Dicen que el poder de la maternidad es infinito. En Orgànics Magazine lo comprobamos día a día conociendo marcas tras las cuales hay una mamá y un bebé. Y en algún momento de la historia las adivinamos llevándose las manos a la cabeza al descubrir incrédulas la cantidad de tóxicos que se esconden tras sus cosméticos.
Kartika Luyet se llevó las manos a la cabeza antes de alumbrar a su pequeño Kelian y empezó a buscar cosmética más saludable para cuidarse. Sin embargo no encontró ninguna laca de uñas que cubriera sus altas exigencias, ya que como modelo acostumbraba a lucir las más impecables uñas. Y dejó de usar las lacas de uñas mientras en el horizonte se perfilaba la marca Kure Bazaar que con sólo cuatro años en el mercado se codea en las pasarelas internacionales con las marcas de lujo tradicionales.
Kure Bazaar: una fórmula 4-free
[adicional text=»Con un 85 por ciento de ingredientes naturales entre los que destacan la pulpa de madera, el algodón y el maíz, lo que conlleva una reducción considerable de los ingredientes sintéticos, así como de los tóxicos más comunes en los esmaltes, convirtiéndolos en una fórmula four-free libre de tolueno, folmaldehído, canfor y dibutil ftalato»]
Con un 85 por ciento de ingredientes naturales entre los que destacan la pulpa de madera, el algodón y el maíz, lo que conlleva una reducción considerable de los ingredientes sintéticos, así como de los tóxicos más comunes en los esmaltes, convirtiéndolos en una fórmula four-free libre de tolueno, folmaldehído, canfor y dibutil ftalato.
Pero lo más sorprendente de todo es la cobertira, el brillo, el acabado y la duración de estos esmaltes. Si con el 85% de ingredientes naturales se puede conseguir productos con este colorido, dureza y brillo ¿qué hacen el resto de marcas que no se lanzan al mundo bio?
En Orgànics Magazine hemos probado algunas de sus más de sesenta referencias y reconocemos que hemos tenido demasiados problemas para elegir los colores. La gama es tan amplia y los colores tan acertados que era misión imposible…
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Además esta vez para hacer la review no hemos estado solas, ya que hemos contado con unas colaboradoras muy especiales. Desde nuestra más tierna infancia nuestra casa ha sido el centro de reunión de sesiones de manicura de las que nuestra madre ejercía como anfitriona, sesiones que comenzaron en casa de nuestra abuela cuando no éramos más que dos pingos que embobadas mirando a aquellas mujeres acicalarse pedíamos que nos pintaran las uñas, así que para nosotras ha sido un gran honor que los esmaltes de Kure Bazaar hayan sido los protagonistas de una de esas sesiones en las que desde hace más de treinta años se visten las uñas alrededor de una conversación, unas risas y un café con sacarina.
Y los resultados del test no podían ser mejores. Todas quedaron encantadas. Primero usaron la prebase, luego dos capas de color y, por último, el dry finish que, además de aportar brillo y dureza al esmalte, hace que se seque antes.
Estos esmaltes son excepcionalmente duros y el brillo se mantiene intacto días y días. La duración también nos ha sorprendido porque las uñas tardan más en empezar a pelarse que con otras marcas ecológicas (e incuso que la mayoría de marcas convencionales) y cuando lo hacen no saltan en grandes trozos, sino que se van quitando poco a poco, como si se desgastaran por el final de la uña con el roce, por lo que permite un retoque de urgencia para continuar manteniéndolas impecables unos días más.
Otra de las cosas que nos ha gustado mucho es la base clean, que es una base totalmente mate pensada para las chicas a las que no les gusta llevar las uñas pintadas, así como para los hombres, pero sí quieren tenerlas cuidadas y tratadas, sobre todo para evitar estrías en las mismas y fortalecerlas. Además con esta base los esmaltes nos parecía que duraban un poquito más, ya que es la que elegimos para la mano derecha y siendo diestras nos ha durado más el esmalte en esta mano que en la izquierda.
Si tuviéramos que sacarle un pero a esta marca (vale que sean dos) es que el pincel de los esmaltes nos parece excesivamente pequeño, nos hemos acostumbrado a los de lengua de gato que con una pasada nos pintan la uña y estos más tradicionales ya se nos antojan chiquitines… Y el segundo es un pecado que tienen todas las lacas de uñas, las bio y las no bio, y es el uso del filtro solar benzophenone-3 que es un disruptor endocrino. Suponemos que lo pondrán para que los esmaltes no amarilleen la uña, pero… Es un pecado que deberían dejar de cometer todas. Eso sí, nos arriesgamos a tener las uñas un poco amarillas, pero seguro que con algún blanqueador a base de ácico cítrico como nuestro querido limón podríamos corregirlo…
El precio de estas pequeñas maravillas de infinitos colores y divinas colecciones es de 16 euros en Cosmethics.