Dos mil ochocientas treinta y dos. Ese es el número de mujeres fallecidas en 2020 por cáncer de mama en España y hoy os queremos recordar la suma importancia de usar un desodorante ecológico que no contenga tóxicos, porque puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
No voy a caer en la demagogia barata de pensar que todas esas muertes podrían haberse evitado si todas las mujeres usaran un desodorante ecológico.
Pero con una de ellas basta. Una sola mujer que no hubiera pasado por el calvario del cáncer de mama justifica todos los post y todas las investigaciones de este pequeño espacio para recoger todos los informes científicos que vinculan los tóxicos de los desodorantes con el cáncer de mama.
Porque el cáncer es una mierda. Así de claro. No es rosa, no está lleno de mujeres con pañuelos en la cabeza posando, ni de charms de lacitos en colonias, ni de carreras solidarias. El cáncer siempre está lleno de dolor, de llanto, de silencios, de mocos y maldiciones, de caída de dioses, de un aferramiento a un presente eterno, de un futuro invisible cosido a cicatrices, de espejos rotos y de soledad aún estando acompañada.
Porque el cáncer es una mierda. Así de claro. No es rosa, no está lleno de mujeres con pañuelos en la cabeza posando, ni de charms de lacitos en colonias, ni de carreras solidarias. El cáncer siempre está lleno de dolor, de llanto, de silencios, de mocos y maldiciones, de caída de dioses, de un aferramiento a un presente eterno, de un futuro invisible cosido a cicatrices, de espejos rotos y de soledad aún estando acompañada.
No conozco una familia a la que el cáncer, en cualquiera de sus horribles variedades, no la haya rozado, tocado o hundido.
Y los oncólogos se empeñan en poner el acento en el tratamiento. Y está genial. Pero las mujeres (y hablo por TODAS las mujeres del mundo) lo que no queremos es tener un cáncer. No queremos pasar por pruebas dolorosas e invasivas, no queremos ser radiadas y que la piel se nos quede como el cuero, no queremos ciclos de quimioterapia que nos resecan la boca, nos quitan las fuerzas y arrasan con nuestras ilusiones.
No queremos que se nos caiga el pelo a mechones ni que nos quiten el pecho. No queremos tener que enfrentarnos a un espejo y llorar, como si el alma se nos escapara por las costuras, por la imagen que el maldito cristal nos devuelve mientras los medios de comunicación se afanan en decirnos que la feminidad no radica en nuestros pechos mientras alimentan su alienadora máquina con mujeres de proporciones divinas y pechos que buscan a Jaque’s.
El resto del tratamiento del cáncer de mama en los medios de comunicación se reduce a chorradas teñidas de rosa y las investigaciones para encontrar la cura.
Pero nadie nos dice qué podemos hacer para evitar ese diagnóstico. Dicen que es genético, pero cuando el cáncer de mama crece a un ritmo anual del 3,2% no hay genética que valga.
Estilo de vida, alimentación, tóxicos. Ahí es donde está el foco, pero nadie quiere alumbrar para ver lo que llevamos años barriendo debajo de la alfombra.
Philippa Darbre, Christopher Exley, Nicolás Olea, Miquel Porta… Reputados expertos con currículos académicos y de investigación que llenan páginas de revistas científicas, con estudios revisados por pares, con una carrera investigadora que deja a la altura del betún a cualquier influencer, ya sea química, boticaria, pediatra o periodista.
Pero la realidad que ellos nos muestran es demasiado incómoda y la Unión Europea decide seguir de brazos cruzados en vez de poner en marcha el principio de precaución y prohibir todos los tóxicos que se vinculan con el cáncer de mama ¿Y si se equivocan y prohíben ingredientes que no causan cáncer? Sería un desastre para las empresas. Mejor quedarse quietos mirando cómo las cifras del cáncer crecen sin decirle a la población todo lo que ya sabemos sobre los tóxicos y el cáncer.
Pero la realidad que ellos nos muestran es demasiado incómoda y la Unión Europea decide seguir de brazos cruzados en vez de poner en marcha el principio de precaución y prohibir todos los tóxicos que se vinculan con el cáncer de mama ¿Y si se equivocan y prohíben ingredientes que no causan cáncer? Sería un desastre para las empresas. Mejor quedarse quietos mirando cómo las cifras del cáncer crecen sin decirle a la población todo lo que ya sabemos sobre los tóxicos y el cáncer.
Y sabemos la causa de cáncer de mama hormonal es el hiperestrogenismo. Porque nuestro cuerpo serrano de mujer describe una curva de estradiol cada mes. Empieza en un valle, asciende una montaña hasta el pico ovulatorio, y desciende de nuevo.
Los disrutptores endocrinos con acción estrogénica en nuestros cosméticos impiden ese descanso, ya que elevan el nivel de estrógenos en nuestro organismo. Día a día.
Porque lo cachondo de las hormonas es que son unos mensajeros tan eficientes como un ordenador. No piensan, no procesan, no deciden. Solo transmiten información. Y nuestras células nunca cuestionan los mensajes que llegan de ellas. Simplemente acatan sus órdenes.
No es un efecto acumulativo como los metales pesados. No es un efecto a largo plazo. Con que exista el contacto, existe el mensaje, existe la reacción. Es automática.
Parabenos, clorhidrato de aluminio, siliconas, ingredientes etoxilados, Piedra de alumbre, filtros solares químicos… Cada vez que usas cosméticos con estos ingredientes tus receptores hormonales de estrógenos reciben inequívocas señales provocadas por estos imitadores de nuestras hormonas naturales.
Y se ponen en marcha las reacciones oportunas.
Y las evaluaciones de seguridad cosmética se expresan en tantos por ciento, mientras nuestro estradiol reacciona a límites tan sensibles como partes por billón.
No sabemos por qué la Unión Europea no aplica ese principio de precaución con la cantidad de documentación científica que hay alertando sobre este tema, pero yo como periodista, tengo el deber de contarte esa otra verdad que no leerás en los periódicos y revistas, ni verás en los medios de comunicación que, por desgracia, se han convertido en rehenes de las grandes marcas, lo que les impide informar con imparcialidad ¡cómo van a renunciar a esas suculentas publicidades!
Por suerte, cada vez somos más las personas que no nos conformamos con lo que sale por los medios de comunicación convencionales y que buscamos respuestas más allá.
Y para nosotras hay un mundo entero por descubrir, como el del desodorante ecológico.
En este caso te quiero hablar del desodorante ecológico de la marca Florame, una de las marcas de cosmética que más nos gusta. En este caso se trata de su línea de desodorantes ecológicos en formato sólido, de los que disponemos de seis variedades que nos encantan.
Pero antes te comento que estos desodorantes contienen bicarbonato. Es el ingrediente más efectivo para combatir el olor corporal que conocemos (porque la piedra de alumbre es lo mismo que el clorhidrato de aluminio), pero para las pieles muy sensibles les puede molestar.
Aún así, cuando probé estos desodorantes pensé que no lo contenían por su suma suavidad. Los tienes con aromas (naranja, almendra, lima-limón, lavanda…) o especial para pieles delicadas sin aroma pero con larga duración.
Es una maravilla de producto. Muy suave con la piel, con cero aromas que lo hace apto incluso para personas con SQM, y con una larga duración. Para que no tengas que elegir, entre una piel sana o un olor corporal controlado.
Por último, el desodorante masculino es una maravilla. Con un sutil aroma a vetiver que lo hace muy unisex, este desodorante está especialmente pensado para ellos ya que combina el bicarbonato con el poder del carbón activo para una protección extra.
Te dejo el INCI para que lo admires ¡es una pasada!
Puedes encontrar todos este desodorante ecológico y el resto de la gama en la web de Bio-Nature.
Sin duda es una de mis apuestas ganadoras durante todo el año. Y si fueran en envase #zerowaste ya serían de 10.
Ahora ya no tienes que elegir entre la salud y el bienestar, porque con estos desodorantes ecológicos puedes tenerlo todo. Dejar de usar desodorantes tóxicos no te garantiza una salud de hierro. Siquiera que no vayas a tener un cáncer de mama.
Pero saber que estás haciendo todo lo que puedes por tu salud y la de tu familia y que participas de forma activa en ello es realmente empoderador.
Y tú ¿has hecho el cambio o aún aplicas tóxicos en tus axilas?