Hoy queremos hablar de una forma diferente de colorear nuestro pelo y sobre la que muchas tenéis dudas: los tintes de henna y, en concreto, la marcaRadhe Shyam.
Las que nos seguís sabéis que tenemos una piel muy sensible. Al igual que muchas de vosotras hemos probado muchas marcas de coloración, incluso las de farmacia y sin amoníaco, pero ninguna de ellas nos iba bien. Si el color era el adecuado, era muy agresivo y nos quemaba el cuero cabelludo. Si era más suave con la piel, los colores eran muy apagados. Si todo era perfecto lo que fallaba era la duración o el odiado efecto raíz… Siempre encontrábamos mil pegas. Y en la peluquería las cosas no eran mejor: los baños de color duraban un suspiro y los tintes no quedan nunca como pensamos. Un día decidimos probar un nuevo tipo de coloración: la henna, y sin saber demasiado del tema nos hicimos con una cajita de este producto que se ha convertido en uno de nuestros productos de coloración preferidos.
Opiniones de Tintes de henna Radhe Shyam
La henna se extrae de la hoja seca de la Lawsonia Alba, y ya se utilizaba en la Edad de Bronce (hace la friolera de 5000 años), y también hay datos de su uso en la Roma antigua, en Siria y Egipto antiguos. El color original de la henna es rojo, por lo que las otras variedades de henna se realizan con mezclas de diversas plantas, mientras que la henna para cabellos rubios y la neutral (que es como una cura intensiva para el cabello) o sin color no contienen henna en realidad, sino Cassia Auriculata.
Durante muchos años ha habido controversia ya que para hacer la henna negra y para los tatuajes de la piel se le añadía un compuesto que hoy está prohibido en muchos países, la parafenilendiamina o PPD, un compuesto químico responsable de múltiples alergias y sensibilizaciones a este y los compuestos de similares características (como los derivados del ácido paraminobenzoico -PABA- del que hablábamos en el post de los solares, o los tintes negros de la ropa, por citar algunos ejemplos).
Sin embargo, esta henna y otras hennas bio están totalmente exentas de estos compuestos químicos, ya que sólo contienen hierbas.
La presentación de estos productos suele ser de tres formas: en polvo (como la de Radhe Shyam), en líquido (como la de Logona y también Radhe Syam) y en pastilla (como la de Lush). Hoy vamos a hablar de la que hemos usado, que es la de Radhe Shyam en polvo (en bote también la he probado pero es demasiado líquida para mi gusto).
Lo primero que encontramos es una bolsa con un polvo verdoso. Se debe poner con agua tibia en un cuenco de porcelana o cristal (nunca de metal para los tintes, por favor, y menos si son químicos). Se trabaja la mezcla hasta conseguir la textura deseada (como un yogur más o menos). Se aplica en el pelo, se envuelve con el gorro de plástico que trae la caja y se deja reposar entre dos y tres horas. Se enjuaga y listo.
Esa es la teoría. La práctica es bastante más engorrosa. Primero porque la pasta no queda suave como la de los tintes químicos. Recordemos que son hierbas pulverizadas y al ponerlas con agua quedan como un barro. Si añades mucha agua se escurre por la cabeza y si pones poca cuesta mucho extenderlo, hasta que le pillas el truco, como todo. Además, le añado aceites para que quede más suave y para que cuide aún más mi pelo, pero si quieres un tono muy intenso prescinde de los aceites para que el producto penetre bien en la fibra capilar.
Es muy importante poner crema hidratante (una buena capa) en la piel que no queramos colorear, como las sienes y otras zonas cercanas al nacimiento del pelo que tienen vello fino pero que si no tapamos con crema se colorearán, vamos como en los tintes ‘normales’. Tras la aplicación sólo nos queda esperar. Cuanto más esperemos más intenso será el color.
Al cabo de las dos o tres horas enjuagamos el cabello con cuidado de no manchar demasiado la pila o la bañera. La primera vez que la usamos quedó tan estropajoso que pensamos que se había quemado. Pero no. Cuando logras enjuagar todo ese barro ya notas la magia de la henna. Bajo el agua el brillo del pelo es tan espectacular como en los anuncios de champús.
Después de enjuagar el pelo y que el agua salga limpia puedes aplicar alguna crema hidratante.
Luego sólo nos queda secar el pelo y admirar lo precioso que ha quedado. El pelo queda brillante como jamás, se cubren las canas perfectamente (si tienes muchas puedes aplicar primero el tono índigo, pero cada marca tiene su protocolo) y, lo más importante para nosotras: no hay efecto raíz. El color se va perdiendo poco a poco y, aunque cuando crece el pelo sí se nota la diferencia, parece más bien como unas mechas californianas, ya que no hay corte brusco, sino un degradado. Es maravilloso porque te permite tintarte el pelo cuando quieres o, simplemente, dejarlo crecer.
Esa ‘magia’ se debe al ácido hennotanico contenido en la henna, que cubre y protege las hebras capilares, mientras que los químicos las deterioran para penetrar en ellas. El efecto acondicionador de la henna puede obrar hasta por un mes después de su aplicación. No sólo tiñe el cabello sino que además lo protege contra los productos, las temperaturas y la resequedad, por eso el pelo luce tan bonito y brillante día tras día. Incluso las que tengan el pelo medio ondulado como yo notarán que está mucho más hidratado y el rizo sale mucho mejor.
Ni que decir tiene que los colores más claros que nuestro cabello natural no se van a notar ni de lejos como los tintes químicos. Si eres morena nunca vas a poder ser rubia con la henna. Puedes acentuar el rubio o aclararlo un poco. Dar reflejos caobas a un castaño o hacer que tu rubio dorado se convierta un rabiante pelirrojo. Un advertencia muy muy importante. La henna y los tintes químicos no se llevan bien. Si te aplicas henna en un pelo teñido no pasa nada, porque ya no queda restos de los productos químicos que usaste para teñirte pero nunca, jamás, te apliques un tinte químico si llevas henna en el pelo. Ni de farmacia, ni medio eco, ni nada. La henna sólo se lleva bien con la henna. Por lo tanto frente al color que no nos gusta: henna de otro color. Frente al pelo que crece y ya no queda tan bonito el color: henna. Frente al me ‘he cansado quiero variar’: henna o esperar. Nada de tintes ni mechas. Nada de química en el pelo. ¿Puedo hacerme una permanente o un alisado japonés? Absolutamente NO. Eso también lleva productos químicos agresivos.
Aunque os parezca increíble Radhe Shyam es una empresa catalana que lleva muchos años en el mundo de la cosmética con henna (su punto fuerte) y ha extendido su actividad a otras áreas cosméticas. A pesar de lo exótico de la caja, del nombre y del producto me da mucha confianza saber que son españoles ya que, si tengo alguna duda, puedo contactar con ellos más fácilmente que si fuera una empresa de la India, como aparenta por el precioso dibujo de la caja.
Aquí los precios varían mucho. En mi herbolario me cuesta 4,5 euros, pero los he visto por Internet a 2,5 euros.
Sin duda recomendamos el uso de la henna. Al 100%. Pese al engorro de la aplicación, pese a no poder usar tintes químicos luego. El pelo queda sublime, el color brillante (eso si, la gama es muy limitada), el cuero cabelludo no sufre nada en absoluto. Eso sí, si eres de las que le gusta cambiar radicalmente de color cada cuatro meses… este no es tu producto.
Aquí os dejamos otro artículo donde hacemos una selección de las mejores hennas naturales para el pelo.
Bueno, esperamos que este breve artículo os sirva a algunas para dar el salto hacia esta maravillosa coloración. Vuestro pelo y vuestro bolsillo lo agradecerán.