Según la Unión Europea, de las más de 2.500 sustancias químicas de uso común en la UE, sólo se ha evaluado el riesgo tóxico del 3% de ellos ¿volarías con una aerolínea que sólo comprobara el 3% de sus aviones?
En 2015 se produjo en el seno de la Unión Europea más de 235 millones de toneladas de químicos catalogados por la ECHA (Agencia Europea de los Productos Químicos) como tóxicos. Si llenáramos piscinas olímpicas con ellos y las pusiéramos en fila unirían la ciudad de Córdoba con la de Helsinki en 4.100 kilómetros de una interminable sopa tóxica.
Algunos de esos tóxicos, como los disruptores endocrinos, causan importantes alteraciones en nuestro sistema endocrino, desde infertilidad hasta cáncer de próstata y mama, diabetes infantil, obesidad, autismo, problemas coronarios, Trastorno del Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), dolencias autoinmunes, endometriosis…. Afectan especialmente al feto, niños y adolescentes. Su papel en la infertilidad humana es destacable.
Muchos de estos disruptores son estrogénicos, es decir, imitan el comportamiento de las hormonas sexuales femeninas y su acción es efectiva en cantidades tan pequeñas partes por millón. Por ejemplo, el estradiol es tan efectivo que actuaría incluso si se encontrara en una parte por billón. Esto sería como un gin tónic con una gota de tónica en 660 vagones cisterna de ginebra. El tren mediría 10 km de largo. Los parabenos, por ejemplo, son disruptores estrogénicos.
Otros ingredientes son cancerígenos, neurotóxicos, bioacumulativos (se acumulan en nuestros órganos y grasa convirtiéndolos en almacenes tóxicos sin que nuestro cuerpo sepa cómo eliminarlos), alérgenos o tóxicos para la reproducción humana.
Según la Unión Europea en 2017 se produjeron y consumieron en la UE 280 millones de toneladas de químicos catalogados como tóxicos.