Desde tiempos inmemoriales las féminas han pintado su piel para estar más bellas, desde el famoso khol de Cleopatra, hasta las blancas pieles de las cortesanas francesas de Luis XVI, pasando por las Geishas japonesas… Algunos de los maquillajes eran rituales, pero otros estaban únicamente enfocados a resaltar la belleza de las mujeres. Ya en el siglo XIX se empieza a extender el uso de cosméticos con las tradicionales ventas ambulantes de ungüentos, bálsamos y cremas de belleza. En 1880 nace el primer rouge de labios, realizado con manteca fresca, cera de abeja, raíces de orcaneta roja como colorante y uvas negras. Con estos materiales se formaba una pomada, que no producía efectos secundarios, sólo embellecía la sonrisa.
Tres años más tarde nacería la mujer que elevaría la moda y la cosmética a otro nivel. Gracias a Coco Chanel el maquillaje estaba en boca de todas las mujeres. Las de la alta sociedad compraban los carísimos cosméticos de las firmas parisinas, mientras que las más modestas se conformaban con soñar siquiera con probarlos.
Pero no sería hasta la época de las Pin Up cuando la democracia llegó a la cosmética. Una verdadera eclosión llevó el maquillaje a todos los rincones del planeta y las mujeres de todas condiciones sociales pudieron comenzar a utilizar estos productos que, envueltos en sus pequeñas cajas, se han convertido en uno de los objetos más reverenciados de nuestra sociedad. ¿Quién no recuerda haber jugado con el maquillaje de mamá? Yo, a mis 37, sigo cotilleando en su neceser cuando voy a su casa para ver las novedades…
De esa incipiente cosmética decorativa, poco a poco, los maquillajes fueron incorporando más propiedades. No bastaba con cubrir la cara. Había que hidratarla. Y luego quitaron las arrugas y disimularon las rojeces, eliminaron los brillos y cerraron los poros. Las hicieron resistentes al agua y al sudor, añadieron factor de protección solar y las envolvieron en preciosos botes. Y vieron que era bueno…
Pero ¿realmente son tan buenos los maquillajes? Es indudable la cantidad de cosas que promete (y en algunos casos cumple) un solo producto pero ¿podemos estar seguros al 100% de la inocuidad de lo que contiene ese frasquito, cuyos ingredientes están en minúsculas etiquetas que tenemos que desplegar y leer con una lupa de 20 aumentos? Ya os lo digo: NO.
Pero como me gusta ahondar en la herida, iremos desglosando algunos de los ingredientes más comunes en las bases y en los polvos de maquillaje para que saquéis vuestras propias conclusiones.
Lo más importante es saber que los maquillajes, y la mayoría de cosméticos, están hechos de emulsiones de pigmentos con aceite, con agua y aceite y, las últimas apariciones que han copado el mercado, con agua y silicona (derivadas del silicio o, en la mayoría de casos, del petróleo).
Si leemos atentamente el INCI de un cosmético podemos encontrar varios ingredientes comunes a la mayoría de ellos.
Ingredientes comunes en los maquillajes
Siliconas: Hace unas semanas hice varios post dedicados a estos componentes para hablar de ellas largo y tendido. Están presentes en caso todas las bases de maquillaje bajo diferentes nombres. Los más comunes son Cyclopentasiloxane (en muchos INCI va incluso por delante del agua, como en el MAC Pro Longwear Concealer), Dimethicone, Cetyl PEG/PPG-10/1 Dimethicone (el primer número indica el número de moles o unidades de óxido de etileno y el segundo el número de moles de óxido de propileno), Trimethylsiloxylicate (muy común en la marca MAC), Methicone, Dimethicone Crosspolymer, Quaternium-80… Como ya dije en los anteriores post, las siliconas no me gustan. Primero porque casi todas son derivadas del petróleo, segundo porque las que no lo son, son pesadas y sólo se eliminan con el uso de los irritantes sulfatos y tercera porque las solubles en agua (los PEG derivados del petróleo) son aún peores, ya que son compuestos etoxilados.
Algunos de los PEG (podéis leer una lista con casi un millar) pueden llevarnos a confusión porque van seguidos de ingredientes totalmente inocuos, por ejemplo:
Y un largo etcétera. En todos los casos se ha usado como base el ingrediente nombrado (aceite de oliva, aceite de ricino, lanolina, cera de abeja), pero se han sometido al un proceso de etoxilación, por lo que su inocuidad se ha convertido en iniquidad, al contener trazas de Óxido de Etileno y/o 1,4 Dioxano, probados cancerígenos prohibidos por la UE como ingrediente ¡pero no como residuo!
Otros compuestos etoxilados son los acabados en -eth, como el Steareth-20 o el Laureth-7 del ejemplo de abajo de una base de Yves Rocher.
Derivados del petróleo: otros de los ingredientes más comunes en nuestras bases de maquillaje son la parafina, isoparafina, parafina líquida, vaselina, aceite mineral, cera microcristalina, ozokerite, ceresin… Más de doscientos derivados del petróleo podemos poner en nuestra piel. También dedicaré un post más exhaustivo a estos ingredientes, pero, al igual que las siliconas, crean una capa sobre la piel que la deja brillante y con una sensación de humedad que nos da a entender que la piel está hidratada, pero no es así.
Phenoxyetanol: es un peligrosísimo bactericida y lo llevan casi todos los maquillajes. Tanto es así que la Agencia de Salud de Francia emitió el pasado año un comunicado para que se redujera los niveles del mismo en las toallitas de bebé dada su toxicidad. En cuanto a los adultos, se reconoce que es una sustancia bioacumulativa y que se metaboliza a través del hígado y se absorbe por vía oral y cutánea, pero con eso nos quedamos. La comunidad científica ya ha advertido del riesgo de su uso, pero su regulación, como todo en la UE, es tan tibia que me deja fría.
Desgraciadamente, el uso de fenoxietanol está aumentando en nuestros cosméticos debido a la merecida mala prensa de los parabenos, pero, como dice mi santa madre: ‘salimos de Málaga para meternos en Malagón’, y muchas marcas lucen su paraben free en las etiquetas mientras esconden en su INCI este otro peligroso (pero aún desconocido) inquilino.
Parabenos: De momento no hay nada nuevo más que lo que dije en los post dedicados a estos conservantes. Bencilparaben, Etilparaben, Metilparaben, Propilparaben, Isopropilparaben, Isobutilparaben, Isopropilparaben. En algunas bases puede haber hasta cuatro o más parabenos, y no todos ellos hacia el final del INCI…, como en esta de Kiehl’s, una de mis ex marcas de cabecera y de las que me duele tremendamente prescindir…
Methylisothiazolinone (MI): este es otro de los conservantes que podemos encontrar en los productos cosméticos paraben free. A pesar de que sobre todo se usa en cremas para el cuerpo y cabello, también está presente en muchos maquillajes, sobre todo los dedicados a zonas tan delicadas como los ojos. Está incluida dentro de la lista de sustancias prohibidas y limitadas en Canadá dado el altísimo número de reacciones alérgicas que está habiendo en los últimos años a este ingrediente.
Formaldehído. Es un potente conservante y reconocido carcinógeno (calificado dentro del Grupo I como carcinógeno para humanos por la International Agency for Research on Cancer -página 430-), además de provocar otras muchas dolencias como dolores de cabeza, articulares, envejecimiento prematuro de la piel, alergias. Su uso esta prohibido en cosmética pero todavía se permiten muchas sustancias susceptibles de liberar formaldehído (al entrar en contacto con otras sustancias de las fórmulas cosméticas). Algunas de estas sustancias son el Bronopol, Imidazolidinyl urea (no confundir con urea a secas, que es totalmente inocua), Diazolidinyl urea, Polyoxymethylene urea, Dimetil oxazolidyne, Quaternium-15 y totas aquellas sustancias con un DM delante, como DM Hidantoína.
BHT o Butylated Hydroxytoluene: otro conservante basado en el tolueno. Es un importante alérgeno y hay evidencias de ser un carcinógeno, según los estudios de Haris G y Colin T. Se encuentra en muchas bases de marcas muy prestigiosas, como la Diorskin Nude BB Cream, o el Marc Jacobs Beauty Remedy Concealer Pen.
TEA o Triethanolamine: es un fuerte surfactante y un ajustador del Ph. Usado como emulsionador en las bases de maquillaje, este ingrediente puede liberar nitrosaminas (las famosas de los productos Deliplus que retiraron), que son probados carcinógenos. Algunas bases como la Face and Body de Makeup Forever la lleva.
Como os he comentado más arriba, los maquillajes, tanto líquidos como compactos o en polvo, cada vez tienen más funciones que la meramente decorativa y ahora muchos de ellos incorporan filtros solares para responder a la preocupación de los ciudadanos por los daños de nuestro Astro Rey. Los más comunes son el Ethylhexyl Triazone y el Ethylhexyl methoxycinnamate, pero la lista es mucho más larga. Como en verano hice un post sobre solares no me extiendo: aquí podéis leer los filtros químicos y las características de cada uno de ellos.
Fragancias sintéticas. Dentro de la palabras parfum/fragance que podemos encontrar en la etiqueta de casi todos nuestros cosméticos se encuentra un auténtico mundo de sustancias que los consumidores no tienen la posibilidad de conocer. La mayoría de los perfumes y fragancias contienen ftalatos, uno de los disruptores endocrinos más comunes en cosmética, junto con los parabenos, y de los más peligrosos. Pero no son las únicas sustancias peligrosas en nuestros perfumes. Desgraciadamente Marilyn Monroe se acostaba todas las noches con una gotita de veneno en los pulsos…
Hasta aquí la lista (podría ser mucho más larga, pero he intentado poner los ingredientes mas comunes) de los ingredientes dañinos que componen la mayoría de las bases de maquillaje líquido, polvos compactos y libres. Las prebases suelen ser más simples, como esta de Sephora que sólo contiene siliconas y parabenos (poco ingrediente pero todo malo, claro), pero de prebases y correctores hablaremos en otro momento…
Os espero en el siguiente post en el que hablaré de lo que hace de una crema corriente un maquillaje excelente: los pigmentos ¿o pensabais que se me había olvidado? Y os contaré por qué la cosmética ecológica ¿nunca? tendrá la paleta de sombras de MAC ni el rouge de Chanel…