial las empresas y los gobiernos se subieron al carro del progreso creando millones de productos, miles de sustancias tóxicas nuevas que se testan día a día en nosotras (la propia Unión Europea reconoce que solo se han testado el 3% de los químicos que se producen y consumen en la UE en grandes cantidades).
Y nuestra grasa se ha convertido en un almacén de tóxicos. Porque la mayoría de los tóxicos son lipofílicos.
Junto con esos almacenes tóxicos tenemos una sociedad intensamente sedentaria (y te lo digo yo que me paso el día dándole a la tecla). Nuestro organismo no fue creado para estar sentado tras un ordenador, ni para aguantar de pie tras un mostrador.
Con el tiempo, la «alimentación» infame del siglo XXI y el sedentarismo, la grasa se va acumulando más y más. Una grasa blanda, que duele al apretarse, que hace que a penas se sienta al roce de una caricia.
Estancamiento, mala circulación, tóxicos, hinchazón… hijos de esta contradictoria sociedad en la que nos hemos criado.
Anticelulítico ecológico de Mayikas
Esos son los verdaderos peligros de la celulitis, y es lo que el anticelulítico ecológico de Mayikas te ayuda a eliminar.
Pero vamos a ver de cerca su INCI. Una composición con un 60% de ingredientes ecológicos que habla tanto latín que bien podría ser un tratado de botánica:
Aqua, Glycerin*, Sorbitan Laurate, Helianthus Annuus Seed Oil*, Olea Europaea Fruit Oil*, Caffeine, Macadamia Ternifolia Seed Oil*, Simmonsdia Chinensis Seed Oil*, Sulfated Castor Oil, Centella Asiatica Leaf Extract*, Carica Papaya Fruit Extract, Ruscus Aculeatus Root Extract*, Pyrus Malus Fruit Extract*, Panax Ginseng Root Extract, Corylus Avellana Leaf Extract*, Aesculus Hippocastanum Seed Extract*, Arnica Montana Extract*, Daucus Carota Sativa Root Extract*, Citrus Limon Peel Oil*, Cupressus Sempervirens Leaf/Nut/Stem Oil, Rosmarinus Officinalis Leaf Oil, Tocopherol, Mentha Arvensis Herb Oil, Thymus vulgaris Oil, Xanthan Gum, Levulinic Acid, Benzyl Alcohol, Dehydroacetic Acid, Benzoic Acid, Sorbic Acid, Potassium Sorbate, Sodium Benzoate, Citric Acid, Sodium Levulinate, p-Anisic Acid, Limonene, Linalool, Citral.
¿Cómo actúa este producto?
Lo primero que promete este anticelulítico ecológico de Mayikas es mejorar la oxigenación de la piel y eliminar líquidos y toxinas. Eso lo conseguimos gracias a los extractos de ginseng, ruscus y castaño de Indias, que mejoran la circulación y el drenaje linfático, así como el aceite de romero y ciprés que ayudan en este sentido y tienen una acción rubefaciente.
Para mí esto es lo más importante. Gracias a esa mejora de la circulación los nutrientes llegan de forma óptima a todo nuestro cuerpo y el drenaje linfático hace que nuestro organismo recupere esos mecanismos de autolimpieza y mantenimiento.
Algo muy importante en este momento es beber mucha agua. De por sí este producto ya nos hace eliminar muchas toxinas a través de la orina, pero como también vamos a eliminar grasa con tóxicos hemos de ayudar a nuestro cuerpo a hacerlo de la forma óptima, consumiendo muchas bebidas a temperatura ambiente o calientes, como infusiones, sin azúcares, claro.
De esta forma nos aseguramos que todos esos tóxicos estancados se eliminan correctamente. ¡Esto sí es una operación détox!
Lo segundo que notaremos al usar este anticelulítico ecológico es que la piel estará más lisa y con un relieve más uniforme. Al mejorar la circulación y el drenaje linfático nos desinflamamos, y notamos una gran mejoría en la piel, que no solo está más suave (mucho más) sino que estará descongestionada gracias a los extractos de árnica y avellano, mientras que la manzana y la glicerina aportan esa parte de suavidad sublime de la fórmula.
La acción lipolítica es la tercera de las propiedades de este producto. Así se deshacen los nódulos de grasa gracias a la zanahoria y la papaya, así como en la cafeína, que se encuentra en la parte alta del INCI. Por este motivo este cremigel no es apto para el uso de noche (si tienes hipertensión o hipertiroidismo, por favor consulta con tu médico antes de utilizarla), a no ser que quieras pasarla en vela, jajaja. No es para tanto, pero sí es mejor usarlo de día para favorecer la activación y dejar que de noche nuestro cuerpo se relaje y descanse.
Con esta potente fórmula se previene la formación de nuevos nódulos (y con ellos la mala circulación y el estancamiento) y se estimula la renovación titular gracias a uno de mis ingredientes preferidos de toda la cosmética: la centella asiática.
Con el anticelulítico ecológico de Mayikas no solo veremos la piel más lisa y suave, no solo nuestra imagen ante el espejo calmará a ese brutal crítico interno que tenemos, sino que lo importante aparece bajo la epidermis, donde nuestro cuerpo estará más libre de toxinas, su circulación mejorará, sus células dérmicas se renovarán optimizadas. Ahí reside el valor fundamental de un anticelulítico.
Y este cremi gel de Mayikas, de rápida absorción, de aroma suave y de resultados alucinantes nos ayuda a que nuestro cuerpo, a pesar de todas las trabajas tóxicas, esté a punto para los retos del siglo XXI.
Este anticelulítico ecológico tan increíble lo encuentras en la web de Mayikas.
Y tú ¿conocías las verdaderas razones para usar anticelulíticos?